¿Por qué México no tiene vicepresidente?

Con la llegada de Kamala Harris a México surge la cuestión sobre esta figura en el país y, aunque sí existió, fueron contados los hombres que ocuparon el puesto.

México ha tenido siete vicepresidentes a lo largo de su historia, pero no posee uno actualmente. (Especial)
Ciudad de México /

Sin duda la figura de la vicepresidencia ha cobrado un lugar importante en América con la llega de Kamala Harris al puesto; sin embargo, a pesar de que Estados Unidos y México son naciones hermanas con sistemas políticos similares, en éste último no existe el puesto, al menos no en la actualidad.

Sin embargo, casi una decena de personalidades han ocupado el cargo que se estableció cuando el territorio dejó de ser una colonia y pasó a ser una nación independiente. Revueltas, traiciones y hasta la Revolución han impedido que los vicepresidentes desempeñen sus funciones y acabaron con la eliminación del cargo para siempre en la Constitución de 1917.

A continuación, te contamos por qué México no tiene vicepresidente.

La vicepresidencia como premio de consolación

De acuerdo con Max González Reyes, licenciado en Ciencia Política y especialista en Derecho Constitucional por la UNAM, cuando la Nueva España se consideró independiente surgió la problemática de cómo gobernar la nueva nación. Después del fracaso del imperio que pretendió establecer Agustín de Iturbide en 1822, la Constitución de 1824 plasmó un sistema federalista.

En éste se estableció que el triunfador de la elección sería el presidente de la República y el que quedara en segundo lugar sería el vicepresidente, siendo este cargo una especie de consuelo o premio de consolación.

Como el candidato perdedor no había competido para el cargo de vicepresidente, haría todo lo posible por llegar a la presidencia, siendo el primero Nicolás Bravo, quien a pesar de empatar la contienda con Guadalupe Victoria, la perdió luego de que el Congreso no lo eligiera.

Asimismo, en 1833 Antonio López de Santa Anna y Valentín Gómez Farías fueron electos presidente y vicepresidente respectivamente.

Esta forma de elección duró hasta 1836 cuando, bajo la influencia del general Antonio López de Santa Anna, se establecieron las Bases Constitucionales, las cuales contenían las llamadas Siete Leyes. En éstas se estableció la titularidad del Supremo Poder Ejecutivo, al presidente de la República por ocho años con la posibilidad de reelección, pero desapareció la vicepresidencia.

En su lugar se estableció que en las faltas temporales del titular del Ejecutivo el cargo lo ocuparía el presidente del Consejo de Gobierno o un presidente interino designado por el Congreso.

Santa Anna y la dictadura

Para el año de 1841, siendo presidente Anastasio Bustamante, fueron suspendidas las Siete Leyes y Santa Anna fue nombrado presidente provisional, ascendiendo de la vicepresidencia que previamente ocupaba. Durante este periodo se promulgaron las Bases Orgánicas de la República Mexicana, las cuales repitieron el mecanismo de suplencia presidencial que dieron mayores facultades al titular del Ejecutivo, concediéndole un poder casi dictatorial.

Estas condiciones no fueron aprobadas y se armó una revuelta que obligó a Santa Anna a salir del país. La lucha política se centró en dos grupos políticos: el liberal y el conservador, y para 1846 se regresó a la Constitución de 1824, restableciéndose la vicepresidencia. Bajo este mecanismo, Santa Anna regresó de su exilio, ganó la presidencia y Valentín Gómez Farías, quien había perdido la elección, se convirtió en vicepresidente.

Posteriormente se dieron más cambios al Poder Ejecutivo y, para 1847, se suprimió la vicepresidencia otra vez, quedando vigente en lo demás la Constitución de 1824. Con ese mecanismo gobernaron los generales José Joaquín de Herrera y Mariano Arista. Sin embargo, en 1853 nuevamente se presentó un movimiento conservador que llevaría a de nuevo llevar a la presidencia a Santa Anna.

​La Constitución de 1857 no estableció la vicepresidencia, los liberales suprimieron el cargo y se estableció que quien sustituiría al jefe del Ejecutivo en caso de su ausencia sería el presidente de la Suprema Corte.

Tras la Guerra de Reforma y todos los eventos históricos relacionados con Benito Juárez llegó al poder Porfirio Diaz y, para 1896, se promulgó una reforma a la constitución en la que se establecía que, en caso de ausencia temporal o definitiva del presidente de la República, lo suplirá el secretario de Relaciones Exteriores o el de Gobernación.

Primera elección para la vicepresidencia

En 1904 se promulgó otra reforma a la constitución que establecía la restitución de la vicepresidencia y se establecía que sería un cargo de elección popular presentado a través de una fórmula, es decir, ambos contendientes deberían ser del mismo partido para evitar las pugnas del siglo pasado.

Siendo el candidato oficial Porfirio Díaz, Ramón Corral fue elegido para el puesto, a quien además, le correspondería también presidir la Cámara de Senadores durante todo el proceso dictatorial del general.

Tras 11 años, las revuelvas y la latente revolución que más tarde encabezaría Francisco I. Madero; así como la avanzada edad de Díaz (80 años), obligó a sus allegados a pensar en otra alternativa. Ramón Corral fue elegido para la vicepresidencia del siguiente periodo del general Díaz. Sin embargo, la agitación política promovida por Madero obligó al dictador a dejar la presidencia en 1911, salir del país y no volver; no sin antes enviar su carta de renuncia y la de Corral al Congreso de la Unión.

La extinción del cargo

Francisco León de la Barra, secretario de Relaciones Exteriores, asumió la presidencia y Abraham González Casavantes fue designado vicepresidente por el gobierno interino mientras se convocaron a elecciones para ese mismo año.

La fórmula ganadora de aquellas elecciones extraordinarias fue la de Madero y José María Pino Suárez. El movimiento revolucionario iniciado en 1910 dio como resultado la promulgación de una nueva Carta Magna en 1917. En ella se anuló por última vez la vicepresidencia.

“Por una serie de circunstancias desgraciadas, llegó a tener una historia tan funesta, que en vez de asegurar la sucesión presidencial de una manera pacífica en caso inesperado, no hizo otra cosa que debilitar al gobierno de la República.
“La vicepresidencia en México ha dado el espectáculo de un funcionario, el presidente de la República, al que se le trata de lanzar de su puesto por inútil o por violador de la ley, y de otro funcionario que trata de operar ese lanzamiento para subestimarlo del puesto quedando después en él”, dijo Venustiano Carranza en su discurso inaugural ante el Congreso.

¿Quién ocuparía el puesto si el Presidente se ausenta?

Tal y como establece la Constitución, en caso de que el Presidente muriera, fuera destituido, o renunciara, quien asumiría la titularidad del Ejecutivo de manera inmediata y provisional sería el secretario de Gobernación.

Mientras que, en caso de que la ausencia fuera el día de la toma de posesión, quien ocuparía el puesto sería el presidente del Senado para que más tarde, con las reservas que contempla la Carta Magna, el Congreso de la Unión nombrara a un presidente sustituto o interino.

Si la ausencia del Presidente ocurriera en los dos primeros años de gobierno el mismo Congreso, tras diez días del nombramiento, emitiría una convocatoria para la elección del Presidente que concluiría el periodo de gobierno respectivo. Mientras que si la ausencia ocurriera en los últimos tres, el Presidente interino sería quien terminaría con el plazo de la administración.

​LP

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