Debemos empoderar a las niñas para que puedan elegir: María del Pilar Carreón

Entrevista | Lado B

La directora del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM ama leer y escuchar música barroca; considera que debe ponerse más empeño en reducir la brecha de género en áreas físicas y matemáticas.

El amor por los laboratorios despertó a temprana edad en la hoy académica. (Especial)
Alma Paola Wong
Ciudad de México /

Por primera vez una mujer, y además experta en química, dirige el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM.

La doctora María del Pilar Carreón Castro asumió como directora del ICN para el periodo 2020-2024, pero la relevancia no solo radica en su trayectoria académica y de investigación, sino también porque estará al frente de un organismo con fuerte presencia masculina, en el que de la plantilla total de 69 investigadores apenas 10 son mujeres, y solo hay ocho entre los 27 técnicos académicos.

Oriunda de CdMx, con 30 años de experiencia en el ICN, donde ha sido jefa del Departamento de Química de Radiaciones y Radioquímica, coordinadora de la Unidad de Docencia y Formación de Recursos Humanos y desde agosto de 2014 secretaria académica, Carreón Castro comparte un poco de su vida privada, sus gustos y aficiones. También le da tiempo para reflexionar sobre las barreras culturales que aún limitan a las mujeres para pensar en la ciencia como una opción de vida.

¿Cuándo supo que quería dedicarse a la ciencia?

Desde que estaba chiquita; soy la mayor de cuatro hermanos. Para mí, era una maravilla cuando podía mezclar cosas, como esos juguetes de Mi Alegría, incluso mi mamá por una telenovela de la época me llamaba doctora, pero el personaje en realidad era un médico. Al final, mi madre tuvo tino porque sí hice un doctorado.

En la secundaria lo afiancé más, gracias a maestras de Química; me encantaba ir al laboratorio. Me gustaba describir y hacer síntesis de nuevos materiales.

¿Cómo llevar una vida entregada a la ciencia de la mano con la personal?

La vida personal es muy importante. Mi esposo y yo siempre aprendimos a compaginar las actividades de trabajo. Él es físico, da clases en la Facultad de Ciencias de la UNAM; nos doctoramos y nos fuimos a hacer el posdoctorado en Estrasburgo, Francia, con mi hija recién nacida, así que ella está acostumbrada a viajar desde pequeña. A los ocho meses escuchó su primer seminario.

Tres años después regresamos a México. Somos muy unidos porque siempre hemos procurado viajar en verano, ya sea para una estancia de investigación o algo así, eso es algo que te une mucho. Incluso ahora que mi hija se fue a hacer la licenciatura y maestría en letras a París, hablamos hasta dos veces por día.

¿Qué hace una química en sus ratos libres?

Me gusta mucho leer y escuchar música barroca para concentrarme. En la mañana leo un rato, tomo agua, llevo un diario y ya por la tarde si puedo retomo un poco la lectura. Ahora encontré que la pintura me relaja, entonces estoy tomando cursos en línea. Por la noche procuro hacer un poco de meditación para relajarme, aunque ahora he tenido mucho trabajo. 

También me gusta el cine; cuando éramos novios, mi marido y yo nos íbamos a la Cineteca, al Centro Cultural Universitario. Me gustan los ciclos de cine francés, un poquito de todo, los filmes de terror no, pero con la pandemia hace mucho que no voy al cine, estamos encerrados viendo buenas series de Netflix.

¿Cuáles son las limitantes que aún existen para que las mujeres accedan a la ciencia?

Desafortunadamente piensan que la ciencia es algo muy cerrado, para personas que tienen un coeficiente intelectual muy alto o sencillamente deducen que las mujeres van a estudiar mientras se casan o muchas otras ideas.

He tenido la oportunidad de dar pláticas de empoderamiento de jóvenes, y sobre todo de niñas, donde me comparten:  “Yo quiero ser ingeniera, pero mi mamá me dice que no voy a poder, que no tengo la capacidad, que solo es para mis hermanos”... ¡Aún en estos tiempos! Los hermanos son ingenieros, pero la mamá le dice a la niña que no puede, porque es una costumbre, porque estamos pensando que hay ciertos mundos o ciertos medios que únicamente son para hombres.

Lo que les digo a las niñas es que cuando tú tienes el deseo, el compromiso, la disciplina por hacer las cosas, lo puedes lograr, pero es algo que tenemos que empezar a romper. Por eso yo promuevo cada 11 de febrero en la UNAM diversas actividades por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

En áreas de física, matemáticas, el problema que tenemos es generacional. Tenemos que empezar a empoderar niñas para que se den cuenta de que pueden dedicarse a lo que quieran.

Sigue ocurriendo que cuando abrimos una plaza, la mayoría que se presentan son hombres, o hay ocasiones que no se dan cuenta y existe un sesgo porque observan que si eres mujer te vas a casar, si eres mujer te vas a embarazar, tu hijo se va a enfermar y no vas a poder… Y no es cierto, tú puedes hacer las cosas.

¿Estas conductas adversas aún ocurren en la UNAM?

El rector de la universidad, Enrique Graue, ha hecho importantes avances en cuestiones de equidad de género. Tenemos el protocolo para la atención de casos de violencia de esta naturaleza, estamos tomando un curso de cómo tener políticas de equidad e igualdad de género. ¿Qué pasa? Que muchas veces no tenemos estudiantes mujeres. Es un problema porque desertan muchas niñas, ya que piensan que no tienen las capacidades; entonces, cuando se oferta un puesto, la mayoría son hombres.

¿Qué libro está leyendo?

Nosotras: Historias de mujeres y algo más, de Rosa Montero.


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