Carlos Monsiváis, un testigo crítico de lo que le tocó vivir

A una década de su muerte, el escritor y periodista mexicano es recordado por la crítica Liliana Muñoz, el autor Jezreel Salazar y el historiador Francisco Vidargas.

Autor de 'Principados y potestades', volumen recuperado recientemente por Ediciones Era. (Foto: Archivo)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

“No sé quién fue el hijo de la chingada que esparció el rumor de que yo no aceptaba sobornos”: un clásico de la Doctora Ilustración, uno de las figuras adoptadas por Carlos Monsiváis para reflexionar, en especial, en torno a su presente.

“Con el látigo del humor y de la ironía, develaba cosas que luego formaban parte de la vida cotidiana; la vigencia de los textos de Carlos me sorprende, porque es como seguir escuchándolo, tocando temas que cambiaron de nombres y de personajes identificables, pero se quedaron en el país para hacer lo que han estado haciendo toda la vida”, decía Javier Aranda Luna durante en el lanzamiento del libro El regreso de la Doctora Ilustración (Ph. D.) (Malpaso Ediciones, 2018).

Al llegar a una década de su fallecimiento, la crítica Liliana Muñoz define a Carlos Monsiváis como “un hombre de su tiempo”, no hay autor que dialogue con el presente como él solía hacerlo: “grafómano, erudito, amante del saber, apasionado por lo público y su incidencia en lo privado, entusiasta de la cultura en todas sus vertientes”.

“Me resulta difícil concebir a una figura como Monsiváis en la época actual, pero también me parece complejo dimensionar su trascendencia literaria. En lo personal, lo leo más como un testigo crítico de los fenómenos —culturales, sociales, políticos— que le tocó vivir que como un autor propiamente literario”, cuenta la editora de la revista Criticismo.

Jezreel Salazar, autor del libro La ciudad como texto. La crónica urbana de Carlos Monsiváis, lo considera un autor vigente, en gran parte debido a la diversidad de temas que tocó, para convertirlo en un escritor que va a seguirse leyendo en muchos sentidos, “por la profundidad de su mirada, esa mirada sin igual, muy sui géneris”.

“Una perspectiva que tenía que ver con una postura de disidencia política, pero también con toda la intención de romper moldes y de rebasar fronteras, entre lo político y lo cultural, entre la alta cultura y la cultura popular”, enfatizó el escritor y ensayista.

Para el historiador y crítico de arte Francisco Vidargas, la actualidad de muchos de los textos de Carlos resulta impresionante, en especial para generaciones que crecieron con la lectura de las obras o los artículos periodísticos del cronista, no al de la tele: “nos formamos con él, pero también hay historias para las nuevas generaciones, para quienes los releen o lo descubren".

“Las crónicas de Carlos son siempre provocativas, nunca dejaron de serlo, porque todos los temas que él toca fueron asuntos que causaron problemas mentales a los gobiernos en turno, desde tiempo de Gustavo Díaz Ordaz”.

Un ejemplo de lo anterior es la aparición en edición facsimilar de Principados y potestades, un volumen publicado originalmente por Librerías Madero, en 1969, para obsequiar entre sus lectores, ahora recuperado por Ediciones Era, donde se encuentran algunas de las crónicas que después habrían de aparecer en una de las obras emblemáticas de Monsiváis, como Días de guardar.

Desde aquellos primeros textos, recuerda Vidargas, los jóvenes van a encontrar referencias que los harán sentirse identificados con él, con el momento y con la historia de nuestro país, para ser definido por otros personajes, como José Emilio Pacheco, como “el cronista clásico del México contemporáneo”.

Quizá por ello, cuando Liliana Muñoz se acerca de nuevo a alguno de sus textos, no puede sino imaginar la sonrisa “irónica y burlona de nuestro querido Monsi: Es de sobra conocido el fino humor que lo caracterizaba: su agudeza para analizar el presente, su peculiar forma de satirizar la política, su capacidad para tomar partido sobre algún tema sin traicionar sus principios”.

Jezreel Salazar reconoce que una de las principales características de Carlos fue pensar todas las minorías y las formas de vida, sobre todo aquellas que estaban fuera de los modelos más ortodoxos y más consensuados “de estar en un país como este”.

“A Monsiváis se le va a seguir leyendo y, a lo mejor, en este momento está pasando por el purgatorio, por un momento en el que se le va a pasar, en buena medida porque era alguien, sobre todo en la última década, al que se le escuchaba más que al que se le leía”.

Al cumplirse la primera década de la muerte de Carlos Monsiváis, este 19 de junio, hay muchas facetas que aún faltan por ser descubiertas de su vida y de su obra.

PCL

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