Como cada año, los habitantes de las Islas Feroe, en Dinamarca, celebraron su tradicional matanza de ballenas conocida como Grindadráp.
En el pasado, se recurría a esta matanza como una fuente de obtención de alimento y sustento en las islas. Actualmente, hombres, mujeres y niños matan entre 800 y 900 ballenas piloto y delfines del Atlántico año con año, lo que corresponde a aproximadamente 500 toneladas de carne y grasa de ballena.
En las Islas Feroe esta actividad es legal e incluso es regulada por el gobierno y organismos internacionales como la Comisión de Mamíferos Marinos del Atlántico Norte (NAMMC).
Si se observa una manada de ballenas cerca de la costa, se las conduce a una de las 23 bahías de ballenas aprobadas, donde toda la manada es asesinada.
La captura es dividida por medio de un sistema de distribución tradicional entre los participantes de la caza.
Críticas
La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) describe esta tradición como una “ejecución masiva” de “criaturas altamente inteligentes (que) sienten dolor y miedo igual que nosotros”.
A pesar de las críticas, la prohibición de la Unión Europea sobre la caza de ballenas no impide esta tradición, pues las Islas Feroe no son parte del bloque.
El sitio oficial de caza de ballenas señala que la tradicional lanza afilada, el gancho puntiagudo y el cuchillo ya fueron reemplazados por un gancho redondo, “que no daña a las ballenas cuando están en la orilla“, y una lanza que se utiliza para romper la médula espinal de la ballena,, las cuales "pierden el conocimiento y mueren en cuestión de segundos”.
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