Gané cuatro peleas como “amateur”, pero la política me bajó del ring: Armando Quintero Martínez

Entrevista

Amante de la comida mexicana, en especial de las garnachas con cecina del Mercado Bramadero, el alcalde de Iztacalco revela su pasión por el box y asegura que, como Pacquiao, todavía está para aguantar otro round.

El cruzado de derecha, su mejor golpe, lo perfeccionó en el barrio bravo de Tepito. (Octavio Hoyos)
Alberto Valiente
Ciudad de México /

Su mejor golpe es el cruzado de derecha y su gimnasio está en el barrio bravo de Tepito; sin embargo, la profesión de Armando Quintero Martínez (Ciudad de México, 1954) es ser alcalde de Iztacalco.

Comenzó su vida política en 1972, luego de dejar su trabajo de librero para ser enlace durante la huelga del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, del cual formaba parte; también ha sido diputado local, federal, presidente local del PRD y, por segunda ocasión, está al frente de la alcaldía de Iztacalco.

¿Quién es Armando Quintero?

Un luchador social.

¿Qué valor define al alcalde de Iztacalco?

La lealtad que le tengo a las personas: al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, a Marcelo Ebrard y a Andrés Manuel López Obrador nunca los traicionaría.

¿Cómo fue su avance en la política?

Me involucré en la huelga de 1972, me hice delegado sindical, luego integrante de la Comisión de Vigilancia y Fiscalización de los órganos del gremio y fui secretario en varias áreas hasta 1996. Luego renuncié, porque había sido elegido como líder del PRD, y ahí me quedé.

Un año después, junto con el ingeniero Cárdenas, ganamos la elección en Ciudad de México.

En ese entonces, ¿cómo llegó a ser delegado de Iztacalco?

Como líder del PRD fui diputado federal de la 56 Legislatura. Cuando se vence mi periodo como presidente del partido, me quedé operando desde fuera para el gobierno de la ciudad, que encabezó Cárdenas. Viene la nueva elección para jefe de Gobierno con López Obrador y me nombraron coordinador de Alianzas.

Luego, para esa legislatura, entré como primero en la lista plurinominal, y ya en el Congreso local me nombran por un año presidente de la Asamblea Legislativa.

Al terminar ese periodo comienza el proceso de elecciones para delegaciones y participé en Iztacalco, en un primer momento hubo un empate, y luego a la semana se hicieron otras encuestas y quedé a la cabeza.

¿Cuál es el sentido de volver a donde ya estuvo?

Volvemos remasterizados. Son tres factores: primero, rescatar Iztacalco de una política corrupta, clientelar y corporativa; segundo, porque cuando fui delegado (2003-2006) las encuestas nos posicionaron como la mejor delegación, y tercero, porque quiero que Iztacalco vuelva a ser la mejor.

¿Nunca ha aspirado a ir por las grandes, como a la Jefatura de Gobierno o al Senado?

¿A quién no le gustan esos cargos?, pero antes tengo que levantar mi alcaldía.

¿Qué colonia le gusta más de su demarcación?

Todas tienen lo suyo

¿A cuál no se metería pasada la medianoche?

Yo me meto a todas y pronto no habrá ninguna a la cual temer.

¿Cómo es un día fuera de la oficina?

Depende, los domingos me gusta descansar e ir a desayunar a un lugar rico.

¿Cocina?

No, pero mi mujer es chef.

¿Su platillo favorito?

Toda la comida mexicana es mi favorita, aunque también me gusta mucho la china, la japonesa, la italiana y la libanesa.

¿Se echa sus garnachas?

Sí, aquí en el Mercado Bramadero hay muy buenos puestos... hasta se me hace agua la boca de pensar en las que tienen cecina.

¿Cuál es su película favorita?

Me marcaron mucho Quo Vadis y Espartaco, las veo muchas veces.

¿Por qué lo marcaron?

Por lo que representan, están cargadas de historia, de misticismo y de cultura...

¿Y música?

Depende los momentos, en la oficina pongo clásica; en casa, lo que sea.

¿Qué deportes le gustan?

Mi deporte favorito es el box, lo practiqué de joven en Tepito…

¿Cómo le fue con los guantes?

Tuve seis peleas, gané cuatro y perdí dos como amateur, luego vino la huelga del 72, que me sacó del ring y me metió a la lucha política.

¿En qué se parece el box a la política?

En los golpes, pero prefiero los del box, por el tiro derecho; en la lucha política los golpes nunca sabes de dónde vienen.

¿Alguna vez se ha sentido contra las cuerdas?

De pequeño, porque mi familia es de origen modesto y la pobreza es estar contra las cuerdas.

¿Dónde practicó?

En el mero Tepito, donde está el Maracaná, en la entrada, antes de pasar está el gimnasio donde entrené.

¿Cuándo sintió que ganó el cinturón?

Cuando ganamos por primera vez Ciudad de México, porque me tocó vivirlo, ese momento está grabado en mi memoria y en mi corazón, puedo describirlo minuto a minuto, como si ayer fuera 6 de julio de 1997.

¿Y en el box también es de izquierda?

Pues ahí fui ambidiestro, pero de manera natural soy diestro. Tuve de mánager al zurdo Rodolfo Martínez, entonces entrenaba mis dos manos.

¿Este será su último round en la política?

Creo que, como Manny Pacquiao, todavía tengo condiciones para otro.

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