Observar una imagen, en particular un documento fotográfico, es para Gabriela Villa el “pretexto para ejercitar la posibilidad de expandir la apreciación de una imagen a través de la escritura”. La poeta mexicana ha desarrollado el oficio —como ella lo define— de cuentafotos. Este ejercicio literario oral, dice Villa, viene de imaginar quién estaba en la fotografía, cómo llegó ahí o por qué el fotógrafo lanzó el disparo: “narrar para ponerle un hilo y tejer la mirada de los espectadores buscando relatos comunes ficcionados”.
La narradora cuenta que el oficio de cuentafotos fue algo que surgió de manera circunstancial. En 2019 tituló algunas fotografías en el Centro de la Imagen y fue así como empezó a contar historias a partir de las imágenes capturadas por fotógrafos y fotógrafas.
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Este ejercicio ha funcionado para realizar activaciones de exposiciones fotográficas, en donde Villa conjuga la poesía y la narración para detonar la creación de historias desde la perspectiva de quien observa: “donde antes una imagen representaba la realidad con una función simbólica muy específica para el fotógrafo y una única lectura, ahora podemos leer desde otros otros recorridos para recrearla”, explica.
En esta ocasión Gabriela Villa estará narrando algunas historias que desarrolló para la exposición Dos miedos. Escucha y silencio en los ensayos fotográficos de Marta María Pérez y René Peña, como parte de la Noche de Museos en la Casa de la Primera Imprenta de América a las 19:00 horas.
La exposición conjuga las obras de la fotógrafa cubana Marta María Pérez y el artista René Peña, en la que se explora la pregunta ¿qué es el miedo?, por ejemplo, al desconocer la causa de una enfermedad. De esta manera los cubanos presentan un ensayo que dialoga entre las respuestas que bien pueden provenir de la ciencia exacta o la ritualidad.
La escritora explica que la activación que realiza cambia la percepción de la pieza y sirve para potenciar la experiencia de la exposición, es decir, “la despoja de su carácter simbólico inicial” y permite también que las fotografías dialoguen entre sí y con el espacio que habitan.
Sobre cómo es interpretar la imagen que alguien más creó, Gabriela Villa apunta que, de alguna manera, “se sacrifica la veracidad de la imagen”, sin embargo, considera que en el ejercicio de contar una fotografía se narra para describir una atmósfera, para describir el detalle o los huecos que existen en el mensaje que quiso dejar el fotógrafo: “es decir, se cuenta la foto para descubrir lo que se registra desde quien mira la exposición; adquiere validez como coespectadora de aquello que está ocurriendo en la imagen buscando esos relatos que desaceleran simbólicamente lo que quiso decir el fotógrafo”.
Desde su práctica como escritora y, particularmente desde la poesía, Villa considera que acercarse a una imagen siempre se puede relacionar con lo poético porque “es una forma de desaprender lo cotidiano para mirar detenidamente con ganas de que nos atraviese la apreciación de lo que nos quiso contar el fotógrafo o la fotógrafa. Creo que esas ganas de relacionarnos con la imagen, con un ejercicio profundo de lo que nos significa, tiene un carácter en sí mismo poético, un carácter sobre todo simbólico”.
En el caso de la exposición Dos miedos, la escritora cuenta que el ejercicio literario está atravesado por una lectura ficcionada de lo que ella alcanza a percibir desde fuera de Cuba.
La activación de la exposición Dos miedos se llevará a cabo este 31 de enero en la Casa de la Primera Imprenta de América de la UAM, a las 19:00 horas. Las próximas sesiones de cuentafotos que Gabriela Villa realizará forman parte de la exposición Mexichrome. Fotografía y color en México, en el Palacio de Bellas Artes, el viernes 2 de febrero a las 16:00 horas; el sábado 17 a las 13:00 horas y el viernes 23 de febrero a las 16:00 horas.
PCL