En un mundo laboral en constante cambio, marcado por el avance de la inteligencia artificial (IA) y los macrodatos, las organizaciones enfrentan el desafío de reinventarse. Según el más reciente Informe sobre el Futuro del Empleo del Foro Económico Mundial, el 60 por ciento de los empleados a nivel global necesitarán adquirir nuevas habilidades antes del final de la década. Ante este panorama, las empresas comienzan a voltear hacia un modelo de gestión basado en competencias como una solución estratégica clave.
Este enfoque plantea un cambio de paradigma: priorizar las habilidades sobre los títulos académicos o la experiencia profesional tradicional. Esto permite no solo identificar candidatos mejor capacitados para roles específicos, sino también ampliar el espectro de postulantes. Las organizaciones ya no se limitan a un conjunto acotado de cualificaciones tradicionales, sino que incluyen perfiles más diversos.
Además, adoptar un modelo basado en competencias trae consigo ventajas para los empleados. Al enfocarse en habilidades específicas, se generan oportunidades de movilidad interna, incrementos salariales y desarrollo profesional. Según expertos, este enfoque basado en tener Skills Set permite redefinir a los trabajadores como individuos integrales, valorando sus capacidades y promoviendo la equidad en el acceso a oportunidades laborales.
Más allá de la contratación
Migrar hacia este modelo no solo transforma los procesos de atracción de talento, sino también la manera en que las empresas gestionan sus recursos humanos. Evaluar las habilidades actuales del equipo y trabajar en su fortalecimiento permite crear una fuerza laboral más ágil, flexible y preparada para enfrentar los retos del futuro.
“Una organización que prioriza las competencias no solo está contratando talento; está creando un ecosistema laboral inclusivo, donde las personas de diferentes orígenes tienen cabida y oportunidades para prosperar”, señala Salvador Velázquez Uribe, director de Marketing Nacional ICAMI.
El rol del liderazgo
Para que este cambio sea efectivo, los líderes deben desempeñar un papel crucial. Un liderazgo empático y eficaz garantizará que la transición hacia prácticas basadas en competencias sea inclusiva y exitosa. Esto implica involucrar a los empleados, comunicarles el valor de esta transformación y atender sus inquietudes.
Además, la capacidad de medir avances y detectar áreas de mejora permite a los líderes refinar sus estrategias y consolidar el impacto positivo de este modelo. Con un compromiso colectivo, las organizaciones podrán no solo superar los desafíos actuales, sino también sentar las bases para un futuro más inclusivo, equitativo y eficiente.