El barrio chino o Chinatown de San Francisco, el más antiguo de Norteamérica y uno de los más grandes del mundo, tiene desde este jueves más presencia policial como respuesta al atentado de Atlanta, Georgia, en el que murieron seis mujeres de origen asiático.
El incremento de las patrullas policiales, ordenado personalmente por la alcaldesa demócrata de la ciudad, London Breed, ya se notaba la mañana del jueves en las calles de la zona, que en los últimos meses ha experimentado un aumento de robos y episodios de violencia en contra de sus residentes.
Varias organizaciones asiáticas de San Francisco y de otras localidades californianas llevaban tiempo pidiendo más recursos y protección ante lo que consideran una oleada de violencia y discriminación racial desde que comenzó la pandemia del covid-19, pero fue finalmente el tiroteo mortal lo que hizo reaccionar a las autoridades.
"He pedido a la policía que aumente las patrullas en áreas con una alta proporción de residentes, visitantes y comercios asiáticos de forma inmediata. Nadie debería tener que vivir con el miedo de que su raza o su etnia les convierta en víctimas", escribió la mandataria en Twitter.
El sospechoso de los tiroteos en tres salones de masaje asiáticos en Atlanta, Robert Aaron Long, negó tener una motivación racista y los achacó a una perturbación derivada de su "adicción sexual", aunque las autoridades no han descartado por ahora que lo ocurrido pueda constituir un delito de odio.
El suceso, que dejó ocho muertos, entre ellos seis mujeres de origen asiático, ha reavivado el debate en Estados Unidos sobre los crecientes ataques de odio contra estadounidenses con raíces en Asia, que han alcanzado casi 3.800 en todo el país desde que comenzó la pandemia.
Estos han sido especialmente prevalentes en localidades de California con gran presencia de asiáticos como San Francisco y Oakland, donde se han sucedido en internet los videos de ataques violentos a personas mayores de rasgos orientales, en algunos casos para robarles dinero u otras posesiones y en otros, sin motivo aparente, únicamente para causarles daño.
En esta última categoría se incluyen dos de los episodios que más indignación han levantado: el de Vicha Ratanapakdee, de 84 años y que falleció tras ser embestido de forma brutal en San Francisco por Antoine Watson, de 19 años; y el de un hombre de 91 años que fue empujado al suelo por la espalda a plena luz del día en el Chinatown de Oakland.
Para combatir este tipo de ataques, vecinos de los Chinatowns tanto de San Francisco como de Oakland se organizaron en grupos que patrullan los barrios y ofrecen protección tanto a comercios como a residentes, aunque la policía les ha pedido que no se tomen la justicia por su mano y confíen en las autoridades. EFE
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