En salud, debemos mirar hacia adelante: Julio Frenk

Para el científico mexicano, todavía es tiempo de buscar un nuevo rumbo en nuestro sistema de salud, para lidiar con la pandemia y resolver los problemas estructurales de fondo.

Rector de la Universidad de Miami Nació en Ciudad de México en 1953. (Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

La pandemia de covid-19, la desaparición del Seguro Popular, la creación improvisada del Insabi, el desabasto de medicamentos, estos son algunos de los graves problemas que enfrenta el sector salud en México, del que se ocupan los especialistas Octavio Gómez Dantés, Felicia M. Knaul, Héctor Arreola y Julio Frenk en el libro Salud: focos rojos. Retroceso en los tiempos de la pandemia (Debate, 2020), que es el eje sobre el cual gira la siguiente conversación con el ex secretario de Salud en el sexenio de Vicente Fox.

En el actual panorama sobre la atención a la salud en México, ¿cuál es el desafío más urgente de atender?

El tema más urgente es lidiar con la pandemia, porque hasta ahora la estrategia que se ha seguido no ha funcionado, el número de casos y de muertos está por arriba de lo que se pudo haber logrado de haber tenido una estrategia diferente, como muchos otros países lo hicieron —países con niveles de desarrollo muy similares al nuestro han sabido manejar la pandemia.

Todavía es tiempo, como lo proponemos en el libro, de buscar un nuevo rumbo para lidiar con la pandemia a corto plazo, pero una vez que esta se supere, quedan problemas estructurales de fondo. Algunos de ellos venían desde antes y la nueva administración tuvo la oportunidad de emprender una reforma que los resolviera, sin embargo optó por agravarlos al aprobar una reforma que, en vez de arreglar o corregir las debilidades que el sistema de salud tenía y tiene, y de preservar los aspectos positivos, se dedicó a descartar todo lo que había antes y a destruir no solo lo malo, sino también lo bueno. En ese proceso se debilitó al sistema de salud.

Me parece que, en el mediano plazo, conforme se va resolviendo el tema de la pandemia, lo siguiente será reflexionar —sugeriría cancelar o anular— sobre la reforma que se hizo al sistema general de salud, que creó el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) sin un diagnóstico preciso, sobre bases muy débiles, sin reglas de operación, que se lanzó con una enorme confusión… Y justo estábamos en medio de eso cuando llegó la pandemia: mientras lidiamos con ella, recomiendo, como alguien que lleva más de 30 años estudiando los sistemas de salud, que se haga una reflexión más profunda. Cuando el presidente López Obrador dijo que quería construir un sistema de salud como el de los países escandinavos, ese es el modelo correcto, pero lo que se legisló no es eso, es lo contrario: es un modelo de un monopolio público centralizado que no le va a funcionar a México. Regresa al sistema de salud a los años 70 del siglo pasado.

¿Se politizó el tema de la salud?

Se ha politizado, lo cual contradice lo que ha pasado los últimos años. Desde 1982, cuando se nombra como secretario al doctor Guillermo Soberón, durante varios sexenios el titular de la Secretaría de Salud se nombró a partir de gente del ámbito académico: el doctor Soberón venía de completar ocho años muy exitosos como rector de la Universidad, no era un político tradicional. Le siguió el doctor Jesús Kumate, un gran inmunólogo, pediatra, de gran prestigio académico. Después llegó Juan Ramón de la Fuente y luego me tocó a mí, yo no milito en ningún partido, me invitó el presidente (Vicente) Fox por el carácter histórico de la elección y quería caras nuevas.

Yo trabajaba en la Organización Mundial de la Salud, ni siquiera voté en esas elecciones porque vivía en Ginebra, pero me incorporo como un experto en el tema de la salud. El actual secretario de Salud, el doctor (Jorge) Alcocer, también es un investigador muy prestigiado. Hay que retomar ese sentido de la Secretaría de Salud, porque gracias a eso se lograron muchos avances; no niego que había problemas de corrupción, había que atacar eso, pero de manera puntual, enfocada. El gobierno ha insistido en un discurso ideológico, tachando a los regímenes anteriores de neoliberales, lo cual es una tontería.

En tiempos del doctor Soberón, cuando supuestamente empezó la etapa neoliberal, se cambia la Constitución para reconocer la atención a la salud como un derecho social. Eso no es neoliberalismo, sino algo totalmente consistente con un pensamiento progresista. El doctor Kumate introduce la vacunación universal para lograr la equidad entre los niños más pobres de México; eso no es neoliberal. A mí me tocó, con el Seguro Popular, crear un mecanismo financiero que aumentó por cuatro el presupuesto público de la salud. Y el gobierno insiste en que se le abrió las puertas al sector privado; eso es ostensiblemente falso: lo que se hizo con el Seguro Popular fue crecer el presupuesto público. El presidente López Obrador tiene una gran legitimidad, no necesita legitimarse desacreditando a los gobiernos anteriores. Vamos a mirar hacia adelante y a construir algo mejor para México.

¿Cuáles eran, en el pasado, los problemas o las carencias en el sector salud?

Cuando llegué como secretario un problema muy grave era el subfinanciamiento del sistema de salud. La reforma que dio lugar al Seguro Popular creó un mecanismo financiero que dejó en ley aumentos presupuestales, año con año, hasta el 2015. Fue en la segunda mitad del sexenio de (Enrique) Peña Nieto que empezaron los recortes a salud, pero de 2000 a 2015 el presupuesto de la Secretaría de Salud creció cuatro veces en términos reales. Desgraciadamente de 2015 a 2018 hubo recortes, y cuando uno pensaba que un gobierno de izquierda iba a aumentar el presupuesto de salud, nos encontramos que se ha reducido en términos reales.

El sistema de salud sigue segmentado y fragmentado. Tenemos al IMSS, al ISSSTE, a la Secretaría de Salud, hay que hacer la integración, pero no creando un monopolio público, sino integrando el financiamiento para crear un fondo nacional de salud. El Seguro Popular ya tenía que dar paso a la creación de ese fondo, que permita que todo mexicano pueda ir a cualquier hospital público, lo que sería consistente con la visión del presidente López Obrador de un sistema parecido a los países escandinavos. Se requiere ya integrar el financiamiento público, donde todo mexicano o mexicana pueda ir al establecimiento público que le quede más cerca, en vez de demostrar que tiene un trabajo en una empresa privada para poder acceder a un servicio público.

En Europa ya se están confinando otra vez, ¿qué le espera a México?

Hay una evidencia clara de que el virus tiene un comportamiento estacional, de manera que viene una nueva ola de casos. Lo estamos viendo en Europa y va a llegar a México, conforme vienen los días más fríos, la gente pasa más tiempo encerrada y eso propicia el contagio. Además, los casos nunca bajaron, porque la estrategia ha estado mal: se debió introducir el uso obligatorio de los cubrebocas: en vez de eso, el gobierno ha estado con contradicciones, el Presidente nunca ha aceptado usar el cubrebocas y poner el ejemplo.

Lo más grave es que no se están haciendo las suficientes pruebas, que son la base para aplicar los instrumentos de la salud pública: hacer pruebas y a todos los que salen positivo y a sus contactos, ponerlos en cuarentena, de esa manera no se tiene que encerrar a todo mundo. Para mí, como experto en el tema, que México sea el único país que ha declarado que no se necesitan hacer pruebas, que es un desperdicio de recursos, contradice la opinión de todos los expertos y las recomendaciones de la OMS.

Hay que hacer pruebas y aplicar las medidas de salud pública: a los positivos y sus contactos ponerlos en cuarentena, y el resto de la gente usar cubrebocas de manera obligatoria, mantener la sana distancia y la higiene de manos. Si hacemos todo eso, se puede controlar la pandemia, pero no lo hemos hecho.

¿Se le ha dado importancia a la ciencia?

La ciencia nos va a permitir desarrollar las pruebas, los medicamentos y las vacunas. Ahora es bueno que el gobierno esté tratando de comprar las vacunas, pero es una contradicción que le apuesta a las vacunas, fruto de la ciencia, al tiempo que le asesta un golpe fatal a la ciencia en México al cancelar los fideicomisos, que eran una forma de proteger la inversión en ciencia y, sobre todo, permitir presupuestos multianuales, porque los proyectos científicos toman mucho tiempo. Además, muchos de esos fideicomisos recibían fondos que los propios investigadores generaban de fundaciones, de organismos internacionales. Prácticamente se expropiaron los recursos a la ciencia y estamos condenando a México a la dependencia científica y tecnológica: es un ataque a la soberanía nacional.

Pero además de la ciencia, hay que aplicar lo que las ciencias sociales revelan sobre cómo persuadir a la gente, con estrategias claras de comunicación por parte del gobierno, sobre el uso de medidas básicas para la salud pública, como el uso del cubrebocas y el mantenimiento de sana distancia. Y en eso, el gobierno ha fallado.

¿Qué tan responsable es la sociedad de lo que está pasando con la pandemia?

Todos somos responsables, la sociedad también es responsable, pero muchos gobiernos estatales, ante el vacío del liderazgo, han respondido bien; muchas empresas privadas, como los hospitales privados, laboratorios que se han dedicado a hacer pruebas, a desarrollar aplicaciones para rastrear los contactos, las farmacéuticas nacionales que participan en la producción de vacunas… todo eso es ejemplar. Y también los organismos de la sociedad civil, donde incluyo al personal de salud. Aunque algunos de ellos trabajan para el gobierno, pero como ciudadanos están arriesgando la vida, México es el país con el mayor porcentaje de muertes entre el personal de salud, lo cual es un escándalo, y ahí están, al pie del cañón.

Muchos miembros de la comunidad científica, a pesar de los ataques que han sufrido de este gobierno, han estado haciendo investigación relevante y desarrollando tecnologías para ayudar. La sociedad ha respondido y aquellos que no hacen caso, que creen que no necesitan cambiar sus estilos de vida, hay que hacer un llamado muy claro ante la necesidad de entender que el uso de cubrebocas es un elemento de responsabilidad mutua: no solo es para protegerme a mí, sino para proteger a los demás. Ese mensaje no se ha hecho lo suficientemente claro para tratar de lograr que más personas usen cubrebocas y observen estas medidas básicas de salud pública.

Perfil

Julio Frenk

Rector de la Universidad de Miami

Nació en Ciudad de México en 1953.

Médico cirujano egresado de la UNAM, es maestro en Salud Pública por la Universidad de Michigan. Es autor de alrededor de 28 libros y ha sido maestro en la UNAM, la Escuela de Salud Pública y El Colegio de México. Fue Director Ejecutivo de Investigación e Información para las Políticas de la OMS y secretario de Salud en el sexenio de Vicente Fox. Decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, es también consejero de la Fundación Bill & Melinda Gates.

Frases

“El presidente López Obrador tiene una gran legitimidad, no necesita legitimarse desacreditando a los gobiernos anteriores”

“El gobierno ha insistido en un discurso ideológico, tachando a los regímenes anteriores de neoliberales, lo cual (en materia de salud) es una tontería”

“Cuando uno pensaba que un gobierno de izquierda iba a aumentar el presupuesto de salud, nos encontramos que se ha reducido en términos reales”


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