Mujeres que tejen comunidades de paz en Chihuahua

Urbivillas del Prado y Riberas del Bravo en Ciudad Juárez ilustran cómo opera la estrategia de Mujeres Constructoras de Paz (MUCPAZ), un programa federal que hasta marzo de este año llegó a 107 municipios de 27 entidades.

Eunice Rendón colabora en Mujeres Constructoras de Paz (MUCPAZ). Foto: Cortesía
Eugenia Coppel
Ciudad de México /

Hasta hace apenas un año, el fraccionamiento Urbivillas del Prado, en la periferia sur de Ciudad Juárez, Chihuahua, era un conjunto de viviendas grises, con calles llenas de escombro, llantas y basura, y sin espacios públicos adecuados para generar encuentros entre los vecinos. “Era triste porque cada quien andaba por su cuenta”, dice en entrevista Mari Velázquez, una maestra que ha vivido 12 años en este barrio con su esposo y dos hijos.

“Ahorita es otro mundo, está totalmente cambiado”, afirma con orgullo Velázquez, una de las mujeres líderes que ha impulsado la transformación de su entorno. El cambio más evidente son los colores que iluminan las fachadas de cerca de 90 por ciento de las construcciones, las cuales fueron pintadas por la misma comunidad, y con especial entusiasmo por las niñas y niños, cuenta Mari Velázquez.

La fuerza de la organización vecinal se refleja, además, en calles más limpias, en un parque sin escombros y en los árboles sembrados ahí; en el recién delimitado campo de fútbol y en las llantas, ahora coloridas, que sirven como juegos para las infancias. También en las kermesses, las vendimias colectivas, los talleres de piñatas, las clases de box, las campañas de salud mental y de prevención de violencias de género y de adicciones, entre otras actividades que comenzaron a suceder este mismo año.

Para Mari Velázquez, lo más importante que se ha generado es la unión entre vecinos, que cada día se hace más fuerte. “Antes se quedaba en un saludo y ya, pero ahora tenemos más comunicación, más amistad; estamos comprometidos a buscar soluciones entre todos a los problemas que tenemos, y a trabajar de manera conjunta mujeres, hombres, niñas y niños”, relata la también presidenta de la recién formada coalición Urbivillas a todo color.

El propio ex gobernador de Chihuahua, Javier Corral, reconoció el esfuerzo de Mari y de toda la comunidad en un evento realizado en agosto de 2021, unas semanas antes de que terminara su mandato.

Frente a una de las tantas paredes transformadas en murales multicolor, el político describió al fraccionamiento como un “modelo referencial que le puede servir no sólo a muchas otras zonas de Juárez sino del país”.

Corral agradeció de manera personal por el diseño del proyecto, así como por la coordinación de los actores públicos y privados participantes; a Eunice Rendón, experta en políticas públicas y consultora internacional en temas de seguridad, migración y bioética.

Eunice Rendón trabaja como asesora externa de gobiernos en la creación de estrategias para prevenir la violencia y las adicciones. Uno de los programas federales con los que colabora es Mujeres Constructoras de Paz (MUCPAZ), del cual forma parte el proyecto de Urbivilla.

La activista por los derechos de los migrantes ha implementado proyectos del mismo programa en otra colonia de Juárez, Riberas del Bravo, así como en municipios de Oaxaca, Tlaxcala y el Estado de México.

En entrevista, Eunice Rendón explica que diseñó un protocolo a partir del programa de Mujeres Constructoras de Paz, donde detalló el paso a paso para lograr una experiencia operativa exitosa en cualquier municipio de México. Este incluye una línea base, una evaluación de seguimiento e incluso contempla distintos escenarios posibles en el proceso de articulación de una comunidad, en conjunto con actores municipales, estatales, federales, del sector privado y la sociedad.

Las mujeres en procesos de pacificación

En el Índice de Paz Global 2021, México ocupa el lugar 126 en una lista de 161 países, donde el último es el más violento.

Para Johan Galtung, uno de los teóricos más importantes de los estudios de paz y director del International Peace Research Institute, la paz no sólo se define como la ausencia de conflictos, sino como la transformación positiva de los mismos. Generar una paz positiva significa crear relaciones armoniosas entre dos o más partes del conflicto y emprender proyectos comunitarios.

Por otro lado, la comunidad internacional ha reconocido que las mujeres son agentes de cambio y que su participación es esencial en los procesos de construcción de paz. En el 2000, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 1325, en la cual se insta a que las mujeres participen activamente para lograr procesos de paz duradera.

De esas bases parte la estrategia MUCPAZ, la cual fue puesta en marcha en 2019 por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Su objetivo es incorporar en los municipios mexicanos una perspectiva de derechos humanos, promover la igualdad de género y empoderar a las mujeres para contribuir a los procesos de pacificación.

Según los datos del gobierno de México, hasta marzo de 2021 se habían implementado 217 redes de Mujeres Constructoras de Paz, con la participación de 3 mil 510 mujeres en 107 municipios y 27 estados, con una inversión de más de 123 millones de pesos.

Durante la inauguración del programa en la alcaldía Venustiano Carranza, en la Ciudad de México, la titular de Inmujeres, Nadine Gasman, hizo énfasis en que MUCPAZ consiste en labores preventivas, no de atención directa a víctimas de violencias de género, ya que esa labor corresponde a otras instancias. Lo que la estrategia busca es incidir “en la reconstrucción de las comunidades y el reestablecimiento del tejido social”, señaló la funcionaria.

Algunos resultados ya son visibles en las dos colonias de Ciudad Juárez donde se pusieron en marcha los proyectos pilotos. Eunice Rendón habla de las diversas actividades que se han llevado a cabo en estos territorios, comenzando por lo principal, que es la formación de redes de mujeres, pero también de hombres, de jóvenes, niñas, niños y adolescentes.

Foto: Cortesía Eunice Rendón

A partir de ahí se han ofrecido cursos y talleres sobre los principios básicos del género, sobre cómo contactar a diversas autoridades y/o denunciar violencias, o sobre cómo llevar a cabo proyectos productivos. A través de actividades que ya generaban comunidad, como el fútbol, el hip-hop o la mecánica, se ha introducido el tema de masculinidades positivas entre los varones jóvenes.

Tanto en Urbivillas del Prado, como en Riberas del Bravo —una de las colonias donde se registran los mayores índices de feminicidios y violencia sexual en Juárez— las actividades de mayor éxito han sido las que tienen ver con dotar de herramientas a las mujeres para su desarrollo productivo, con cursos, talleres, certificaciones y creación de cooperativas.

“No se puede pedir empoderamiento de género si las mujeres son dependientes económicas del agresor; eso es lo que muchas veces las frena. Los otros aprendizajes se potencializan cuando hay algo que les puede dar una posibilidad económica”, señala Eunice Rendón.

Arroz con leche feminista

Un video de 40 segundos ilustra el tipo de trabajo que se ha realizado en la colonia Riberas del Bravo. En él aparece un grupo de niñas y niños cantando y bailando una versión feminista de una ronda popular infantil: “Arroz con leche / yo quiero encontrar / a una compañera que quiera soñar / que crea en sí misma / que salga a luchar / a conquistar su sueño de más libertad”…

“Es parte del proceso de empoderamiento”, comenta en entrevista Yadira Cortés, coordinadora de la Red Mesa de Mujeres, en cuya cuenta de Facebook se encuentra el video.

Esta red es una asociación civil que desde 2004 trabaja por la igualdad de género

y la no violencia hacia las mujeres de Ciudad Juárez. Desde 2017 tiene presencia en Riberas del Bravo, donde se ha enfocado en la formación de mujeres líderes y recién se sumó a la red de MUCPAZ.

Cortés explica que el trabajo que ella y sus colegas han realizado es muy similar a la propuesta del programa federal, y considera que al sumarse a esta red mayor se ha fortalecido y enfocado su metodología de intervención. “Ya trabajábamos en la atención a la prevención de las violencias y ahora también trabajamos en temas de construcción de paz”, dice la activista y profesora en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Riberas del Bravo, en la descripción de Yadira Cortés, es una colonia periférica donde no hay industria ni servicios médicos; no llega la ambulancia y casi nunca pasan las unidades de policía; el pavimento está en malas condiciones, el transporte público es deficiente y escaso y se registran altos índices de consumo de drogas y de violencia.

Por eso, la Red Mesa de Mujeres resalta la importancia formar mujeres líderes en esta zona. “Iniciamos con la idea de construir un grupo de diez mujeres y ya llevamos 65 de todas las edades”, cuenta la activista.

“Son mujeres que ya son conocidas en la comunidad: la señora que siempre le habla a la policía, la que informa de los programas de apoyo o la coordinadora de la capilla. Otras mujeres las identifican y son punto de referencia”.

Encontrar y activar esos liderazgos naturales y que las mujeres sigan trabajando de manera autogestiva es el principal propósito de MUCPAZ, en opinión de la especialista Eunice Rendón. La estrategia ha demostrado que a través de ellas puede incidir de manera positiva en diferentes planos de la vida cotidiana de la comunidad.

JLMR

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