Para finales de 2018 se reportó a nivel global que 70 millones de personas habían sido diagnosticadas con disautonomía, una condición crónica e invisible que ocurre cuando hay un mal funcionamiento en el sistema nervioso central autónomo.
Esa es la parte del sistema encargada de controlar funciones vitales como la respiración y el sistema gastrointestinal.
Se trata de una condición invisible, pues quienes la padecen lucen completamente sanos, situación que genera suspicacia y desconfianza por parte de médicos y sociedad en general. Al ser de origen neurológico, los síntomas se manifiestan a nivel interno y por tanto pasan desapercibidos al ojo humano.
¿Cuáles son los síntomas de la disautonomía?
De acuerdo con Aurora Health Care, la disautonomía se puede desarrollar después de un traumatismo o un virus, aunque también es causada vía hereditaria.
Además, puede ser un padecimiento temporal leve o una enfermedad grave a largo plazo, los síntomas más comunes son:
- Frecuencia cardíaca anormalmente rápida o lenta
- Ansiedad
- Sudoración excesiva o no pode sudar
- Cansancio
- Sensación de falta de aire
- Tener sed todo el tiempo
- Tener dificultad para tragar
- Dolor de cabeza
- Insomnio
- Náuseas y diarrea
- Problemas de visión
La disautonomía puede clasificarse en primaria, en la cual no se conocen las causas, y secundaria, que aparece debido a enfermedades autoinmunes. Las consecuencias pueden ser palidez, desmayos y variaciones extremas en la presión cardiaca.
¿Cómo se diagnostica la disautonomía?
Para diagnosticar la disautonomía el médico analizará los síntomas, también realizará un examen médico físico y podrá ordenar pruebas de laboratorio como análisis de sangre y biopsias de nervios o músculos.
¿Cuál es el tratamiento para la disautonomía?
Aunque el tratamiento debe ser especializado para cada paciente acorde a las necesidades, las instrucciones generales incluyen medicina integral y fiisioterapia, así como apoyo psiquiátrico, asesoramiento nutricional y genético.
FM