Estudiantes del Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla, desarrollaron un bioplástico con residuos de la piña que se degrada en tres meses. El nuevo material sustituye al plástico convencional y logra agilizar la siembra al reintegrarse en la tierra una vez finalizada la cosecha.
Durante el confinamiento, los estudiantes de Ingeniería en Biotecnología, Adolfo Martin Vidal Ruiz, Eduardo Méndez Loranca y Omar Vallejo Medrano, convirtieron sus cocinas en laboratorios y así lograron desarrollar el material biodegradable, por lo que conformaron la compañía Celal-Mex.
“Descubrimos el hilo negro de un nuevo bioplástico que no existe en México ni en todo Latinoamérica. Nos llamó la atención que uno de los retos más grandes -cosecha tras cosecha- es la gestión de residuos. Tan sólo en la piñera con la que trabajamos genera 480 toneladas de residuos orgánicos al año, sin contar los residuos del mulching”, indicó Adolfo Vidal.
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El mulching es una práctica necesaria que consiste en recubrir los terrenos de cultivo con un plástico negro (HDPE) que no es biodegradable, y cuyos residuos se convierten en microplásticos que se adhieren al suelo y dañan lo cultivos que ya comemos, con efectos negativos.
Es decir, en la agricultura, para prevenir el crecimiento de hierbas que absorben los nutrientes de las piñas, se recubren las hectáreas de cultivo con un plástico similar al de una bolsa de basura negra. Una vez finalizado el crecimiento, se remueve la capa y se desecha para colocar una en buen estado.
“Estamos preparando una propuesta de inversión para la construcción de una planta industrial en Veracruz que producirá 24 toneladas de celulosa de piña mensualmente. Además impulsaremos cuatro productos hechos a partir de residuos orgánicos, dos de esos productos son la celulosa y el bioplástico para el mulching. Queremos traer la verdadera revolución verde en México”, señaló Eduardo Méndez.
MjI