Parteras tradicionales, un don indígena que ayuda a recibir la vida

En Hidalgo hay 622 parteras tradicionales y 22 parteros a quienes recurre la población que no tiene acceso cercano a centros de salud; actualmente están certificados como auxiliares en el proceso obstétrico y reciben capacitaciones

María Agustina de la Cruz descansa en su hogar en el municipio de Acaxochit- lán, donde es reconocida por la pobla- ción de su comunidad Santa Ana Tza
Alejandro Reyes
Pachuca /

El primer parto que Catarina atendió a los 22 años fue el de su madre, doña Cecilia, la ayudó a que su hermano Alfredo llegara a este mundo allá en Huautla un mes de marzo de 1978.

En ese entonces Catarina solo auxiliaba a las parteras cortando el cordón umbilical cuando ellas no alcanzaban a llegar a los partos y los bebés ya habían nacido, los levantaba y atendía, prestaba solo un servicio a su pueblo.

Su madre, que también era partera y atendía las mujeres de su comunidad, Tohuaco segundo, en su siguiente embarazo no quiso contratar a otra partera y le dijo a Catarina que ella la ayudaría en el parto.

-Llegó el momento de que a mi mamá le pegaron los dolores, fue en semana santa, y ahí estoy con ella y resulta que sí avanzamos bien pero cuando la revisé me doy cuenta que no se asoma la cabecita del bebé sino la nalguita –ríe-, dije: ya estamos aquí, ya nos tocó, tengo qué hacerlo y nació bien gracias a Dios.

María Catarina Hernández, es una mujer indígena, habla el náhuatl, tiene siete hijos, 64 años de edad, 42 de ellos los ha dedicado a ser partera tradicional, los mismos años de vida de su hermano Alfredo, su madre aún vive pero ya no atiende partos.

-Ese es un trabajo que Dios me dio exactamente en un día especial, dije: Dios me ha dado este don y así lo seguí y así me fui encomendando. Adquirí el valor, la experiencia, la decisión y la bendición de Dios.

Cifras actuales

En Hidalgo hay 622 parteras tradicionales y 22 parteros quienes reciben capacitación de la Secretaría de Salud estatal y la Delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH) capacita a 353 parteras y siete parteros en 12 jurisdicciones sanitarias: Tulancingo, Tula, Ixmiquilpan, Actopan, Molango, Huejutla, Tizayuca, Otomí-Tepehua, Tepeji del Río, Atotonilco el Grande, Jacala y Zacualtipán

En tanto la Delegación del IMSS en la entidad da orientación a 269 parteras y 15 parteros en las regiones de Pachuca-Metepec, Tula-Ixmiquilpan y Zacualtipán-Huejutla.

María Catarina Hernández es oriunda de la Huasteca en el municipio de Huautla, donde se ha capacitado con la Secretaría de Salud. (Especial)

Las parteras hablan las lenguas náhuatl, otomí, hñähñu y tepehua y van desde los 30, 60, 70 hasta los 90 años de edad. Realizan el acompañamiento del embarazo de las mujeres, su control, la atención del parto, el puerperio y el seguimiento del recién nacido.

De acuerdo con Araceli López Beltrán, jefa del Departamento de Soporte Técnico de la Atención Integral y Comunitaria de la Secretaría de Salud de Hidalgo, una partera es un agente comunitario de salud que forma parte de la medicina tradicional indígena, es reconocida por la Organización Mundial de la Salud y también se encuentra en el marco legal mexicano.

“La partera es un líder importante en la comunidad a quien la gente tiene mucha confianza, las parteras son líderes comunitarias”, dice Gabriel Martínez Soto, supervisor de de Acción Comunitaria Región I Pachuca-Metepec de la Delegación del IMSS en Hidalgo.

Araceli López señala que en la Secretaría de Salud de Hidalgo se capacita a las parteras en el control del embarazo, la atención del parto, del recién nacido y la atención integral a la mujer y a la niña o niño, antes, durante y después del nacimiento.

Gabriel Martínez dice que el Instituto Mexicano del Seguro Social cuenta con el Programa de Interacción con Parteras Voluntarias Rurales del IMSS Bienestar el cual es una estrategia implementada desde hace 30 años y consiste en proporcionar orientación para la identificación, derivación y seguimiento de las mujeres en el embarazo, parto y puerperio con la finalidad de prevenir complicaciones y muertes maternas.

Pasión de vida

María Agustina de la Cruz, de 66 años de edad, nueve hijos y cerca de veinte nietos, ha dedicado 32 años de su vida a la labor como partera tradicional allá en su pueblo, Santa Ana Tzacuala, Acaxochitlán, el lugar en donde nació.

Cuenta que antes no había doctores, ni clínicas, ni carreteras, ni caminos, nada de eso, que antes en el pueblo las mujeres embarazadas eran atendidas por las parteras.

Una noche de lluvia de 1988, no recuerda el mes ni el día, su vecina Cecilia tocó a su puerta, su sobrina Columba había dado a luz pero la partera del pueblo, Isabel, no llegó a asistirla porque vivía lejos y también porque ya era una mujer mayor que le costaba caminar.

Cecilia al ver a su sobrina en pleno alumbramiento no supo qué hacer más que correr, en medio de la noche, a casa de doña Agustina para que la auxiliara. Doña Agustina en ese tiempo no sabía lo que era ser partera pero sintió que tenía que ir a auxiliar a su vecina.

-Así empecé, yo dije pues voy a echarle la mano porque si no se va a morir la mamá y el bebé se queda solito-, cuenta doña Agustina.

-¿Cómo es que supo ayudar a la mamá si no era partera?

-Mi corazón nomás. Sonríe.

Práctica milenaria

De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) la partería tradicional es una práctica milenaria ejercida principalmente por mujeres que ha trascendido a lo largo de la historia y que sobrevive a pesar de las limitaciones que enfrenta para su ejercicio.

Es una práctica, precisa el organismo, que dignifica y recupera el valioso conocimiento ancestral que forma parte del patrimonio cultural y social de los pueblos y comunidades indígenas de México pero también, del conocimiento y experiencias que las mujeres tienen sobre sus cuerpos y sus ciclos de vida y que transmiten a otras mujeres, de generación en generación.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la partera tradicional es el mejor recurso humano para la atención del parto para mujeres indígenas que permite la perpetuación de su cultura.

Maritza Cárdenas Roldán, médico encargado de la Unidad Médico Rural de Santa Ana Tzacuala, municipio de Acaxochitlán, asegura que la partera es un eslabón muy importante en las comunidades indígenas pues estas se rigen por usos y costumbres en las regiones con pueblos originarios.

-¿Qué siente cuando trae un bebé al mundo?

-Cuando viene el bebé es una emoción, más cuando viene coronando viene saliendo. Uno como partera lo único que le dice a la mamá: échale ganas que ya está el bebé, aquí está ya, una vez saliendo el bebé vas a descansar, viene otro dolorcito para la placenta. Se prepara uno, uno lo hace con mucha emoción-, responde doña Catarina.

-¿Se encomienda a Dios en cada parto?

-Ah sí eso sí, en mi caso yo me encomiendo con la santísima Virgen María como madre de Jesús, yo me voy con la Virgen María, yo me voy con mi Jesús, entonces yo pido siempre una veladora del Sagrado Corazón de Jesús como el gran maestro, pido de la Virgen María y mi San Juditas Tadeo como mi abogado, entonces no estoy sola, eso es la fe y limpio a la persona sí.

-¿Cuánto cobra por los partos?

-Ah eso sí que no, para qué le voy a decir que tanto, no, ahí nosotros simplemente dejamos en manos de Dios, lo que diga la persona, sobre todo la familia, la que la atendimos, lo que gusten porque así es, cuando llega a valorar la gente sí te dan algo. A mí la gente que me ha valorado me da 500 pesos, 200 pesos, 700 pesos.

Además de su mamá y las mujeres de su pueblo, Doña Catarina ha atendido los partos de su hija mayor, ayudó a llegar a este mundo a sus tres hijos, los dos bebés de su segunda hija, la primera niña de una de sus sobrinas y los bebés de sus cuñadas.

Se encomienda a Dios

Doña Agustina, una mujer indígena bajita, de palmas suaves, cabello largo y ojos pequeños, que domina el náhuatl y habla español, dice que le da gusto cuando ayuda a una mujer en el parto.

-¿Antes de que nazca el bebé se encomienda a Dios para ayudar a las mujeres embarazadas?

-Pues sí como no.

-¿Qué le pide?

-Dios que nos ayude, la virgencita de Guadalupe, que las mamás tengan fuerzas y los bebés nazcan rápido.

-¿Qué le dice a la mamá cuando nace el bebé?

-El bebé está bien y gracias a Dios ya nació, te aliviaste bien.

-¿Sabe cuántos niños ha ayudado a llegar a este mundo?

-Ni los cuento cuántos. Sonríe.

-¿Cuánto cobra por ayudar a las mujeres embarazadas a tener a sus bebés?

-Ellos de gusto me dan, yo no cobro nada. Me dan para mi fresco, si quiera ya está bien el bebé, la mamá. Así ya me dan cien pesos y ya. Vuelve a sonreír.

-¿Alguna vez pensó que iba a ser partera?

-No pero como vienen a buscarme ya voy.

-¿Le gusta esto de ser partera?

-Sí cómo no.

-¿Por qué?

-Porque ayudo a mi pueblo para que nazcan los bebés.

Para Araceli López Beltrán, jefa del Departamento de Soporte Técnico de la Atención Integral y Comunitaria de la Secretaría de Salud de Hidalgo, el conocimiento de las parteras tradicionales no se está transmitiendo a las nuevas generaciones por falta de interés de los jóvenes.

Dice que quienes están interesados estudian en universidades como la Tecnológica de Tulancingo en donde se ofrece la carrera de partería, sin embargo precisa que ya no es conocimiento tradicional sino profesional.

-¿Su conocimiento se lo va a heredar a sus hijas?- pregunto a doña Agustina

-No quieren, ya les dije pero no quieren.

Las hijas de doña Catarina le han dicho que ellas no quieren aprender a ser parteras pues se espantan con la sangre de solo verla.

-Al menos ya estoy animando a mi nietita, tiene nueve años, alguien tiene que sentir esa emoción de hacer este trabajo.

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