“Uno de los regalos que me ha dado Autobiografía del algodón, es que cada vez que platico con gente que la ha leído, encuentro personas que de manera casi automática, muy natural, han empezado a investigar en su propia historia”.
Esto comenta Cristina Rivera Garza sobre la recepción de su más reciente novela, que se presentará el 29 de noviembre en la edición 34 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se realiza de manera virtual.
“Es un libro —afirma— que de alguna manera desata un diálogo intergeneracional y provoca una memoria que está a flor de piel, a la que ponemos poca atención cuando estamos en nuestra vida cotidiana, pero que el libro de alguna manera concentra, provoca, saca de sí, por eso digo que ha sido un gran regalo”.
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—¿Cómo ha cambiado tu forma de explorar esta forma de escribir, denominada cross-linking, que ya habías explorado en Había mucha neblina o humo o no sé qué…?
Aunque los dos libros son parte de una misma exploración, digamos que son dos estaciones diferentes. En Había mucha neblina o humo o no sé qué, hablo sobre Rulfo, me interesaba el escritor, su historia laboral; y aquí he pasado del escritor a abordar las vidas más comunes y corrientes, de personas que no sabían leer ni escribir, personas que fueron pobres de México como lo fueron mis abuelos.
De alguna manera he aplicado los métodos de investigación, mi forma de explorar el mundo y la escritura para tratar de crear esta historia en la que algunos de los personajes centrales son parte de mi familia, pero son parte también de comunidades más grandes. Lo que sí es cierto es que aquí hay una vocación de una exploración muy material de su experiencia, de ir a lugares en donde estuvieron, de hacer entrevistas, de tratar de hacer las mismas caminatas que ellos hicieron, de recorrer sus itinerarios migratorios, por ejemplo, el de mis abuelos paternos que fue de San Luis Potosí a Coahuila, después a Nuevo León y finalmente a Tamaulipas. O el de mis abuelos maternos que fueron deportados de Estados Unidos, que bajaron de Texas a Nuevo León y después también a Tamaulipas.
Hay todo un interés en estar recorriendo ese territorio norteño, la manera en cómo una versión de la frontera se construyó, aquí en una relación muy estrecha con el algodón.
—¿Qué particularidades encontraste en el proceso de creación de Autobiografía del algodón?
Como el fenómeno es tan complejo, y como hice mucha investigación durante mucho tiempo, tenía grandes textos y el reto era ponerlos todos juntos en un libro, en este caso en una novela. Para mí lo interesante ha sido crear una serie de patrones de yuxtaposición entre cada uno de estos elementos, poniendo atención no sólo a la anécdota sino a la manera en cómo los materiales chocan entre sí, se complementan, cómo crean ritmos y sentidos de velocidad entre unos y otros.
Eso pasa mucho cuando escribimos una novela, un texto largo, pero aquí muchos contrastes vienen porque los materiales usados son de distintas fuentes; algunos son copias directas que encontré en los archivos, paráfrasis de esos documentos, ficción, hay otros que son más parecidos a la crónica, hay otros que hacen más énfasis a la exploración histórica, es decir, cada uno tiene un pie puesto en una disciplina, que no necesariamente es la literaria, y otro pie es el que está tratando de llegar a la escritura literaria como tal, fue ahondar en esto del cross-linking. En algún tiempo yo les llamé escrituras colindantes, pero en general lo que importa aquí son los patrones de yuxtaposición entre distintas formas de escritura.
—¿Cómo planeaste la presentación en FIL ahora que será digital?
Hemos presentado el libro ya en distintas conversaciones, en distintos momentos, pero este domingo lo especial es que estarán dos escritoras muy queridas: Nona Fernández y Gabriela Cabezón Cámara. Platicaremos del libro como si fuera en formato presencial. La decisión de la FIL de hacer esta versión virtual es muy sensata, ante todo debemos de cuidarnos, seguir las indicaciones de los institutos de salud. Lo que nos enseña la pandemia es que cuidar de otros es cuidar de sí mismo. Por otra parte, más allá de la pandemia, estoy feliz porque las cosas en Estados Unidos, que es en donde radico, han cambiado.
—¿Por el triunfo de Biden sobre Trump?
Sí, se acaban cuatro años de terror, en los que desde la presidencia de Estados Unidos se ha ejercido una serie de violencias de una crueldad impensable, especialmente contra familias migrantes. Lo que hemos visto de las jaulas en donde tienen encerrados a niños, la separación de las familias, no es algo que solo se haya hecho en este régimen, pero el régimen que por fortuna ha terminado no solo las apoyó sino que hizo de esa crueldad una política generalizada. Estoy pensando que eso se terminó y estoy feliz, por supuesto, aunque la cosa no viene sencilla, Biden es un político centrista.
Presentación de libro
Autobiografía del algodón
Cristina Rivera Garza, con la participación de Gabriela Cabezón Cámara y Nona Fernández
Editorial: Literatura Random House / PRH
Noviembre 29, 12:00 horas
ÁSS