Las nuevas generaciones en el Valle del Mezquital deben asumir su responsabilidad en el cuidado del ambiente pues la situación que actualmente se enfrenta por la sequía y la deforestación amenaza a esta zona geográfica.
Nayeli Mejía Reséndiz, ingeniera en agroalimentos, es presidenta del Consejo Supremo Hñähñu, y está consciente de que las nuevas generaciones todavía no le dan la debida importancia al tema.
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“Es necesario hacer consciencia, con motivación y capacidad para poner ejemplo a nuevas generaciones”, pero señala que la pandemia de covid-19 ha detenido muchos proyectos contemplados para el Valle del Mezquital.
Durante el foro virtual denominado Escasez del agua, sequías y sus repercusiones, organizado por el Consejo Supremo Hñähñu y la agrupación Ecopil, refiere que las condiciones climáticas actuales son críticas, y los habitantes del Valle son testigos de las variaciones que se han manifestado a través de casos extremos.
“Ya no llueve como debería de llover, ahora graniza, son trombas impresionantes, dañando cultivos, y no estamos haciendo nada, no estamos tomando en cuenta las consecuencias, no tenemos la educación suficiente para las futuras generaciones” a pesar de que es indispensable que se tome con seriedad el tema, dice.
La zona del Valle del Mezquital es amplía y vasta en diversidad, señala por su parte Alicia Rodríguez, bióloga integrante de la agrupación Ecopil, una asociación civil dedicada al desarrollo de proyectos de innovación social y gestión ambiental para fomentar mejores prácticas a través de un modelo flexible y escalable.
Explica que el “Valle del Mezquital es una región semiárida, con elementos particulares, y considerada la región más grande de Hidalgo al abarcar 27 municipios de la zona suroeste de Hidalgo”, aunque dijo que algunos autores incluso amplían esta zona en sus estudios y sugieren que hay un Valle del Mezquital ampliado, en el cual se encuentran contempladas algunas otras demarcaciones de Querétaro y del estado de México.
Coincide en que la irregularidad en las condiciones climáticas impacta directamente a la región, al afectar por ejemplo los cultivos. Recuerda que antes, cada 15 de mayo iniciaba la temporada de lluvias e incluso ilustra que coloquialmente se celebraba una misa en honor a San Isidro Labrador, para “pedir” por lluvias para una buena cosecha.
Antes de que el tiempo comenzara con irregularidades, dice, las lluvias se registraban desde mayo hasta septiembre, pero ahora empiezan a finales de junio o principios de julio y terminan en septiembre, afectando severamente a los cultivos que dependen del sistema de temporal.
Ante la falta de lluvias muchas tierras de cultivo están sufriendo los estragos, y por ello muchas milpas son abandonadas y la agricultura se está inclinando ante el sistema de riego, el cual implica, dice, riesgos a la salud por la calidad de las aguas negras.
La bióloga integrante del equipo de Ecopil sostuvo que se debe actuar de inmediato para revertir los efectos adversos, y en este sentido, reconoce que aunque actualmente “hay muchas investigaciones en el Valle del Mezquital, a veces sólo se quedan en eso”.
Y subraya que de forma inmediata tiene “que hacerse algo en concreto; se deben reducir impactos al ambiente, con reforestaciones, con el uso de productos amigables con el ambiente, que se haga uso de aguas tratadas y no residuales sin tratamiento”.
Aguas residuales cambiaron rostro del Valle
El Valle del Mezquital cambió considerablemente en todos los aspectos a raíz de que comenzó a recibir el agua residual del Valle de México, refiere Gregorio Jaén Gáspar, secretario general del Consejo Supremo Ñhähñu.
“El Valle del mezquital tiene zonas bondadosas, pero también muy áridas; desde la concesión de las aguas negras que llegan al estado de Hidalgo el Valle del Mezquital va a cambiar su forma de vida a través del cultivo; y eso va a permitir que la gente se quede en su región, aunque ello no impide que sea también una expulsora de mano de obra hacia otros países”.
Ahora que el Valle tiene una fuerte actividad agrícola se deben aprovechar los recursos al máximo, y por esto es importante cuidar a la región, pues “las lluvias han disminuido y necesitamos hacer uso óptimo de lluvias; ya hay algunas técnicas que ya se están aplicando en las comunidades para almacenar el agua de lluvia para la sobrevivencia como vital líquido, y para mantener vivas a algunas plantas”.
Es, dice, “urgente dedicarle tiempo al campo, al ambiente, para manejar de manera eficiente y óptima los cultivos en la zona del Mezquital; hay algunos que ya empiezan a enviar alimentos a EUA, el problema es que debemos cuidarlo, y se debe encontrar estrategia para buscar áreas de oportunidad, para vivir de manera segura”.
En este aspecto, reconoce que “que hay deforestación; se requiere forestación, y se tiene que seguir impulsando, con autoridades, organizaciones civiles y con acuerdos con comunidades, porque el tema de escasez de agua es una realidad y tenemos que trabajar de manera más rápida para ir previniendo situaciones que pudieran presentarse”.
Sostiene que el “calentamiento es global, pero se tiene que hacer algo desde lo local para frenarlo”, y ejemplificó que “los pobladores de esta región siempre acostumbramos que en nuestro patio haya un mezquite o pirul frondoso, rodeado de magueyes o plantas, y cuidamos el medio ambiente, y así podemos contribuir; es un llamado para que nos pongamos a hacer algo, buscar alternativas y estrategias para el medo ambiente”.
Subraya que “se debe hacer algo, sumarnos a trabajos más intensos; en el Valle del Mezquital se producen muchas hortalizas pero no es suficiente, se pueden mejorar muchas áreas para un uso óptimo y eficiente del agua, y para ello se tienen que aprovechar las tecnologías y el conocimiento científico”.
Visible deterioro ambiental
Dulce Carolina Sánchez Cruz es la segunda pilota aviadora de Hidalgo en la historia y además de ello es activista ambiental, participante en un programa de protección a los océanos en el Caribe y miembro de Greenpeace.
Desde las alturas Sánchez Cruz ha visto cómo en los últimos años el deterioro ambiental en el país está avanzando a pasos agigantados; “desde hace años se ven cambios climáticos, por contaminación, desarrollo urbano, lo que ha afectado al ecosistema”.
Estados del norte como Sinaloa y Chihuahua están muy afectados, igual que Hidalgo, a causa de la diferencia de tipos de climas, y por eso muchos municipios son afectados por falta de agua, dice. “Las estaciones han cambiado, la agricultura tenía sus etapas, de época de lluvia y riego, y ahora no, ahora en los meses en los que creemos que va a llover, tenemos sequías masivas”.
Además de que “se está perdiendo suelo, grandes extensiones, pues la falta de lluvia es una de las causas de la deforestación, lo que es preocupante, porque está generando un efecto dominó en el Valle”.
Opina que la desatención al cuidado del medio ambiente es una problemática generacional, “es una cadena, nosotros los jóvenes y muchas de las personas adultas mayores, que en su debido momento no fueron creándonos esta cultura, están o estamos tomando muy a la ligera problema de sequía y contaminación”.
Por esto considera que se deben emprender algunas acciones para subsanar la problemática, y entre estas propone el “buscar apoyo para campañas de reforestaciones, pero también hacer conciencia entre los estudiantes”.
Es urgente la acción social para salvar el ecosistema del Valle del Mezquital, dice Carlos González Palma, maestro en ciencias e integrante de Ecopil, pues se requiere, por ejemplo, mejorar la calidad del aire en esa región, la cual desde los años 60 “es considerada como zona de sacrificio, porque por muchas políticas federales varias industrias se mudaron a esta zona, con un aumento a la contaminación y en detrimento de la salud por la calidad del aire y de los ecosistemas de la región”.
Economía de la destrucción
Expone que la región está inmersa en un círculo vicioso, pues “para hacer que la industria crezca se hace un cambio de uso de suelo, y eso genera deforestación, y al aumentar la deforestación disminuye la cantidad de cobertura vegetal que puede filtrar agua para esta región, que claramente sufre escasez de este vital líquido, y estamos entrando en un círculo en donde deforestamos y nos quedamos sin agua, pero seguimos deforestando”.
Dice que ante esto “Ecopil propone producir conservando; la economía tradicional implica producir destruyendo, pero actualmente, vemos que hay otras maneras, proyecto que nos están ayudando a conservar esta región”.
Pero expone que se requiere “posicionarlo en agendas políticas, pues actualmente quienes trabajamos en pro de la conservación somos muy pocos, y no podemos con todo”.
Mientras tanto, reconoce, continúan las “pérdidas para campesinos, pues la realidad es muy triste en campo mexicano, se pierden las cosechas, suben los costos, las parcelas son medios de vida para comunidades, y las perdidas generan problemas para la población”.
Acusa el especialista que “la Ciudad de México tiene muchos privilegios ambientales, y es lamentable que por ejemplo se tengan que hacer tantos esfuerzos para bombear agua del estado de México, y que después esta agua residual sea vertida hacia Hidalgo a través de un tubo; eso no debería de pasar, la CDMX depende totalmente del estado de México”.
Actualmente, añade, el agua no se distribuye de manera adecuada; “se están destinando a cosas que no son vitales, y por ello la población debe sumarse a proyectos, no esperar tanto del gobierno”.
Mientras tanto el deterioro del ecosistema en la región avanza, y la sequía es uno de los graves signos de esta problemática para la cual todavía no hay una acción conjunta de gran envergadura que permita enfrentar la crisis por la que atraviesa el Valle, y la cual deberán enfrentar en su momento las nuevas generaciones.