“La búsqueda de la belleza es más intensa en las travestis”: Camila Sosa Villada

Entrevista

La escritora argentina, autora de 'Las malas', 'Soy una tonta por quererte' y 'Tesis sobre una domesticación', habla en entrevista de la configuración de sus personajes y de cómo sus protagonistas encuentran belleza y ternura en el dolor.

Camila Sosa Villada. (Foto: Patricia Curiel)
Ciudad de México /

Adentrarse en la obra de Camila Sosa Villada es, también, adentrarse en la posibilidad de encontrar belleza en el dolor. Su palabra tiene la capacidad de hacerte llorar, ya sea si la escuchas o la lees. La escritora es también una gran oradora. Para comprobarlo, basta con escucharla evocar las palabras de Joan Didion, Adélia Prado o Lucille Clifton en alguno de los videos que sube a Instagram, o asistir a una de sus presentaciones, en donde su lectura en voz alta te cala la piel.

En su charla TEDx de 2015, la escritora argentina cuenta cómo una de las travestis con las que convivió en el Parque Sarmiento, embarazada, recorría largos trayectos en bicicleta para trabajar y regresar a su refugio. Y le pregunta al público, con esa voz pausada que conmueve: “¿alguna vez pensaron que la poesía podía tener una forma tan concreta?”.

Los ojos de Camila han extraído toda esa forma de la belleza para ponerla en palabras y contenerla en algunos de sus libros. En Las malas (2019), Sosa Villada nos descubre parte del mundo que habitó cuando las travestis del Parque Sarmiento la adoptaron. Cuando compartió su día a día.

En los nueve relatos de Soy una tonta por quererte (2022), las palabras con las que cuenta la cotidianidad de otras travestis, ficcionada, pero nutrida de esa realidad desgarradora, siguen evocando a la poesía.

En entrevista, la también actriz y dramaturga cuenta que la escritura de estos relatos no tiene cronología. Algunos de ellos fueron esbozados antes de Las malas, novela con la que ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020. Otros fueron tomando forma durante y después de ésta.

“He escrito cuentos desde siempre”, dice. Sin embargo, fue hasta 2022 que estos relatos fueron editados por Tusquets bajo la colección Andanzas. Despegarse de la novela, dice, “es despegarme un poco de la abundancia de escribir, de la permanencia de los personajes, de la permanencia de una anécdota, de la posibilidad de hacer perdurar determinado conflicto. Los cuentos, por una cuestión de economía, siempre son más breves; siempre sentís que te tenés que despedir abruptamente de personajes a los que recién les estás tomando cariño, a los que recién comenzás a conocer. Vos como lectora, no como escritora”.

Las protagonistas de estos nueve cuentos tienen una característica particular: el cuidado, ya sea en grupo, en pares o a sí mismas.

Esto —explica Camila— no es más que “una observación sobre la gente que me rodeaba, sobre las cosas que estaban pasando en ese momento que yo escribía los cuentos o que escribía Las malas, o mi propia experiencia también”.

“Si vos ponés la mirada a tu alrededor, más allá del profundo egoísmo y narcisismo que existe en un tiempo como este, en una sociedad como la que nos está tocando vivir, las personas sí se cuidan, sí están pendientes. Es decir, la naturaleza humana me parece más bondadosa que la configuración que están haciendo los medios de comunicación o el inconsciente colectivo. Me parece que son más bondadosas todavía de lo que pensamos”.

En Las malas, el dolor de las protagonistas está atravesado al mismo tiempo por un aire de ternura. Soy una tonta por quererte es, quizá, un libro más crudo. Sin embargo, la ternura sigue ahí, porque, cuestiona Sosa Villada: “¿quién dice que en el dolor no hay belleza?”.

“Yo acepto esos afectos. Es decir, el dolor, la soledad... La instancia de ser una víctima de una sociedad o de un sistema la acepto como un afecto natural y como un afecto corriente, no como algo extraordinario. Sucede que es mucho más evidente en las travestis, pero no hay una fórmula para hablar del dolor: ¿quién dice que en el dolor no hay ternura, que no hay, incluso, cierta voluntad por el dolor?”.

Esa belleza de la que habla la escritora argentina está representada en la complicidad de sus protagonistas, la dulzura con la que se acompañan, el afán de remendar sus ropas, de llenarlas de brillos, igual que sus heridas.

“Creo que una de las premisas de los seres humanos es buscar belleza, es hacer belleza, y es un derecho exacerbado en las travestis, porque justamente siempre hemos estado del lado de la fealdad del mundo. Es decir, del lado de la prostitución, del crimen, de la marginalidad. Estoy hablando de hace muchos años atrás, eso también es importante aclararlo. No es la misma realidad para las chicas trans de ahora o para una chica trans de clase media. Las travestis de Las malas o de Soy una tonta por quererte son travestis empobrecidas, entonces esa amargura que rodea las vidas de esas protagonistas de alguna manera provoca una búsqueda más intensa de hacer belleza”.

En el cuento que le da nombre a su libro de relatos, María, una de las protagonistas, hace referencia a un lugar dentro de su compañera, Ava: una especie de palacio, en el que puede ser feliz. Para Camila, ¿existe ese espacio?: “Sí, necesariamente hay un lugar de silencio, un lugar en el que vos podés callar las voces ajenas. Nunca la propia”.

“Ava vivía, supongamos, en 1950, pero de alguna manera la libertad estaba dentro de ella y eso tiene que ver con la inmanencia que es algo que me preocupa más que la trascendencia, más que poder escaparse de algo, más que poder superarse. Me parece que el hecho de ir para adentro e ir para abajo es mucho más rico para las personas”.

La escritora argentina, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020. (Foto: Patricia Curiel)

Sosa Villada menciona el psicoanálisis y lo sitúa en el contexto de Argentina, uno de los países más psicoanalizados del mundo. “Yo comencé en 2015. Fue de mucha ayuda haberme encontrado con mi analista, haberme metido adentro mío, dentro de mi cabeza y haberle perdido el miedo a muchísimas cosas”. De ahí que sus personajes también busquen esa introspección: “Es lo que tengo a la mano, hacer que esos personajes se vayan para adentro”.

Más que escribir, reflexiona Sosa Villada, para ella hablar ha significado una herramienta para construir un espacio de introspección. Darle vueltas al asunto, dice, rodeada de amigas y amigos.

En Las Malas y Soy una tonta por quererte, los personajes de Camila Sosa Villada se sitúan en los márgenes, fuera del molde de la belleza hegemónica. En su nueva novela, Tesis sobre una domesticación —publicada inicialmente en 2019 por Página 12—, la escritora argentina muestra a una travesti que mira el mundo desde otro lado.

“La novela es sobre una actriz travesti de unos 40 años, muy famosa. Con mucho dinero, con una familia armada, un esposo, una casa, un coche, con sus padres y hermanos. De manera que puede ser que haya sentido curiosidad por ver qué hay del otro lado, pero es una preocupación menor”. 

Su mayor preocupación, dice, es la económica. Por lo general muestra a personajes empobrecidos: “Eso me preocupa más que si son atractivos o no para el común de las personas”.

En sus personajes también está presente el desencanto, una especie de protección esbozada por la escritora: “Hacer que atraviesen la aceptación de que todo se termina, de que no hay nada sagrado, de que somos pura carne que viene a enfermarse, permite que empiecen a tener vidas menos apegadas a configuraciones que me parece que hacen daño a las personas y que tienen que ver muchísimo con el capitalismo”.

“Aceptar que estamos en un mundo fracasado”, dice la autora, es un punto de partida interesante no solo en la literatura, también en la vida: “Aceptar que estamos en un mundo para el que ya no hay arreglo nos permitiría una libertad que todavía no estamos teniendo”.

Entonces, ¿son libres los personajes de Camila Sosa Villada? En una reflexión final, la escritora se detiene a pensar y responde: “Sí, creo que sí. Libres o conscientes de que están siendo esclavizados, que se parecería un poco a la libertad”.

PCL

  • Patricia Curiel
  • patricia.curiel@milenio.com
  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.

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