La mayor problemática que enfrentan es la cacería: Pablo Vázquez, activista por el jaguar

Hablamos con el fundador de Jaguars in the Wild A.C. para conocer la importancia de preservar el jaguar en el mundo

Pablo Vázquez, activista por el jaguar mexicano | Especial
Sarah Gore Reeves y Carmen-Lucía Acosta
México /

En 2018 se determinó que alrededor de 4 mil 800 jaguares viven en territorio mexicano. Sin embargo, a pesar de que la condena por cazarlos es de hasta siete años de prisión, se estima que en un año México pierde hasta 50 ejemplares. De seguir así, en tan solo 25 años estas criaturas estarán extintas en el país.

Tomando en cuenta esta amenaza, Pablo Vázquez tomó el asunto en sus propias manos y creó Jaguars in the Wild A.C., una fundación dedicada a la preservación de estos animales y de su hábitat natural. Ubicada en Oaxaca, la organización es parte de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ), compuesta por instituciones privadas y académicas, y por investigadores y expertos que trabajan en conjunto para cuidar y abogar por los jaguares y su ecosistema, bajo un cuidado diseño de estrategia nacional.

¿Por qué decidiste ayudar a los jaguares?

Hace tiempo el Jaguar de la luz atacó el ganado de una comunidad en Oaxaca. En 2005, mi tío Juan Ramón Rosas Gutiérrez y yo tuvimos la oportunidad de trabajar en el rescate del Jaguar de la luz y conocer la comunidad en la que fue capturado. Tras aprender sobre las necesidades económicas y la falta de participación del gobierno de México, junto con varios miembros de la sociedad oaxaqueña, como Fernando Guadarrama, Diego Wooldrich y Francisco Verástegui, decidimos crear la fundación Pueblo Jaguar A.C., con el fin de ayudar a estas comunidades y pagar por los daños que el animal había causado. Con la participación de los artistas de Oaxaca, el Instituto de Ecología de la UNAM, 40 investigadores, universidades y autoridades mexicanas, creamos una estrategia nacional para la conservación del jaguar y sus hábitats.

¿A qué retos te has enfrentado?

Los retos son enormes, desde la falta de recursos económicos hasta el desconocimiento de las personas sobre la especie. Sin embargo, después de tocar puertas y enfocarnos completamente a llevar a cabo una estrategia en la que desarrollamos protocolos de liberación, logramos superar esos retos. Desde 2015 contamos con una documentación visual, disponible en nuestras diferentes redes sociales, en la que relatamos todo lo que ha ocurrido dentro de nuestra reserva desde el principio hasta ahora.


¿Cuál es el proceso de liberación al medio silvestre?

Hemos desarrollado una serie de protocolos, como el de asilvestramiento de jaguares sin contacto humano, que busca cumplir los 46 patrones de comportamiento silvestre, cuyo objetivo es que el jaguar reconozca el agua como su mayor proveedor de alimento. Los encargados de llevar a cabo este trabajo es un equipo multidisciplinario conformado por distintas organizaciones como la ANCJ, la Comisión Nacional de Áreas Nacionales Protegidas (Conanp) y la Dirección General de Vida Silvestre (DGVS).

¿Qué simboliza el jaguar para los mexicanos?

La cultura Mesoamericana lo consideraba el dios de la noche, la zona arqueológica de Monte Albán, en Oaxaca, significa “cerro de jaguares” en zapoteco. Y el escudo del municipio Tehuantepec, en el sur de Oaxaca, es un jaguar abriendo la boca comiéndose a un guerrero azteca. Hay muchas cosmogonías prehispánicas que relatan, desde hace más de 10 mil años, el rol del jaguar; algunas comunidades indígenas incluso creen que se convierten en jaguar al tomar su alma. El jaguar tiene tal importancia que fue declarado patrimonio cultural y biológico del estado de Oaxaca.


¿A qué retos se enfrentan los jaguares al ser liberados? ¿Tienen algún método de rastreo?

La mayor problemática que enfrentan es la cacería. Por eso los cuidados son sin contacto humano, para evitar acostumbrarlos a condiciones que no tendrán al ser liberados. Viven en simuladores de vida silvestre creados por nosotros. Del rastreo: usamos collares de monitoreo satelital con duración de hasta un año. Son aparatos drop off que se desprenden y así los recolectamos. La información que recabamos se resguarda en nuestro banco genético y con ella se escriben artículos científicos.

¿Qué le espera a la fundación en el futuro?

Estructurar una fundación sólida a través de una comunidad de investigadores y un grupo de atención técnica operativa en Yucatán, que apoyen la conservación de la especie. Tenemos mucho camino por delante en crear conciencia.

​bgpa

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