Comenzó a escribir a los 15 años de edad, lleva la mitad de su vida ejercitando la escritura, en ese viaje por la narrativa, ha explorado la ficción, la ciencia ficción y el realismo mágico; mientras que en la poesía se ha internado en el verso libre, esa formación literaria corresponde a Antonio León Cuervo, quien recibió el 6º. Premio de Literatura Indígenas de América (PLIA), en la 32 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
El galardonado, que es uno de los 147 mil mazahuas en el país, dijo que todas las personas tienen una historia que contar, por eso considera que la literatura contribuye a dignificar la vida del individuo. Sostiene que “los escritores pueden o no, ser personas ejemplares, pero la literatura es incorruptible”.
Compartió que la lectura de la poesía y la narrativa ha sido el camino más hermoso que ha podido andar en la vida: “a través de ella me he podido soñar entre los paisajes de Macondo, Comala, Simojovel y el Amazonas. Pero también me llevó a perderme en un lugar de La Mancha, del que no sé su nombre, pero del que a menudo me acuerdo…Muchas veces mi corazón se detuvo mientras llegaban a mí las voces de Gribran, Vallejo, Jhonson, Bukowski, paz y Neruda”.
Ante las autoridades que le entregaron la tarde de este sábado el premio, impulsado en gran medida por la Universidad de Guadalajara —que consistió en un diploma, un estímulo económico y una escultura—, León Cuervo explicó que escribió El eterno retorno, texto con el que ganó este certamen, para contar la historia de un hombre mazahua común, un raicero de oficio.
“Es la aventura y desventura de la vida, es la justa injusticia de la realidad cotidiana, es una tragicomedia, no hay un felices para siempre, porque siempre, es mucho tiempo, y el tiempo es relativo, como lo es la felicidad y la vida”.
El escritor refirió que escribe porque quiere contar historias que aún no ha encontrado en los libros: “La literatura me ha dado la más grande de mis derrotas de mi vida, pero también, me ha dado los mejores momentos, no hay nada que me dé más felicidad que concretar una historia, verso o prosa. Uno no escribe para ganar premios, pero para muchos son los premios la única forma de lograr que otros lean su trabajo, pues ninguna historia tendría sentido, si el único lector fuera el mismo escritor”.
En el acto, los participantes indicaron que ojalá este reconocimiento sea un impulso y una motivación para la carrera literaria del galardonado, en su intervención, Juan Gregorio Regino, director general del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), subrayó la gran vitalidad de la literatura indígena.
mrf