“Voy a celebrar con un tequila como José Alfredo Jiménez”, dice a MILENIO el escritor Enrique Serna (1959), ganador del VIII Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura de la Universidad de Guanajuato, dedicado en esta edición a la categoría de novela histórica.
“Me dio una gran alegría. Estoy muy agradecido con la Universidad de Guanajuato y con los miembros del jurado por haberse fijado en mi obra. La mayor alegría es justamente que este premio lleve el nombre de Jorge Ibargüengoitia, que es uno de los escritores mexicanos que más admiro”, agrega el columnista de MILENIO Diario.
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Enrique Serna comenta que premios como estos “son estímulos que siempre son muy bienvenidos cuando llegan. Yo no los busco, pero si llegan me alegran mucho. Me da mucho gusto que este premio me lo hayan dado por mis novelas históricas porque son las que más quebraderos de cabeza me han costado.
“No sé si es lo mejor de mi obra, pero sí son las que más esfuerzo me han representado por la tarea de investigación, que puede ser en algunos momentos muy árida, cuando uno está leyendo libros en busca de información que no son muy amenos. Después, viene algo muy hermoso, que es cuando uno logró extraer el monolito de la cantera y empieza a darle forma a la escultura, y esa parte sí es muy apasionante”.
Como el ajedrez
Serna comentó que pasan varias cosas con la novela histórica: “Por un lado, hay gente que la sobrevalúa porque tiende a considerar que el esfuerzo del escritor, la teoría de investigación, eso le da más valor que la imaginación. Por otro lado, en algunos cenáculos intelectuales tienden a devaluarla porque es un género canónico, no hay mucha experimentación en él.
“Creo que justamente esta acción de género canónico implica un reto para el escritor, porque cuando tú logras partir de una base de ciertas reglas que ya están fijas logras aportar algo interesante. Creo que es lo mismo que pasa cuando en el ajedrez de pronto un jugador descubre un nuevo gambito o una nueva defensa, y es un juego que existe desde hace 5 mil años, siempre ha tenido las mismas reglas, pero todavía se puede inventar algo en ellas”.
Serna piensa que la novela histórica, entre otras cosas, permite rastrear los orígenes de algunas lacras de la vida pública nacional que han persistido a lo largo del tiempo.
“México es un país donde la presencia del pasado es muy fuerte porque hay un estancamiento, desgraciadamente. Al hacer este tipo de revisiones de distintas épocas, yo he saltado de una época a otra en mis novelas, y ahora he saltado a otra más atrás que estoy terminando de la que no puedo decir mucho pero me ha permitido tener esa visión panorámica de nuestra historia”.
Sobre si tiene cercanía con Jorge Ibargüengoitia, el autor dice: “Me siento cercano porque lo empecé a leer desde la adolescencia, he escrito sobre su obra y admiro mucho su capacidad de exhibir la ridiculez humana. Creo que su humor es más elegante e irónico que el mío; yo tiendo a ser más cruel, un humor más negro que tiende hacia la sátira, pero qué bueno que seamos más o menos diferentes”.
La ceremonia de premiación será el 3 de abril en el contexto de la inauguración de la edición 67 de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Guanajuato y será entregado por la doctora Claudia Susana Gómez López, rectora general de la institución.
Mirada audaz
La Universidad de Guanajuato resaltó dos obras del escritor: El seductor de la patria (1999) y Ángeles del abismo (2004). La primera pone atención en los últimos días de Antonio López de Santa Anna, envejecido, en decadencia y en ruina. Serna lo convirtió en personaje central del texto desvaneciendo la construcción heroica de su figura.
En la segunda novela, el escritor recreó la época colonial a partir del proceso del Tribunal del Santo Oficio contra Teresa de Jesús en 1649. No se trata de una reconstrucción de época o del relato de procedimientos inquisitoriales, la novela constituye, vía la parodia, la hagiografía y el barroquismo, un artefacto que emplaza el entendimiento de lo histórico.
El jurado difundió: “Destaca su habilidad narrativa con una perspectiva crítica y mordaz, un uso ágil del lenguaje, el ejercicio de distintos matices del humor y el interés por los absurdos de la vida cotidiana. Los oscuros entresijos del ser humano y la descripción de los cuadros humanos en sus esferas sociales, culturales e históricas. Rasgos que lo acercan desde el punto de vista estilístico al de Jorge Ibargüengoitia.
“Las novelas históricas de Enrique Serna son relevantes desde el punto de vista de nuestro presente por su capacidad para redescubrir la historia con una mirada audaz, crítica y con una apuesta por la polémica”.