Una división científica de las fuerzas armadas estadunidenses está explorando la posibilidad de usar insectos para hacer más resistentes a las plantas al alterar sus genes. Algunos expertos dicen que ese trabajo pudiera ser visto como un arma biológica potencial.
En un artículo de opinión publicado en la revista Science, los autores dicen que Estados Unidos tiene que proveer una mejor justificación sobre el propósito pacífico de su proyecto Insect Allies (Insectos Aliados) para evitar que sea percibido como hostil por otros países. Otros expertos expresaron preocupaciones éticas y de seguridad por el proyecto, que busca transmitir características protectoras a los cultivos que ya están en crecimiento.
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Eso marcaría un cambio del procedimiento actual de modificar genéticamente las semillas para cultivos como el maíz y la soya antes de sembrarlas.
La agencia militar de estudios dice que su objetivo es proteger los suministros de alimentos de amenazas como sequía, enfermedades y bioterrorismo, usando insectos para infectar las plantas con virus que las protejan de esos peligros.
"La seguridad alimentaria es seguridad nacional”, dijo Blake Bextine, quien encabeza el proyecto de dos años en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), una rama del Departamento de Defensa.
El Departamento de Estado dijo que el proyecto tiene fines pacíficos y no viola la Convención de Armas Biológicas. El Departamento de Agricultura dijo que sus científicos son parte de los estudios, realizados en laboratorios cerrados.
¿Tecnología destructiva?
La tecnología pudiera funcionar de diversas formas. En la primera fase, áfidos —diminutos insectos que se alimentan chupando savia de las plantas— infectaron plantas con un virus que crea temporalmente un atributo. Pero además, los científicos están tratando de ver si los virus pueden alterar los genes de las plantas para hacerlas resistentes durante todas sus vidas.
Aun así, el proyecto ha generado preocupación.
"Están hablando de un lanzamiento masivo de modificación genética por medio de insectos”, dice Gregory Kaebnick, experto del instituto de estudios bioéticos del Centro Hastings, en Harrison, Nueva York, quien ha estudiado la modificación genética.
Kaebnick no fue parte del artículo en la revista Science, pero dijo que la tecnología del proyecto Insect Allies pudiera resultar destructiva.
El experto cuestionó qué tanto pueden controlarse los virus e insectos que los portan. “Cuando se trata de cosas tan pequeñas —insectos y microbios— pudiera ser imposible sacarlos” una vez sean introducidos a los campos, dijo.
¿Qué dicen los expertos?
El doctor David Relman, un profesor de medicina y microbiología de la Universidad de Stanford, que asesoró al gobierno de Barack Obama en biodefensa, pero que no es parte de los estudios de DARPA, dijo que el proyecto pudiera avivar los viejos temores de muchos países de que sus enemigos podrían tratar de dañar sus cosechas.
Aun así, dice que la tecnología tiene el potencial de ayudar a los agricultores a combatir “virus malos” o proteger las cosechas contra el bioterrorismo. Relman dice que como los insectos a menudo diseminan enfermedades, DARPA está tratando de usar la biología de los insectos para “reclutarlos como aliados” y así diseminar características protectoras.
Aunque no es conocido, DARPA ayudó a desarrollar internet y su misión es alcanzar nuevas tecnologías potencialmente cruciales.
Guy Reeves, coautor del artículo en Science y biólogo del Instituto Max Planck de Biología Evolucionaria en Alemania, dijo que la tecnología es más viable como arma —para matar plantas— que como herramienta agrícola. Dice que como resultado, DARPA pudiera estar enviando un mensaje alarmante sobre sus intenciones.
Los autores europeos del ensayo dicen que el mero anuncio del programa pudo haber motivado a otros países a desarrollar sus propias habilidades en el campo. Dijeron que el proyecto también enfatiza la necesidad de una mayor discusión de las implicaciones regulatorias y éticas de desarrollar dichas tecnologías.
"La tecnología es más viable como arma para matar plantas".
Todd Kuiken, investigador invitado en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, dijo que no cree que el ejército tenga intención de atacar a otro país con insectos, pero dijo que se ve mal que DARPA financie el proyecto.
“El mero hecho de que sea un programa militar podría generar este tipo de interrogantes”, dijo Kuiken, quien el año pasado hizo preguntas similares a las publicadas en Science.
Tom Inglesby, profesor de salud e ingeniería ambiental en Johns Hopkins, dijo que la tecnología se desarrolla específicamente para proteger cosechas, pero reconoció que podría ser usada de forma incorrecta.
El entomólogo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Fred Gould, quien presidió el panel de la Academia Nacional de Ciencias en alimentos genéticamente modificados y que no es parte de la investigación de DARPA, dijo que se necesitaría que demasiadas interacciones biológicas fueran perfectamente manipuladas, así que la probabilidad de que funcione “es prácticamente cero”.
Podría nunca funcionar, pero Relman dijo que el rol de DARPA es explorar “la última tecnología de un trabajo desafiante” para anticiparse a amenazas futuras.
ASS