Con una arquitectura geométrica y orgánica que imita la repetición de fractales, este fin de semana fue inaugurada la exposición “Cascarones de Candela”, propuesta del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE) que se exhibe en la sala de exposiciones temporales del Museo Regional de La Laguna (MUREL) y que permanecerá disponible hasta el próximo 29 de febrero.
En el protocolo estuvieron presentes Antonio Méndez Vigatá, director del IMCE, junto al doctor en arquitectura Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes, quien es director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México. En representación del MUREL acudió también la arqueóloga Adriana Lorena Maza González, encargada del Área de investigación y comunicación educativa.
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En el Auditorio del MUREL, previamente Del Cueto Ruiz-Funes dictó la conferencia magistral “Los cascarones de Félix Candela, el constructor prodigioso”, donde frente a un público diverso pero primordialmente definido por la presencia de jóvenes estudiantes, el doctor estableció que Candela llegó a México junto a colegas que fueron refugiados en el contexto de la guerra civil española, el 13 de junio de 1939.
En el sexenio de Lázaro Cárdenas del Río, Candela recibió carta de naturalización como ciudadano mexicano el 14 de enero de 1941, lo que le permitió desarrollar una carrera como arquitecto en México, donde construyó amplios proyectos en varias entidades del país.
Sello distintivo
En entrevista para MILENIO, Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes estableció que la arquitectura innovadora y moderna de Candela se sujetó a la creación de estructuras basadas en el uso extensivo del paraboloide hiperbólico, sello distintivo que dejó plasmado en instituciones educativas, catedrales, hoteles, un estadio y otros edificios dotados además de una gran funcionalidad.
“La exposición original fue un encargo para conmemorar el centenario del nacimiento de Félix Candela en el 2010. Yo a Félix Candela lo conocí en 1992, hablé mucho con él, me contó muchas cosas, empecé a meterme en su historia, llevo más de treinta años trabajando su figura y siguen saliendo cosas nuevas. En esa exposición, que fue financiada por el gobierno español, cuando todavía no estaba en crisis, tuvimos la oportunidad de hacer una investigación muy importante en los archivos de la Universidad de Columbia en Nueva York, en la Universidad de Princeton en New Jersey, cerquita de Nueva York, y desde luego en nuestra propia universidad, en la UNAM donde tenemos mucho material, hay un legado documental impresionante”.
Sobre la primera muestra acotó que se exhibió material original consistente en planos, documentos, fotografías y fue inaugurada en Valencia, España, en 2010, turnándose luego para exponerse en Badajoz, llegando a México un año después, presentándose en el Museo de Arte Moderno, en Chapultepec, terminando su itinerancia en 2012 porque era muy costosa de mover debido al pago de seguros.
“Terminó en Nueva York, en la Universidad de Columbia, ahí se devolvió el material original a las dos universidades y en la UNAM, lo que se había producido en España, que son las fotografías de gran formato montadas sobre un soporte rígido, las donaron. Nosotros hicimos 21 maquetas, seleccionamos las obras que nos parecieron las más representativas, hicieron el recorrido a España-México-Estados Unidos, y cuando regresaron decidimos que con esas maquetas y el material que nos donó España, las fotografías de gran formato, haríamos una exposición itinerante, mucho más barata de mover”.
De esta forma se reprodujeron los planos originales para poder presentarlos, mismos que se presentan en el guión museográfico que llegó a la capital de Coahuila y que ahora se encuentra en Torreón.
La muestra original se denominó “Félix Candela: 1910- 2010” y fue renombrada como “Cascarones de Candela”. El nombre se asumió debido a que las 21 obras seleccionadas se consideran fundamentales de la arquitectura del siglo XX pues se trata de formas estructurales de hormigón armado. Ejemplo de su trabajo, el icónico “Pabellón de Rayos Cósmicos” obra que se erigió en la UNAM en 1951 y que muestra con gran destreza el uso de paraboloides hiperbólicos.
“Hacemos un recorrido, ya no tanto cronológico sino por tipos de cubiertas y por arquitectura religiosa, y terminamos con el “Palacio de los Deportes” de 1968, entonces en esos casi 18 años, entre el 51 y el 68 está digamos, la parte de este desarrollo impresionante que tuvo Candela pensando en la eficiencia, el sentido común y la economía”.
Capacidad creativa
En el recorrido que Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes ofreció a esta casa editorial sobre la exposición, refirió que Candela buscaba la mejor solución para cada uno de los problemas y es esto lo que también se trata de exhibir a través de los diferentes tipos de cubierta que manejó el arquitecto con un principio de forma geométrica que se genera del paraboloide hiperbólico.
Con ello se pretende que el público entienda la capacidad creativa y pragmática pues se asegura que Félix Candela evitaba el capricho formal, a grado de confiarle a Cueto Ruiz-Funes que le encargaban las obras por baratas, quien acotó, aunque eran bonitas, ésta no era la razón primordial.
“También le encargaban las obras por eficientes y en el caso del Pabellón de Rayos Cósmicos, tenía esa necesidad de hacer una estructura tan delgada, como 15 milímetros, un centímetro y medio de espesor. En este caso cada uno de los dos paraboloides hiperbólicos que se ven dibujados ahí, en la parte central de la superficie tiene ese centímetro y medio pero luego se ensancha hasta seis centímetros para rigidizar. En la maqueta quisimos mostrar su aspecto original con ese cerramiento ondulado pero por el otro lado quitamos la tapa para que se vea cómo está resuelto”.
Al director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM se le pregunta qué tan buenos son los mexicanos en cuanto a la custodia de las obras consideradas patrimonio. Y dijo que no se es bueno aunque se han hecho esfuerzos importantes.
“Por ejemplo, en el caso de la Ciudad Universitaria que fue nombrada Patrimonio de la Humanidad en 2007, obviamente ya hay toda una política y programas de conservación importantes. Por lo general las iglesias están muy bien conservadas, pero hay otros edificios que están en mal estado o que ya no están, que ya los demolieron, tristemente".
El principio de la experimentación y la sobriedad son ejes de la exposición, y se subrayó que Candela consideraba como premisas a la economía, la sencillez en el cálculo y la flexibilidad junto al sentido común, lo que permite mostrar cómo utilizar el paraboloide hiperbólico. En sus obras, no existe nada que sobre, ni artilugios decorativos.
Difícil de derribar
Sin embargo con el paso de los años algunas no han sido cuidadas lo suficiente, mostrando un desgaste que las avejenta. Sin embargo sus construcciones son tan eficientes que incluso resulta difícil derribarlas.
“Es un tema de falta de valoración y en esto tenemos mucho la culpa los propios arquitectos que no hemos sabido transmitir lo importante que son porque esto lo ve la gente o, puse como ejemplo las gasolineras, que las ve la gente y como está acostumbrada a verlas ni las valora ni entiende, se desdibujan. Para valorar hay que conocer pero no saben lo que hay en cuanto a creatividad, experimentación y de audacia en su momento, porque era muy audaz construir estas cosas tan ligeras que a lo mejor, no lo dije en la conferencia pero él, si hubiera llegado exiliado a otro país, por ejemplo a Estados Unidos, no lo hubieran dejado hacer esto y las hizo porque no había normas constructivas que se lo impidieran; demostraba con cálculos muy elementales que resistían bien y han pasado las pruebas más serias que son los sismos. Lo que tienen de maravilloso estas estructuras es que son flexibles”.
En cuanto a la documentación, se refiere que Félix Candela desarrolló mil 800 encargos en dos décadas y el testigo se ofrece en la reproducción de 32 láminas de inventario que se tienden junto a una serie fotográfica del alemán Hans Goodman (quien castellanizó su nombre a Juan Guzmán), misma que emergió de negativos que no habían sido impresos y que para la exposición de 2010 se presentaron en papel algodón, junto a la reproducción de planos originales, así como maquetas.
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