Mujeres indígenas del Estado de México pidieron a los partidos políticos dejar de simular y soltar los cacicazgos que intentan perpetuar a través de una falsa paridad de género, en la cual impulsan a sus esposas o hijas en diversas candidaturas para seguir gobernando y tomando las decisiones.
Durante la “Mesa de diálogo virtual con mujeres indígenas” que organizó el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), regidoras, líderes comunitarias y especialistas en género, reconocieron que la violencia al interior de sus comunidades sigue perpetuando la desigualdad y la exclusión del ámbito educativo y político.
Subrayan que urge cambiar los roles machistas que subsisten en la zona rural para salir adelante, porque las frenan al dejarlas como encargadas del hogar, impedirles estudiar y marcar desde el hogar la diferencia entre el hombre y la mujer, pero sobre todo en la mujer indígena.
La presidenta de la comisión de Equidad y Género en el IEEM, Karina Vaquera Montoya, resaltó que el Estado de México es una de las 10 entidades con más hablantes de lengua indígena, donde resalta San Felipe del Progreso y Temoaya. En total existen en la entidad 2.7 millones de personas en esta condición, donde 51 por ciento son mujeres.
A través de una reunión virtual en la que se hizo evidente la desigualdad en la que viven, con deficiente nivel de conectividad, transmitiendo desde cuartos con techos de lámina y madera, las panelistas pidieron reformas legales que obliguen a los partidos a darles espacios en los Congresos y en los ayuntamientos.
Carolina Santos Segundo, maestra en Humanidades y experta en pueblos indígenas, sostuvo que a la fecha no han logrado que las miren igual que al resto de las mujeres. “La desigualdad es evidente, no nos dan la misma opción de educación, vayas a donde vayas el ser mujer te frena y sobre todo si eres indígena; la violencia comunitaria es el problema más grande”.
Desafortunadamente, señaló, estas pláticas se quedan aquí, no permean en la comunidad ni en el pensamiento machista que existe. Si eres joven non tienes experiencia, si eres adulta debes estar en el hogar, si insistes eres revoltosa y todo es negado por las autoridades.
“Es necesario reforzar el liderazgo, la academia, tenemos que tener presente la educación para cualquier liderazgo y puesto, necesitamos educación y estar en política”, aseveró.
Marilyn Ramón Medellín, abogada mazahua, presidenta de la asociación civil “Tejiendo Equidad” subrayó que siguen viviendo en condiciones de pobreza, desigualdad y violencia estructural que limita el ejercicio de sus derechos, además de un profundo racismo, no se reconoce los liderazgos al interior de los grupos ni la violencia comunitaria, así como la exclusión del ámbito educativo desde las escuelas.
“Trabajé en un diagnóstico e identificamos algunas acciones, es necesario el fortalecimiento de los liderazgos políticos, dejar de ser gestoras, movilizadoras y ser las que ganan las elecciones, no nos mencionan ni en campaña; la paridad fue asaltada por los cacicazgos, para poner a las hijas, las recomendadas o esposas y queden los mismos de siempre”.
Jessica Vega Ortega, integrante del Comité Coordinador de la Red de Jóvenes Indígenas de América Latina, insistió que el ser mujer, joven e indígena es mayor causa de discriminación, por ello la migración y el desplazamiento forzado, donde la participación política puede ser factor de cambio para dejar de legitimar simulaciones y las vean sólo como números.
Rocío Silverio Romero, contadora, primera mujer electa por usos y costumbres, consideró que las leyes están secuestradas porque la desigualdad subsiste desde la casa y se replica en la política donde son “relleno” y usadas para hacer trabajo de campo. A pesar de ser la primera mujer electa por usos y costumbres tardó dos años y medio para poder acudir al cabildo, por sentencia del Tribunal Electoral, porque no la reconocían.
Clara Soancatl Cuautle, representante indígena de Mujeres en Los Reyes, pidió seguir adelante, seguir picando piedra, no detenerse porque les cierran una puerta, pelear para no estar excluidas.
María del Carmen Sánchez Martínez, cocinera tradicional de San Francisco, exigió que las tomen en serio, que no las dejen en la cocina porque saben hacer política y son capaces de cambiar al mundo entero.
KVS