El muralismo mexicano habla: ciencia e historia se ligan para escucharle

Siqueiros utilizó huesos de animales para oscurecer sus obras, Diego Rivera evitaba el uso del verde, hoy se sabe más sobre sus técnicas gracias a la física y la química.

Sandra Zetina y José Luis Ruvalcaba Sil | Especial
Lizeth Hernández
Ciudad de México /

Alfaro Siqueiros llegó a Taxco, Guerrero, arraigado judicialmente por un periodo de dos años, comenzó a experimentar con lo que tenía a la mano: hizo pigmentos con la tierra de las minas, plasmó obras en sacos de frijoles y creó un negro profundo quemando huesos de animales.

“Los materiales nos dicen mucho de cómo [el artista] se está relacionado con la sociedad. Cuál es su proceso y cómo quiere ser percibido”, explica a MILENIO Sandra Zetina, historiadora del arte e integrante del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.

Agrega que en las pinturas de Diego Rivera no suelen encontrarse pigmentos verdes. “En su obra hay muchos azules, amarillos o violetas. Mezclas con rojo y azul”. La elección denota el estudio del color y la influencia que tuvo el movimiento impresionista en el pintor, según las interpretaciones de la doctora.

“Cuando veo cómo está hecha una mezcla de una pintura, entiendo también qué teoría del color está utilizando este pintor, a qué está aludiendo. Eso es bien importante para entender lo que [el artista] pretende que la pintura genere en el espectador”

Sin embargo, para conocer a detalle cómo y de qué está hecho un mural se requiere una exploración profunda y cuidadosa.

Por ello, a lo largo de veinte años Sandra ha entretejido sus conocimientos con los del doctor en ciencias nucleares, José Luis Ruvalcaba Sil y los de la maestra en química, Diana Quintero, logrando así desarrollar nuevas técnicas de investigación que hoy les permiten explorar un mural sin dañarlo. Dada la importancia de sus estudios, el 3 de diciembre de fueron compartidos desde la FIL Guadalajara 2024.

La creación, Diego River| Cortesía

Química, física y arte

A través de innovadores procesos que conjugan el entendimiento del espectro electromagnético, la reacción de los materiales y el paso del tiempo, los investigadores se han adentrado en las mentes de algunos de los artistas más importantes del muralismo.

Dado que es un área relativamente inexplorada, demanda de imaginación, como explica a este medio Ruvalcaba Sil, quien ha consolidado una red de investigación de análisis “no destructivos” para estudios en arte.

“Van desde imágenes con luz visible, luz infrarroja y otros métodos de imagen que nos permiten leer la obra con otros ojos. Nuestros ojos nos permiten ver la luz visible, pero si tuviéramos ojos para ver otro tipo de luz, veríamos otras cosas que nos revelan parte de la historia del objeto”.

Por el tamaño de las obras, el acercamiento a los murales fue todo un reto: se tuvieron que diseñar métodos sensibles que pudieran abarcar grandes áreas y que fueran funcionales a distancias alejadas.

“Ahora hay cámaras que te permiten generar una imagen con información química, es decir, las zonas de la pintura permiten ser interpretadas en términos de qué materiales están presentes”, agrega el doctor José Luis.

Tras obtener ese primer “mapeo”, se aplican otros instrumentos para saber qué pigmentos se usaron, qué técnicas se aplicaron, si algún evento llegara a afectar la obra (incendios, humedad, etc.) y si es posible tomar una micro-muestra para analizarla en el microscopio.

“Además, para poder hacer la interpretación de lo que vemos, necesitamos hacer réplicas en los laboratorios a partir de la historia del arte”.

Más allá de la materia

La labor de la curadora de arte y las investigaciones del físico han ido cambiando en las últimas dos décadas, con ello, también se han transformado las preguntas que le hacen a las obras.

Si bien actualmente tanto Diana como sus colegas saben más sobre los materiales utilizados en algunas obras, su acercamiento macro y micro con ojo científico no se enfoca necesariamente en lo tangible.

“Yo no estudio los materiales en sí, sino el proceso, entender por qué se hizo, las razones, qué quiere hacer esa pintura sobre ti. Si tiene muchos colores contrastantes, está buscando llamar a tu ojos, si es muy armoniosa, si se integra a la arquitectura”, comenta Zetiana.

Así, a través de la ciencia, el arte ha logrado ampliar su campo de estudio. Encuentra un terreno fértil que conecta el pasado con el presente y abre la posibilidad de nutrir o reformular lo que se conoce de un movimiento artístico.

“Es bien interesante mirar cómo ha pasado el tiempo sobre esos objetos y esos materiales. Ver que algo ha cambiado y que aludía a algo que hoy ya no existe, que ya no conocemos, que ya no forma parte de nuestra cultura. Por ejemplo, La creación, de Diego Rivera, es muy interesante: cuando se inauguró lo describían como un ‘decorado futurista’ y ahora que lo vemos parece más bien una pintura antigua”, concluye la historiadora del arte.

​LHM


LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.