Hace un año la vida nocturna en la Ciudad de México se encontraba en su mejor momento, tanto en variedad como en precios. El clima, además, cerca ya la primavera, atraía hasta altas horas de la noche, a una amplia clientela a las viejas cantinas, cafés y pequeños bares del centro histórico de la capital. Pero bastó una pandemia para que cientos de negocios estén en crisis, al borde de la quiebra poniendo en riesgo miles de empleos.
En los últimos 12 meses, solo en el Centro Histórico han cerrado cien bares y cantinas, incluidos negocios históricos con hasta 150 años de antigüedad.
“Muchos negocios además antiguos que tenían toda la vida funcionando en el Centro Histórico, que ellos mismos anunciaban en sus letreros 100 o 150 años funcionando, cierran porque no resisten la presión, porque aunada a la presión económica de todo lo que hay que pagar para llevar a cabo, para tener a flote un negocio, no hay clientela”, dijo en entrevista Melissa Arzate, encargada de Hostería La Bota.
En el primer semáforo epidemiológico Naranja se les dio la oportunidad de reabrir sus establecimientos con la condición de vender bebidas alcohólicas con alimentos, lo que implicó para muchos de ellos inversiones entre 200 y 250 mil pesos.
“Los bares, la vida nocturna nace como tal; no nace para dar un servicio de cocina, entonces no estás equipado con cocina, nuestras mesas de bar son muy diferente a las mesas de restaurante. Entonces habría que adaptar mobiliario y muchas cosas” señaló el presidente del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Bares, Discotecas y Centros Nocturnos (AMBADIC), Helking Aguilar.
Sin embargo, el último número de hospitalizaciones en la capital durante el último trimestre del 2020, provocaron el regreso al semáforo rojo y con ello la corta duración del programa Reabre.
“Sucedió algo que nosotros no pudimos calibrar en toda su dimensión y afectó mucho a los negocios. ¿A qué me refiero? Al hecho de que a los establecimientos se les permitió abrir pero, por otro lado, a la ciudadanía se le diga que no puede salir” mencionó Antonio Calera, encargado de Hostería La Bota.
“Esta poca gente que hizo la inversión pues evidentemente se fue todavía mucho más rápido a la quiebra”.
La Ciudad de México está nuevamente en semáforo color Naranja. Y aunque en el área que abarca calles como Bolívar, Isabel la Católica, Mesones y Regina, comienza a notarse otra vez movimiento pasadas las 6 de la tarde, no es igual que el año pasado. Estos negocios tienen ahora limitado el aforo y el horario de funcionamiento. Además, comentan los propietarios y responsables de los lugares, la gente no gasta tanto.
La AMBADIC ha sostenido pláticas con el Gobierno capitalino para reactivar este sector, pero las autoridades solo ofrecen la opción de colocar mesas al aire libre.
“No hay manera de que pueda funcionar así un bar sin molestar a los vecinos; sin ser al final un tema de exceso de inseguridad y sobre todo que por ser de noche, en estas temporadas de frío pueda funcionar el lugar”, sostuvo Helking Aguilar.
ledz