El origen de las vecindades en la Ciudad de México

El cine y la televisión han inmortalizado en el imaginario mexicano la imagen de las vecindades y de sus habitantes, pero ¿sabes cuál es su verdadero origen?

El cine y la televisión inmortalizaron la imagen de la vecindad y sus habitantes.
Ropa en el patio de una vecindad de México (Foto: Casasola, INAH)
José Luis Noriega
Ciudad de México /

Las vecindades de la Ciudad de México albergan una basta historia de los barrios de esta metrópoli, principalmente del Centro Histórico; gracias a su aparición en cine y televisión, estas construcciones están profundamente arraigadas en la cultura mexicana, y a pesar de que muchas de ellas se encuentran casi destruidas, se niegan a desaparecer. ¿Pero cuándo surgieron estas viviendas tan particulares?

Según los datos del archivo del Instituto Nacional de Antropología e Historia, muchos de los asentamientos que funcionan hoy en día como vecindades fueron construidos a finales del siglo XVIII.

El comienzo del siglo XIX trajo para el país el rápido crecimiento de sus centros urbanos, especialmente de la capital, y generó una migración de los pobladores rurales y de extranjeros hacia las ciudades en busca de trabajo y una mejor calidad de vida. El desarrollo de la ciencia y el veloz aumento de las actividades industriales modificaron para siempre el rompecabezas social de la ciudad.

Familia en el interior de una vecindad, (Foto: Casasola, INAH)


El origen

En entrevista con M2, el historiador y latinoamericanista Carlos Fernando López De la Torre describe el origen de las vecindades "como parte de las transformaciones sociales del cambio de siglos XVIII y XIX", y "corresponden al avance de la urbanización en la ciudad luego del crecimiento demográfico y la especialización productiva económica."

De la Torre explica que las vecindades eran espacios comunitarios donde se compartían áreas que hoy en día pensaríamos como privadas, como los baños o la cocina. Además, "en los cuartos de la planta baja vivían las personas más pobres, donde se acomodaban familias enteras en espacios reducidos, mientras que en los pisos altos solamente podían vivir las personas que tenían mayores ingresos o incluso los dueños o administradores de las propiedades."

"La vida familiar y social de los vecinos se desarrollaba alrededor de un patio central que también era un espacio de convivencia y esparcimiento, la vida transcurría en los patios, los lavaderos y los pasillos que conectaban las habitaciones", explica el también profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Interior de una vecindad (Foto: Casasola, INAH)


De la Torre menciona que la Ciudad de México, al ser una ciudad capital e industrial, "sufrió disparidades regionales y una distribución desigual de los recursos; por esas contradicciones sociales los sectores pobres tuvieron que vivir en la precariedad, así surgieron las vecindades". 

"El mayor numero de vecindades se encontraba en lo que hoy conocemos como el Centro Histórico" y "esta forma de viviendas surge a la par en las grandes ciudades de América Latina, con una organización social similar pero conocidas con distintos nombres, por ejemplo los conventillos en países como Argentina o Uruguay.", agregó.
"Estos espacios comunitarios se volvieron debate para la sociedad mexicana, ya que a pesar de entenderse como consecuencia de los efectos nocivos del capitalismo en la sociedad, también fueron señalados de ser generadores de ocio, vicios y delincuentes", finalizó el doctor en Historia Moderna y Contemporánea. 
Patio de una vecindad de dos pisos con portales (Foto: Casasola, INAH)

Las vecindades en la cultura popular

El cine y la televisión inmortalizaron en la mente de los mexicanos la imagen de esas casas comunitarias. En las películas del Cine de Oro como Nosotros los pobres conocimos los cuartos amplios, los zaguanes, y los lavaderos donde se reunían las amas de casa para contar todo lo que acontecía en aquel inmueble, incluso a la portera chismosa de la vecindad. 

Y ni hablar de El Chavo del 8que con su éxito en toda América Latina creó una imagen y estereotipo de la peculiar relación que se genera entre los inquilinos, debido al alto grado de convivencia al compartir áreas comunes.

El cine y la televisión inmortalizaron la imagen de la vecindad y sus habitantes.

En la actualidad

La alta concentración de la población en espacios como la Ciudad de México han propiciado que actualmente aún existan edificaciones en las que un grupo de personas deben compartir áreas comunes. 

Sin embargo, algunas de las vecindades o viviendas compartidas de la actualidad presentan características totalmente distintas a las antes descritas. 

Tal es el caso del llamado co-living, una tendencia procedente de países europeos y anglosajones, que está pensada también para compartir espacios, pero que por las zonas en que se ubican las construcciones, así como por el monto de dinero que se pide como renta, está dirigida a personas de clase media. 


lnb

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