Entrevista con el creador de la revista “Sopa de Wuhan”

Covid-19

Pablo Amadeo, editor detrás de la publicación con artículos reflexivos en torno al coronavirus, habla en entrevista sobre la pandemia y la infodemia actuales.

Pablo Amadeo: comunicólogo, editor y diseñador gráfico (Diego Chapay).
Verónica Maza Bustamante
Ciudad de México /

Pablo Amadeo es profesor en Comunicación Social, editor, diseñador editorial y activista político territorial de Argentina. Forma parte del colectivo editorial Malisia, impulsa fanzines, publica sobre feminismos, disidencias, arte, fotografía emergente y, hace unas semanas, creó Sopa de Wuhan, una revista digital en la que reúne interpretaciones y reflexiones de diversos filósofos, sociólogos, feministas sobre el covid-19

En las 188 páginas de esta publicación gratuita y de circulación libre en formato PDF, se pueden conocer las ideas de Giorgio Agamben, Slavoj Zizek, Jean Luc Nancy, Franco Bifo Berardi, Santiago López Petit, Judith Butler, Alain Badiou, David Harvey, Byung-Chul Han, Raúl Zibechi, María Galindo, Markus Gabriel, Gustavo Yáñez González, Patricia Manrique y Paul B. Preciado.

En entrevista con MILENIO, Pablo explica cómo surgió la ahora famosa “sopa” y lo que opina de la comunicación en tiempos del coronavirus.


¿A quién se le ocurrió crear Sopa de Wuhan y cómo se hizo posible la compilación?

El contexto de aislamiento en Argentina se inició hace aproximadamente 20 días. Desde entonces la articulación con el resto del mundo es a través de redes sociales y telecomunicaciones. Venía siguiendo muy de cerca ciertos debates vinculados con el pensamiento filosófico, político (geopolítico, sobre todo) y cultural a través de diferentes medios de comunicación locales y sitios especializados. Compartía pareceres y lecturas con compañeros y compañeras, amigos, familiares, mi pareja y así.

En paralelo se me dificultaba mucho atender a las publicaciones casi diarias de diferentes filósofos/as y a las réplicas que cada una recibía. Por lo tanto, me vi en la necesidad de reunir esas publicaciones y ordenarlas, tomar registro de algunos datos biográficos mínimos de cada personalidad, poner todas las producciones en una línea de tiempo para poder observar continuidades y rupturas, desarrollos y contramarchas. En ese ejercicio, que es un procedimiento de edición de un cuerpo de textos —y es, a su vez un itinerario de lectura y un repertorio—, fui identificando el impacto que podía tener para quienes, al igual que yo, pretendían tener una mirada más o menos integral de los debates en torno al covid-19, la coyuntura, los futuros posibles.

La edición y el diseño son oficios en los que me desempeño hace ya casi dos décadas. Pienso en clave de publicación (libro, fanzine, revista, etc.) casi todo lo que leo, no puedo dejar de analizar cómo está compuesto, para qué público se pensó, cuáles son los circuitos de comercialización, etcétera. Hay algo de deformación profesional en todo esto. Leí todos los materiales, los organicé, hice la puesta en página, diseñé la portada, confeccioné el PDF y comencé a compartirlo con mis contactos por Wathsapp. Tres horas después, cerca de la medianoche, me estaba escribiendo con gente de México, Colombia, España. Desde la publicación del material hasta hoy he recibido cientos de mensajes a través de Facebook, Instagram, Wathsapp y mi cuenta de correo electrónico. Hoy estuve intercambiando algunos diálogos con profesionales y lectores de Sudáfrica, Suiza, Inglaterra y Brasil. Todo ha sido muy explosivo y repentino.

Puedo decir que 99 por ciento son mensajes de agradecimiento, propuestas de colaboración e ideas para nuevas publicaciones. Hay también un porcentaje muy pequeño de gente que fue muy crítica con la edición del material, centralmente, con el título de la compilación y la imagen de portada. Ven, en ese gesto, un conjunto de recursos retóricos que podrían reforzar ciertos imaginarios racializantes y discriminatorios con el pueblo chino. Fui aclarando pertinentemente mi posición al respecto e intentando dejar en claro desde qué lugar produzco el material y cuáles son las militancias personales que me ubican en las antípodas de un pensamiento discriminatorio.

Entre los textos se encuentra uno de la autoría de Zizek (Especial).

¿Es necesario pasar a otro nivel de información relacionada con el coronavirus, más allá de datos duros y acciones?

Hay un conjunto de informaciones que si no nos damos tareas para procesarlas, dialogarlas, tamizarlas, contribuyen casi siempre al desarrollo de una infodemia y, por lo tanto, a la paranoia. Esta situación de suspensión a la que nos vemos sometidxs globalmente, la crisis económica que amanece en todo el planeta, es una oportunidad para repensarnos, para interrogarnos sobre el sistema social que reproducimos diariamente, sobre lo que estamos en condiciones de transformar y de cuáles son las herramientas que tenemos para hacerlo. Es absolutamente necesario pasar a otro nivel, profundizar, complejizar las formas de mirar al mundo y las relaciones que construimos y nos constituyen. Desconfío que encontremos líneas de acción mirando el noticiero. Hay que realizar otras lecturas y, sobre todo, trabajar colectivamente sobre esas lecturas.

¿Cómo y por qué surge ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio)?

Actualmente formo parte de diferentes iniciativas editoriales en las cuales impulsamos el desarrollo de diferentes catálogos (arte, fotografía, investigación y ensayo, narrativa, poesía, dramaturgia, etc.), pero esta compilación no se ajustaba, estrictamente, al catálogo de ninguna de ellas. Por ende, necesitaba construir un marco de referencia que le fueran bien propio. Como reza un fragmento de la nota editorial, “ASPO es una iniciativa editorial que se propone perdurar mientras se viva en cuarentena, es un punto de fuga creativo ante la infodemia, la paranoia y la distancia lasciva autoimpuesta como política de resguardo ante un peligro invisible”. ASPO es una táctica de desvío de sentido, de las siglas que señalan el carácter del confinamiento, diseñé una marca que se propone una vida efímera, pero abocada a trascender su propio territorio de origen, sus propias condiciones de producción, disponiendo de todos los salvoconductos posibles a la asfixia inherente a la ausencia de lxs otrxs. Esos intersticios son las telecomunicaciones en términos técnicos, y también lo son las políticas del cuidado y las redes de apoyo mutuo en términos político afectivos.

¿La revista seguirá? ¿Trabajarán con gente de México?

Ya se están preparando nuevas ediciones con otras compilaciones. A partir de Sopa de Wuhan llegaron infinidad de propuestas de trabajo, artículos, reflexiones, etc. Algunas ya se están pensando en un nuevo “tomo” de Sopa... y otras formarán parte de repositorios digitales para el libre acceso y carga de material. Claro que trabajaríamos con gente de México. De hecho ya lo estamos haciendo a partir de esta nota con ustedes. Solo tenemos que proponernos proyectos y activas.

vmb​

LAS MÁS VISTAS