Entonces te empieza a doler una muela apenas llegas a Loreto, en pleno viaje carretero por la península de Baja California; la ciudad tiene 20 mil habitantes y es sábado por la tarde, por lo mismo, te preguntas si encontrarás a alguien que pueda atenderte, segundos después de buscar en internet, descubres que a tu alrededor hay más consultorios dentales que restaurantes y hoteles.
“La mayoría de nuestros clientes son los americanos y los canadienses que vienen a Loreto en octubre, huyendo del frío y se van antes de Semana Santa, huyendo del calor”, te responderá el dentista después de que le preguntes a qué se debe la desproporción de los servicios dentales.
Como el bruxismo es el culpable de tu dolor de muela, el dentista te receta un antiinflamatorio y luego te propone cambiarte toda la dentadura por 180 mil pesos.
“Tendrías que quedarte en Loreto una semana, que es lo que tardaría en hacerte la rehabilitación”. Le dices que sólo estás de paso, que vas para Tijuana y que sólo te duele una muela. “En Algodones te haría el trabajo en tres días por 160 mil pesos”, te insiste. Le preguntas qué es Algodones. “Es un pueblo que le dicen Ciudad Molar, cerca de Mexicali, atendemos a gente de California y de Arizona; los consultorios están mejor equipados que cualquier hospital público de Baja California: anímate, no dejes pasar la oportunidad”.
Más tarde, cuando leas y preguntes sobre Ciudad Molar, sabrás que el dentista que te ha revisado forma parte de ese turismo médico que se extiende desde Los Cabos hasta Tijuana, un turismo médico que, calcula la empresa asesora Deloitte, deja a México unos 8 mil millones de dólares al año; tan sólo en 2020 y pese a la pandemia, dejó en Tijuana una derrama de mil 200 millones de dólares, al recibir a 1.9 millones de pacientes o acompañantes.
Es decir: cada hora cruzaron 217 personas, la mayoría de San Diego, para algún tipo de procedimiento dental o estético; no en balde Tijuana es el tercer lugar en turismo médico, después de Estados Unidos y Brasil.
Días después, cuando conduzcas hasta Tijuana y te hospedes frente a un complejo médico exclusivo para estadunidenses, tu amiga Liliana te dirá que odia el turismo médico.
“Los americanos han pervertido la salud en Tijuana, busqué una cita con un endócrino y sólo tenía espacio para dentro de tres meses”.
Liliana te cuenta que los servicios de salud particulares se han volcado al turismo médico.
“No te quieren atender si eres mexicano y si te atienden, te cobran como si fueras americano: mil 500 pesos, nomás por la consulta”.
Una conocida de Liliana, que vive en San Diego y es más mexicana que el sarape, se hizo la cirugía bariátrica por 17 mil dólares, con todo y estancia.
“En Estados Unidos le hubiera costado, al menos, 40 mil dólares, dime si no vas a querer operarte en Tijuana”.
Las últimas cifras hablan de que los americanos ahorran entre el 30 y 70 por ciento en sus tratamientos, pues en cinco años, el negocio del turismo médico ha aumentado 33 por ciento; además, la pandemia vino a beneficiarlo.
“Los filtros de Instagram afectaron la confianza de las personas y ahora están buscando cirugías estéticas para verse mejor en la selfies”, dice un estudio de Facial Plastic Sugery & Aesthetic Medicine.
Carmina Cárdenas, presidenta del Colegio Médico de Cirujanos Plásticos Certificados de Baja California, ha dicho a la prensa local que el efecto Zoom ha sido un punto a favor para el aumento del negocio.
“A muchos no les gusta su apariencia y quieren verse como un filtro: es la Zoom Dysmorphia”.
Toño, otro de tus amigos tijuanenses, se dedica a la construcción y hoy sus principales clientes son empresarios del ramo médico. “Están construyendo hoteles/spa/hospitales a lo cabrón; aquí a la vuelta van a abrir uno exclusivo para los gringos, esa discriminación y clasismo nos está jodiendo a los tijuanenses”.
Mientras los tijuanenses se ven perjudicados, las asociaciones médicas y el gobierno del Estado celebran que sus ciudades se hayan convertido en quirófanos.
KT