La editorial Seix Barral anunció que el periodista Benjamín G. Rosado (Ávila, 1985) es el ganador del Premio Biblioteca Breve 2025 con su primera novela, El vuelo del hombre.
“Una investigación literaria sorprendente sobre el poder de la ficción para transformar la realidad, que despliega historias dentro de historias, escrita por un gran fabulador en la mejor tradición de narradores como Paul Auster o Roberto Bolaño”, señaló el jurado del Premio Biblioteca Breve 2025, compuesto por Almudena Amador, Jesús Carrasco, Pere Gimferrer, Miguel Ángel Hernández y Elena Ramírez.
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En una entrevista proporcionada por la editorial, el escritor dijo que su novela tiene varios orígenes, pero el primero es una vocación precoz por la escritura.
“El protagonista de El vuelo del hombre no soy yo, pero al igual que él también sufrí el peso de las expectativas literarias en mi familia. En mi caso no era una cuestión tanto de falta de tiempo como de actitud: en mi casa la literatura fue siempre algo muy serio y yo no me veía capaz de interpretar ese papel. Pensaba, quizá erróneamente, que quien escribe tiene que saber mucho y tener respuestas para todo.
“Con 22 años entré a trabajar en un suplemento cultural, donde me enseñaron todos los rudimentos del oficio. No llegué al periodismo por la senda de la vocación, sino por pura necesidad: me permitía seguir escribiendo, pero sin asumir el compromiso del verdadero escritor”.
Pero una mañana, en la redacción del periódico donde trabajaba, leyó la noticia de un grupo de investigadores británicos que había conseguido aislar el gen responsable del lenguaje.
“Me pareció tremendamente sugestiva la hipótesis que planteaban, la del lenguaje primitivo de los primeros humanos como una forma de imitación del canto de los pájaros. Había un gran potencial literario en esa teoría fundacional del lenguaje planteado como una especie de ‘robo evolutivo’ que acabó transformando la música en un código reconocible y convirtiendo la escritura en la más asequible forma de vuelo de la que dispuso nuestra imaginación para contar historias. Me propuse escribir un libro sobre el origen del lenguaje, pero sin que el lector se diera necesariamente cuenta de ello, que no llegara a percibir esa red invisible de conexiones que sostiene toda la narración”.
El vuelo del hombre es una novela escrita con lenguaje sencillo pero bien dotado para crear bellísimas imágenes y tratar con toda claridad profundas reflexiones sobre materias complejas, desde el origen del hombre o la evolución del lenguaje hasta la función del arte o la tecnología en la sociedad contemporánea.
El autor explicó que se siente en deuda con el periodismo por todo lo que le ha permitido hacer y la gente que ha confiado en él, pero quienes lo conocen de verdad saben que el día a día de una redacción no va con él. “Así que cuando vi claro que quería darme la oportunidad de escribir una novela, no tuve más remedio que hacer las maletas y marcar una gran distancia. De la noche a la mañana, dejé mi vida en Madrid y me instalé en Valparaíso. Todos mis amigos de España daban por hecho que me había vuelto loco. Y lo cierto es que tenían buenos motivos para pensarlo”.
—La novela es una narración también sobre el mundo literario. ¿Por qué te interesaba explorar el aspecto de la vida de un escritor?
El vuelo del hombre plantea permanentemente una elección (la literatura frente a la vida), que es en realidad una renuncia. Escribir un libro requiere no solo un gran esfuerzo intelectual y creativo, sino también soledad y ausencia. Lo primero lo llevo bastante bien, diría incluso más natural y deseable, yo en mi rincón leyendo o escribiendo.
La convocatoria del Premio Biblioteca Breve 2025 recibió 1.156 manuscritos, 49 por ciento más que el año pasado. La mitad procede de España, casi un 5 por ciento de otros países europeos, un 6 por ciento de Estados Unidos y alrededor del 40 por ciento de América Latina.
—¿De qué trata El vuelo del hombre?
Hay escritores que eligen serlo y otros que lo son a su pesar. Diego Marín pertenece a las dos categorías, por lo que tardará en comprender que algunas historias merecen ser contadas a cualquier precio mientras que otras imponen su silencio. Tras la muerte de su madre, el joven filólogo se instala provisionalmente en Valparaíso para resolver su incierto porvenir académico. Allí conoce al profesor Castro, un maestro retirado que le inspira a escribir Ciudad Café, la historia de un piloto que sobrevuela arcanos paisajes en el amanecer de un mundo nuevo cargado de utopías.
El imprevisible éxito de su primera novela lo llevará a refugiarse en Nueva York. Sin embargo, durante el fascinante festín de acontecimientos y personajes que le depara la ciudad de los rascacielos, Diego no consigue avanzar más de unos cuantos folios de su segundo libro. Antes de que su nombre caiga definitivamente en el olvido.
—¿Quién es?
Benjamín G. Rosado estudió comunicación audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid y formó parte del equipo de redacción de El Cultural y en los últimos años ha trabajado como periodista freelance.
PCL