Tras el sismo del 19 de septiembre de 1985, las imágenes de edificios colapsados, ataúdes en medio de las calles y funerales colectivos se hicieron cotidianas en la Ciudad de México.
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Las colonias más afectadas por el sismo fueron la Roma Sur, Juárez, Condesa, Guerrero, Tlatelolco y Narvarte, de acuerdo con un informe sobre el terremoto elaborado por la Unidad de Crónica Presidencial de Miguel de la Madrid, el cual se conserva en el Archivo General de la Nación.
El Instituto Mexicano del Seguro Social contabilizaba entre 3 mil y 6 mil muertos a consecuencia de los sismos, muchos de los cuales yacían en el parque de beisbol del instituto.
Los alrededores del Hospital General de México lucieron repletos de ataúdes debido a la cantidad de víctimas en la zona.
Sin embargo, también ahí creció la esperanza, ya que 16 bebés fueron rescatados entre las ruinas de los hospitales Juárez y General de México.
Debido a la cantidad de víctimas, los panteones capitalinos trabajaron a marchas forzadas para cavar fosas; algunos cuerpos fueron enterrados sin identificar.
Las víctimas que no fueron identificadas se enterraron en las fosas comunes que se habilitaron en diversos panteones de la ciudad; mientras que los cuerpos reconocidos fueron llevados al panteón de San Lorenzo Tezonco.
El Panteón Dolores también fue uno de los lugares en donde se cavaron fosas y celebraron misas para los muertos.
Una de las víctimas del sismo fue el periodista Félix Sordo. En la guardia de honor al comunicador participaron Jacobo Zabludovsky y Ricardo Rocha.
En el velatorio de la calle Gante, en la colonia Centro, se realizaron algunos de los cientos de funerales de las víctimas.
Familiares de las víctimas llevaron ofrendas florales al edificio Nuevo León, en la unidad habitacional de Tlatelolco.
Debido a la cantidad de víctimas, los voluntarios también tuvieron que cavar fosas.
AA