Los desafíos y posibilidades alrededor de las lenguas indígenas parecieran un asunto sólo de especialistas: que el estudio de las lenguas o la divulgación de las lenguas originarias es un reducto en el que sólo están involucrados los estudiosos, pero llegó el momento de darle la vuelta, a fin de que “se vuelvan no sólo materia de estudio, sino de difusión de contenidos”, en palabras de la directora de Publicaciones de El Colegio de México (Colmex), Gabriela Said.
“Este proyecto ya tiene poco más de dos años y medio, y lo que queremos es contribuir, más allá de la tradición que tenemos en el estudio formal de las lenguas originarias —en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios hay muchos académicos dedicados al tema y una colección editorial en torno a la divulgación de la gramática y del estudio de las lenguas indígenas—, es lograr que los contenidos lleguen a las comunidades indígenas de lectores”.
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A propósito de la aparición del capítulo “De la independencia a la consolidación republicana”, de la Nueva historia mínima de México, traducido a las lenguas indígenas matlatzinca, maya, náhuatl y tlahuica, la editora aseguró que más allá de reconocernos como un país pluricultural y plurilingüe, resulta indispensable “rescatar las lenguas indígenas y promoverlas: eso es algo que no podemos soslayar nadie en este país”.
“En muchas de las lenguas originarias ya no hay, a veces, ni siquiera lectores: a lo mejor tienes hablantes, pero no lectores. Justamente este tipo de esfuerzos buscan revertir eso y empezar a generar círculos virtuosos para poder preservar estas lenguas: estoy segura de que partículas de mi ser están llenas de todas esas lenguas y esas culturas. No podemos negar la vinculación que tenemos todos y cada uno de los que formamos México con las lenguas indígenas”, destacó Gabriela Said.
Para la profesora Rocío Sabino, quien se encargó de hacer la traducción del capítulo a la lengua tlahuica —junto con Jaime Gómez Cervantes— destacó el hecho de que se haya traducido una parte de la historia del país, escrita en español, con varias reimpresiones y traducida a otras lenguas, incluso, en forma interactiva, se lleva a lenguas originarias: “Si se narra la vida de los pueblos originarios, sería importante que, en nuestra propia lengua, se pueda leer esa historia”.
“Es un proyecto que ayuda a la documentación; aunque tenemos 68 lenguas y sus variantes, estamos en un proceso de desplazamiento y pasar la historia o la literatura a las lenguas originarias es una forma de documentar el conocimiento y un derecho para que los hablantes puedan leer en otra lengua, no sólo en español o en una lengua extranjera”.
Además, explica la profesora en la Universidad Intercultural del Estado de México, al acercar este tipo de material a los hablantes de lenguas originarias se permite que se siga manteniendo la lengua y que los hablantes desarrollen esta competencia comunicativa, la comprensión lectora sobre la historia, “lo convierte en un proyecto muy importante”.
Para la presentación del capítulo “De la independencia a la consolidación republicana”, de la Nueva historia mínima de México, traducido a las lenguas indígenas matlatzinca, maya, náhuatl y tlahuica, se organizó un programa de actividades a transmitirse por las redes sociales de El Colegio de México, a partir de las 12:00 horas de este jueves 14 de octubre.
PCL