Parque Totláli: el efecto mariposa de Zumpahuacán

Edición de Fin de Semana

Funciona como un centro de operación para investigadores, un espacio para la educación ambiental y el ecoturismo al rescate ancestral de plantas y animales de la región sureste.

“Fue impresionante encontrar la selva tropical seca”, señalan. (Mario Benítez)
Mario Benítez
Toluca /

“El aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” dice un proverbio chino. Así, lo que comenzó como un interés por conservar y reproducir una especie de mariposa nativa de los bosques del sureste mexiquense, terminó convirtiéndose en un ejemplo a nivel nacional en lo que a la lucha por la diversidad se refiere. 

Ubicado en el municipio de Zumpahuacán, el parque ecológico Totláli es un espacio natural que ha logrado conjuntar el trabajo de especialistas en temas de conservación y diferentes instancias de gobierno para llevar a cabo verdaderas acciones a favor del medio ambiente.

Carolina López Gómez, veterinaria de profesión y directora general de este sitio afirma que el proyecto nació en 2018, pues su padre se interesó por la conservación de una especie de mariposa endémica, pero que se extendió hacia el estudio de otras especies de plantas y animales que están presentes en la zona.

Actualmente, funciona como un centro de operación para investigadores, un espacio para la educación ambiental, la promoción de la agroecología y el ecoturismo, donde se busca también rescatar y resguardar el conocimiento ancestral sobre plantas y animales de la región. El parque ha logrado una sólida vinculación con instituciones educativas como la Universidad Autónoma del Estado de México (Uaeméx), así como con la Autónoma Metropolitana (UAM) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), con las cuales se han puesto en marcha diversos proyectos que están relacionados con la etnobiología.

Gracias a este enfoque, un grupo de biólogos encabezados por la Doctora en Ecología Beatriz Rendón Aguilar han comenzado a trabajar en las comunidades cercanas a Zumpahuacán para diversos proyectos. Rendón Aguilar es una de las especialistas más reconocidas en México en temas de etnobotánica y se ha integrado al proyecto de investigación que tiene como base de operación el parque y se está a cargo de las investigaciones de la UAM.

Comprometida y preocupada, la doctora Rendón asegura que es fundamental estudiar la relación de los grupos humanos con las plantas, la forma en que se aprovecha el monte y el uso que se le da a estos recursos, desde la alimentación, la medicina tradicional, los rituales y los sistema agrícolas tradicionales. Esto nos comentó:

¿Cuál es su labor dentro del proyecto?

Entramos para estudiar los procesos que se establecen aquí en Zumpahuacán, entre las comunidades y su entorno, específicamente la relación de los grupos humanos con las plantas, es decir, la etnobiología, el aprovechamiento y uso de las plantas desde el medicinal, comestible y ritual.

¿Qué descubrió?

Para mí fue impresionante encontrar la selva tropical seca. Aquí hay mucha similitud de especies que yo había visto en Guerrero y en Jalisco; así vi la complejidad en la distribución de las especies. Las conexiones que hay entre ellas, los nombres y los usos de esas plantas son los mismos que yo registré en esos dos estados de la república. Además, en esta zona podemos ver un sistema agrícola tradicional denominado Tezcalera, el cual consiste en cultivar maíz o agave entre afloramientos de rocas calizas, en pequeños espacios en los que se acumula un poco de suelo y donde es imposible utilizar arados o tractores.

En medio de una milpa asentada en una ladera, la investigadora de la UAM habla acerca de proceso de cambio tecnológico que se experimentó en la década de 1950 en toda la agricultura mundial. Incluyó la incorporación y uso extensivo de insumos químicos para el control de plagas y enfermedades, “el cual se implementó en México a partir de 1960 de manera descontrolada generando grandes daños a los diferentes ecosistemas”.

¿Qué pasa con el uso intensivo de fertilizantes y herbicidas?

Tenemos que entender los procesos de transformación de la naturaleza; históricamente en el mundo ha habido problemas de producción de alimentos. La gente cree que el trabajo tradicional en la tierra no permite obtener grandes volúmenes de producción; eso es un error, lo que se busca es un manejo sano de la tierra a través de policultivos, los cuales garantizan la salud de los ecosistemas y la productividad.

El problema es que el campo siempre ha estado abandonado y para el campesino resulta más barato usar agroquímicos que contratar peones, quienes garantizarían un mejor combate a las plagas y enfermedades.

¿Cuál es el el impacto de estos químicos?

Está demostrado que el uso de herbicidas cambia la composición de la biodiversidad, y eso afecta a los polinizadores, los dispersores y a las aves, entre otros; por ejemplo, es evidente que hay una disminución importante de las poblaciones de abejas. Esta afectación es un efecto directo del uso de agroquímicos, los cuales matan no sólo a insectos sino también a plantas que crecen en las milpas; al eliminar a estos organismos, aumenta la posibilidad de que se presenten más plagas.

El daño también impacta al suelo y contamina el agua. Si dejamos de usar estos productos posiblemente durante un año o dos se presenten pérdidas en los cultivos, pero después la evidencia nos muestra que se pueden recuperar de forma natural.

¿Qué opciones tienen los campesinos?

Se necesitan hacer más estudios agroecológicos para mostrarle a los campesinos que se puede cultivar la tierra sin la necesidad de usar venenos que afecten el ecosistema, aquí estamos haciendo cosas experimentales. Les pedimos a los campesinos que nos presten terrenos donde ellos crean que sin el uso de herbicidas o pesticidas no se puede lograr una cosecha, los trabajamos uno o dos años dejando que crezcan las hierbas y hacemos todo con trabajo manual, así les demostramos que regresando a la práctica del policultivo se garantiza la salud y la productividad de los suelos.

¿Qué opina de Sembrando Vida?

Los gobiernos no han tenido la sensibilidad de buscar opciones. Este programa tiene muchas limitantes; no es lo que esperábamos, ya que condiciona al campesino para sembrar determinados tipos de plantas que no corresponden muchas veces a la zona geográfica donde se quieren introducir: en lugares de producción forestal han llegado los funcionarios con semillas para zanahorias. Se induce la producción de especies que no se necesitan, lo que genera el desplazamiento de cultivos básicos, como el maíz. El programa no está funcionando bien porque además no le dan un seguimiento puntual al campesino ni a los cultivos.

¿Hay viabilidad para el campo mexicano?

Hay mucho potencial, el campesino mexicano no se muere de hambre, pero se tiene una visión muy local. A la gente no le preocupan los efectos secundarios que causa el uso de herbicidas; hay muchos productos que fueron prohibidos en Europa y Estados Unidos. Aquí seguimos usando venenos como el Furadán o glifosato, el cual es comprado por el gobierno mexicano para después dárselo a los productores de manera indiscriminada.

Hay que preguntarles a las comunidades qué les hace falta para incrementar la producción. Deben darse los espacios a cada tipo de producto agrícola, hay que darles un respaldo a los campesinos, ya que sus cosechas dependen de muchos factores, como la presencia de lluvias, también se debe dar seguimiento a los apoyos que se otorgan.

¿Puede garantizarse el abasto de alimentos sin químicos?

Yo pienso que sí, pero se requiere de un trabajo muy sistemático: orden por parte del agricultor. El ejemplo es claro: antes de los años ochenta, México exportaba granos y el uso de estos productos no estaba tan arraigado entre los campesinos.

Se tenía la capacidad de producir toneladas de maíz; de repente se hizo un cambio en las prácticas agrícolas que impactó en los volúmenes de las cosechas y nos ha convertido en un país importador de semilla. 

El objetivo a mediano plazo es consolidar el proyecto del Centro Etnobiológico de Educación Ambiental Totláli y de la Estación Biológica y de Investigación, lo que permitirá hacer más estudios sobre diversos temas que aporten a la conservación de diferentes ecosistemas.

Cabe mencionar que este lugar es el único proyecto privado que ha recibido financiamiento público. El parque se encuentra abierto a todo el público y ofrece diversos servicios, como zonas de acampado, avistamiento de aves, recorridos por senderos interpretativos, y entre los meses de mayo y agosto, el avistamiento de luciérnagas, ideal para aprender y tomar conciencia sobre el cuidado del medio ambiente de una forma divertida e interesante.


KVS

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.