La historia de Torreón a través de su diversidad arquitectónica

El director de la facultad de Ciencias Sociales dijo que, “se explora la experimentación de formas y los edificios tienen una orientación liberal y republicana".

La historia de Torreón a través de su diversidad arquitectónica. | Especial
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

El pasado viernes, más de 2 mil planos arquitectónicos de la ciudad de Torreón fueron entregados por investigadores académicos de la Universidad Autónoma de Coahuila de la Unidad Saltillo al Archivo Municipal Eduardo Guerra. Archivo rico y ecléctico que da sustento a un patrimonio que se verá siempre en amenaza ante el discurso de un progreso que se impone ante la falta de reglamentación y el desconocimiento generalizado de su riqueza.

En contexto, si se piensa en el origen más remoto de poblamiento en la Comarca Lagunera, sin duda alguna la simiente se ubica en el municipio de Viesca. Sobre la fundación del pueblo El Álamo, los investigadores han encontrado sustento en los registros parroquiales que ostentaban la identidad de los habitantes a través de la fe bautismal, los matrimonios y las defunciones, pero también sobre los documentos o reportes que los sacerdotes realizaban en cuanto a los ataques de los indios, locales y migrantes, así como las epidemias.

En ese sentido los doctores en historia José Gustavo González Favela, director de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAdeC, y José Manuel González Mendoza, profesor de Arquitectura, Investigación y Restauración de Sitios y Monumentos, visitaron la ciudad de Torreón para dictar una serie de conferencias, previo al protocolo de entregar en una memoria digital los planos al Archivo Municipal de la ciudad.

“Esta es una frase que me gusta compartir cuando hablamos de patrimonio y dice: ‘Como mínimo espero haberte convencido de que, si nuestro desafío va a ser atendido, no lo será considerando a los artefactos como cosas. Merecen algo mejor. Merecen ser alojados en nuestra cultura intelectual como actores sociales hechos y derechos. ¿Median nuestras acciones? No. Ellos son nosotros’. Nuestros edificios son nosotros. Nuestro patrimonio somos nosotros. Nosotros somos ellos”, dijo el doctor José Manuel González Mendoza, al recuperar la voz de Bruno Latour.

En cuanto a la presentación de González Mendoza, ésta se concentró en la arquitectura moderna. No podría ser de otra manera si se piensa que la ciudad de Torreón apenas alcanza los 115 años fundacionales, aunque el espectro investigado inicia en el año de 1860 y continúa hasta la década de 1960 del siglo pasado en el noreste de México, es decir, los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.

“Hablamos de una gran extensión territorial, desde la costa de Tamaulipas hasta los desiertos o semidesiertos de Coahuila, o las montañas de Nuevo León, en extremo, muy frío o muy caliente, y desde luego, de una región de una prosperidad económica que se prolongó por lo menos por dos siglos. Y todas estas condiciones que menciono son variables que influyen en la cuestión arquitectónica”, sentenció el especialista quien acotó que se debieron considerar sin duda valores como la cuestión climática.

Con una tradición arquitectónica antigua y diversa, de acuerdo José Manuel González, Coahuila ostentó de pequeñas casas, es decir, de arquitectura efímera de distinta naturaleza, tras el periodo de poblamiento al que se refirió su similar, el doctor José Gustavo González Favela, donde Viesca fue, literal, un oasis que sobrevivió a dos procesos de colonización y donde se detalló que el trabajo de los indígenas tlaxcaltecas fue relevante para hacer difícil en la Comarca Lagunera el trabajo de colonización de los españoles. Sin embargo la modernidad avanzaría con un nuevo rostro de la región.

“A la par comenzaron a surgir durante los siglos XVIII y XIX arquitecturas vernáculas, identificadas con la tradición: casas de pueblos, de barrios, de colonias que fueron evolucionando en términos arquitectónicos a dos cuestiones importantes: una, que eran fáciles de construir y se edificaban con materiales accesibles donde se utilizaba adobe, piedras, maderas de distintos árboles, y la otra es que hablamos de una arquitectura que en términos espaciales, eran edificaciones para habitar con lo mínimo”.

Por otro lado se trata de una arquitectura que ofrece la visión de colonización y la presencia de los españoles, donde se desarrollan grandes proyectos en cuanto a las edificaciones como símbolo del propio periodo colonial, extendiendo su presencia sobre todo el siglo XIX. Es decir, su influencia se percibe desde el año de 1530 en el caso de Viesca, en Coahuila, y hasta 1940 en el caso de Torreón, o 1907 con los primeros trazos de la ciudad que entonces era considerada aún el Rancho del Torreón.

La diversidad arquitectónica

Con el contexto expuesto por los especialistas, se puede llegar a la conclusión de que no sólo se habla de una gran región como territorio sino de un periodo de crecimiento y desarrollo con asentamientos humanos, con una gran diversidad arquitectónica, siendo un valor más en la ciudad de Torreón.

“No es una sola arquitectura. Luego la noción de patrimonio es como encontrar la quintaesencia de lo que ocurre aquí, y a veces resulta que el patrimonio no es la quintaesencia de lo que ocurre sino al contrario, es la diversidad de estilos, de periodos, de tecnologías y de épocas, ahí mismo es donde se construye la riqueza del patrimonio arquitectónico”, dijo González Mendoza.

Con la llegada del México Independiente se dio un proceso de construcción técnico con nuevos materiales y formas de concebir cómo se erigía un edificio, con adaptaciones espaciales funcionales, con nuevos hábitos y espacios y con una mezcla de estilo en una búsqueda de identidad, experimentando formas. Es así como el porfiriato define a la arquitectura de Torreón.

Con el mejoramiento de materiales y la mezcla de estilos, comentó el entrevistado, se explora la experimentación de formas y desde luego los edificios tienen una orientación liberal y republicana.

“El porfiriato va a resultar un periodo muy importante en esta región en específico (Torreón) con un gran auge. ¿Qué detectamos que destaca en esta región y época que lo hace importante y digno de pensarse desde el presidente, no nada más como antigüedades quedan perdidas desde el siglo XIX sino como algo relevante. Hay presencia de arquitectos, diseños, materiales y tipologías importadas. Hay muestras del naciente país con otras naciones”.

Y es así como José Manuel González Mendoza comienza por desmenuzar un inventario de ejemplos, iniciando con el Antiguo Hospital Civil de Torreón, edificio de alta especialidad médica, sin precedente nacional, como arquitectura que corresponde al auge económico donde prevalece la idea de la modernización, al igual que en la antigua Escuela Pública Amado Nervo, ambas concebidas como espacios de gran funcionalidad.

Así en Torreón hay bancos, tiendas, fábricas y edificios sociales. Torreón es también atípico pues no predominan iglesias o templos, suplantados por edificios que expresan la pujanza industrial y progreso como símbolo de una sociedad en movimiento y adaptación. Basta destacar que la primera sucursal del Banco de México se instaló en Torreón.

“Se trata de edificios de gran calidad en términos no sólo de estilo y de construcción sino del servicio que trataban de ofrecer, este es el contexto previo a la revolución mexicana y Torreón tenía un edificio para ese momento de alta especialidad médica”.

Otros edificios citados son el Antiguo Hospital Ejidal, que alejado de la visión cristocéntrica, se edificó bajo la visión de orden y progreso, es decir, con una visión social y científica que vieron nacer la funcionalidad de los espacios, sin la presión económica o que obedeciera a las modas. Es por ello que ahora se exhorta a la población a valorar los edificios y no demolerlos hasta tener una evaluación profesional.

Con un auge de derivó en la edificación de chalets y edificios coloniales, o de construcciones californianas, los expertos identifican que los planos arquitectónicos de la ciudad de Torreón no le piden nada a los de la ciudad de Monterrey o incluso a la arquitectura moderna de la Ciudad de México, que se piensa de vanguardia a nivel mundial, y que se dio en la búsqueda de representatividad.

Es por ello que destaca la arquitectura del Teatro Isauro Martínez, que apuntó González Mendoza, no pasaba desapercibida no sólo en el escenario local sino también a escala nacional, siendo metáforas de otras épocas más esplendorosas.

La arquitectura Art déco está presente en Coahuila gracias a constructores como Zeferino Domínguez y Blas Cortinas que construyeron el Ateneo Fuentes en Saltillo y el Estadio Revolución en Torreón. Pero también de residencias funcionalistas como las que configuraron la zona residencial de Torreón Jardín, que, contrario a lo que se vive con las sociedades contemporáneas y sus viviendas amuralladas, proyectaban sociedades abiertas al progreso y la modernidad.

Cosa que además se explica, no todas las sociedades o regiones lo fueron como ocurrió en Torreón que gozaba de modernidad y pluriculturalidad, con poder económico, sin descartar la arquitectura institucional que gozaba de gran espacio y con detalles funcionales y modernos, de gran calidad, como el Hospital Ejidal, hoy clínica del IMSS que hoy aún y con problemas sigue funcionando, pues se trata de infraestructura que ronda los ochenta años de edad.

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