¿Tu niño quiere un telescopio? Consejos para adquirir el correcto

Un telescopio es una herramienta para los niños les encanta conocer sobre las estrellas y los planetas, sin embargo es necesario escoger el adecuado para su edad. Eduardo Hernández, director del Planetarium, nos guía en esta aventura.

La elección del primer telescopio puede ser una actividad linda de padres e hijos. (freepik.es
Karla Rodríguez
Torreón, Coahuila /

Muchos niños desde edades muy tempranas empiezan a expresar las cosas que les gustan. Mientras que a unos les pueda gustar el deporte o la música, hay muchos niños que se interesan por saber qué hay en el cielo: preguntan sobre las estrellas, la Luna, los planetas, entre otros temas referentes a la astronomía y su curiosidad lo ayuda a querer explorar más allá del mundo.

Una manera de explicarle a los menores sobre astronomía y puedan tener un contacto con esta ciencia es al momento de adquirir un telescopio que los ayude a observar más de cerca los astros y planetas. Sin embargo, es necesario conocer cuál es el indicado para los niños, por lo que Eduardo Hernández, director del Planetarium Torreón, nos explica lo necesario para adentrarnos en la aventura del espacio.

Comenta que estos instrumentos son usados para ver objetos que se encuentran a distancias muy alejadas. Aunque muchos usan el telescopio para ver las estrellas, este también puede servir para observar otros elementos de la naturaleza como las aves, las montañas, entre otras cosas. Pero menciona si se hace esto, se pueden ver las imágenes de cabeza, ya que los telescopios fueron hechos para ver las estrellas, ya que en el espacio no hay dirección como en la Tierra.

Para la elección del telescopio que usará el menor es necesario ver dos aspectos: la edad del infante y la complejidad del instrumento. Eduardo comenta que para los niños que se encuentran en primaria baja, se debe buscar que la montura sea muy sencilla. Un cuerpo pequeño y una abertura muy pequeña (60 milímetros), pero que da un campo muy amplio, porque son más fáciles de usar, enfocar y proveen un paisaje ideal para ver La Luna o las Lunas de Júpiter.

Para niños a partir de los 8 años, se pueden buscar telescopios que tengan más ajustes finos, teniendo en cuenta la motricidad que pueda tener el menor. Recomienda que para esta edad ya tenga controles manuales para maniobrarlo, pero si hay un interés más tecnológico Hernández menciona que existen telescopios que se pueden manejar por medio de aplicaciones de celular.

Sin embargo, considera importante que para el primer telescopio que se tenga se busque uno que sea fácil de manejar y que se tenga en cuenta las condiciones en las que será expuesto, ya que dependiendo si se dejará en casa o se llevará al aire libre se deben considerar más factores que garanticen la durabilidad del instrumento.

Eduardo Hernández, director de Planetarium Torreón. (cortesía)

RECOMENDACIONES

Algunos de los consejos que da Eduardo al momento de ya haber adquirido el telescopio son los siguientes:

  • Nunca tocar los lentes con las manos, ya que podemos mancharlos con la grasa de las manos y arriesgarlo a un daño a largo plazo.
  • No limpiar periódicamente el lente, esto puede causar que se rayen los lentes y no será posible usarlos por mucho tiempo.
  • Es importante mantener limpio el binocular, que es donde podemos observar lo que el telescopio refleja. Este se puede limpiar con un trapito de microfibra. Solo se necesita introducir de manera delicada.
  • Libera los seguros antes de moverlo para que no dañes el cuerpo.
  • Mantener el telescopio en un lugar con poca humedad para evitar que se deteriore la óptica del lente.
  • Los telescopios casi nunca vienen con un filtro solar, por lo que nunca debemos apuntar al sol, ya que nos puede generar un daño irreversible en los ojos.

Por último, Hernández menciona que la elección del primer telescopio siempre es en compañía de los padres de familia, ya que al ser un instrumento óptico involucra temas de enfoque, distancias y aumentos, los cuales hacen que la convivencia de padres e hijos sea una muy sana.

“Es una actividad que vale la pena hacer padres e hijos porque, además de que es muy divertida, es una actividad que genera conocimientos y vínculos, así que es una buena opción para intentar” comenta Eduardo.

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