Día Mundial del Agua: por qué la crisis hídrica y los microsismos podrían estar relacionados

En la Ciudad de México se han presentado enjambres sísmicos, en más de una ocasión, por lo que se sigue buscando entender su origen.

La sobreexplotación de los acuíferos en el Valle de México puede desencadenar diversos problemas| Foto: CRISANTA ESPINOSA
Lizeth Hernández
Ciudad de México /

La escasez de agua propicia diversos problemas que se filtra a distintos ámbitos de la vida, en algunas ocasiones no resultan tan evidentes, especialmente si estos se encuentran bajo tierra.

En México, el problema hídrico está arrastrando al centro del país, en sentido literal, a un punto de no retorno. Y es que la sobreexplotación de los acuíferos del Valle de México ha provocado diversas afectaciones en el suelo de la región.

Qué está pasando en los acuíferos del Valle de México

Se calcula que, de seguir con el ritmo de consumo actual, el agua del acuífero del Valle de México se agotará en las próximas cuatro décadas, pues se extrae 2.5 veces más agua de la que se recarga de manera natural.

La Ciudad de México es la más afectada, le siguen Chalco-Amecameca, Texcoco y Cuautitlán-Pachuca, según el diagnóstico asentado en el informe “Perspectivas del Agua en el Valle de México. Propuesta hacia la seguridad Hídrica” que fue publicado este 2024.

Conforme la extracción de agua avanza, otros problemas crecen, el efecto más inmediato es el descenso de los niveles piezométricos, lo que normalmente se acompaña del agotamiento de manantiales que a su vez se traduce en menos disponibilidad de recurso para la gente.

Las ciudades se hunden

Junto con ello, hay consecuencias adicionales igual de preocupantes, como el deterioro de la calidad del agua, costos adicionales para obtener el recurso y la compactación del suelo, como señalan Fernando J. González Villarreal, Eduardo Vázquez Herrera y Jorge Alberto Arriaga Medina, expertos en seguridad hídrica.  

En la capital, más del 60 por ciento del agua que se utiliza se extrae de mantos acuíferos (el doble de lo que se recarga de manera natural), lo que actualmente ocasiona el hundimiento del suelo, en el orden de 10 a 40 centímetros anuales.

Este fenómeno en el que toda una región se hunde recibe el nombre de subsidencia y ocasiona la deformación paulatina del terreno, sin embargo, no afecta de la misma manera a todo el territorio.

Los registros del Sistema de Monitoreo de la Piezometría y de los Hundimientos del Valle de México por Extracción de Agua Subterránea (SIMOH) han encontrado que, dentro de la demarcación, hay puntos que se hunde mucho más rápido que otros.

Por ejemplo, el suelo de la Catedral Metropolitana se hunde de 6 a 7 cm por año, por lo que para 2030 la construcción podría encontrarse entre 36 y 42 centímetros más abajo de lo que está hoy. Coapa y Ecatepec se hunden 20 cm anualmente, Chalco 30 cm, mientras que el Peñón del Marqués alcanza los 40 cm por año.

| Foto: Perspectivas del Agua en el Valle de México

Por sí solos, los hundimientos son riesgosos en ciudades densamente pobladas, pues, según algunas investigaciones, causan fracturas, inundaciones, desplomes, así como daños a monumentos y sistemas de transporte.

Sin embargo, el terreno de Ciudad de México presenta algunas particularidades, agudizan aún más problemas ya existentes, por ejemplo la falta de agua local, ya que se provoca fractura de tuberías y fugas de agua potable.

Por qué ocurre la subsidencia

La extracción de sólidos o fluidos (como el agua) ocasiona que las capas del subsuelo se reacomoden, porque no tienen el sustento de lo que se extrajo. Eso hace que se reacomoden y baje el nivel de la superficie, como explicó Dora Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias (CGeo).

¿Cómo se relacionan con los microsismos?

Teniendo en cuenta este panorama, se cree que el hundimiento del terreno en la Ciudad de México, podría estar asociado a los microsismos que se han registrado en la capital.

Según, el artículo ‘El Rompecabezas de la Sismicidad del Poniente de la Ciudad de México’, hay diversas hipótesis respecto a los enjambres de microsismos, como los que vivió en fechas recientes la capital del país. La más importante es la reactivación de las fallas geológicas presentes en la zona.

Sin embargo, lo que activa una falla que por mucho tiempo permaneció ‘dormida’ sigue siendo un misterio para los científicos. Es ahí en donde el papel del hundimiento del suelo a causa de la sobreexplotación de los acuíferos cobra importancia.

Y es que, según el grupo de investigadores a cargo del estudio de la posible falla que estaría detrás de la serie de microsismo que se experimentaron de diciembre de 2023 a febrero de 2024 (conocida como la falla Plateros-Mixcoac), algunos efectos que podrían provocar su activación son:

“La acumulación de tensión regional, el hundimiento del valle de México y la recarga del acuífero que alimenta a la zona metropolitana que en ambos casos podrían originar esfuerzos capaces de inducir los temblores”.

En este sentido, durante una conferencia a medios, realizada el 29 de febrero, los autores de “Perspectivas del Agua en el Valle de México. Propuesta hacia la seguridad Hídrica” destacaron que los hundimientos diferenciales podrían estar generando esfuerzos que propicien la aparición de agrietamientos en los suelos.

En palabras de los expertos, estos mismos agrietamientos, no serían los responsables de los microsismos, pero sí tendrían el potencial de agudizar los movimientos en la zona. Al respecto, MILENIO consultó la opinión de un geólogo.

“La cuestión es aún un tema de investigación, a lo mejor en algún punto de la Ciudad de México está relacionado pero más hacia las zonas del centro, o sea más hacia la zona de Neza, Pantitlán, no en la zona de Plateros-Mixcoac, porque esta zona está dominada por cuestiones estructurales (...). Por otro lado, el fenómeno que se origina por la deshidratación de los acuíferos, es decir, de subsidencia, es peligroso por sí solo, pues empieza a afectar las estructuras, pero es un movimiento lento”, comentó el geólogo Alejandro Salazar Méndez en una entrevista con este medio.

Por ahora, no hay un consenso claro al respecto; la comunidad científica sigue profundizando en las investigaciones, hasta el día de hoy también se ha manejado la hipótesis de que los sismos de gran magnitud con epicentro en la costa propician condiciones de desequilibrio, actuando como precursoras de sismos locales (microsismos).

Entre más se extrae agua subterránea más se hunde el suelo | Foto: Estrella Álvarez

Hundimientos, tan peligrosos como los sismos

En el ámbito nacional, la capital no es la única afectada por los hundimientos, de hecho este fenómeno sucede en muchas otras urbes, tanto de México (tal es el caso de Querétaro, Toluca, Celaya, Morelia, San Luis Potosí, Aguascalientes, Mexicali y Durango) como del mundo.

Así lo señala Dora Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias de la UNAM, quien en 2018 —y junto con otros 19 especialistas de 11 países— realizó un mapa mundial en el que ubicó las grandes ciudades que presentan subsidencia y fracturamiento del suelo a causa de la extracción excesiva de agua subterránea y la construcción de edificaciones en sitios no adecuados.

Fue en ese año, que ella, junto con sus colegas, logró llevar el fenómeno de subsidencia al catálogo de peligros geológicos que afectan de manera generalizada a varias zonas del mundo. Esto debido a que tienen el potencial de causar “desastres tan severos como los que ocasionan los sismos, las inundaciones y las erupciones volcánicas”.

¿Hay soluciones en la mira?

Desde hace cinco años, Carreón Freyre urgía la necesidad de "cambiar el paradigma con las agencias que administran el agua" y buscar otros métodos para obtener este recurso, como lo hizo Japón.

“Hace tres décadas dejaron de bombear agua del subsuelo; tenían un hundimiento total relativamente pequeño, de 10 centímetros; sin embargo, trabajaron en el reúso de agua tratada y en el cuidado de la superficial. Hoy en día prácticamente no tienen hundimientos”, señaló en una entrevista para Gaceta UNAM.

Por su parte, en el documento Perspectivas del Agua en el Valle de Méxicoel Dr. Fernando González Villarreal y sus colegas recomiendan revisar y actualizar las políticas de todos los niveles, así como las herramientas de planificación del desarrollo.

Por otro lado, señalan que una forma de reducir la sobreexplotación de los acuíferos podría ser a través de “la implementación de recarga artificial, el mejoramiento de eficiencias en las redes urbanas, el reúso e intercambio de agua residual tratada por agua de pozo, así como la reglamentación del uso o aprovechamiento del agua subterránea”.

LHM 

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.