MILENIO convocó un diálogo con Sayri Karp, directora de la Editorial Universidad de Guadalajara, y Socorro Venegas, directora de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, para platicar sobre la importancia de que dos mujeres estén al frente de las editoriales universitarias más importantes de México.
¿Por qué es trascendente este hecho?
Socorro: En el caso de la UNAM es la primera vez que hay una mujer dirigiendo esta área. Me parece que hay una visión que representa un cambio significativo en la forma de hacer y pensar los proyectos editoriales, sobre todo cuando hay, como en mi caso, una perspectiva feminista.
Esto ha abierto colecciones y buscado que dentro de los proyectos que ya existían se incluya más autoras y no por cuota de género, que no me parece mal, pero la verdad es que hay una calidad excelente en el trabajo creativo e intelectual de las mujeres y no había razón para que hubiera ciertos desequilibrios en los catálogos, en los que prevalecían autores.
Estoy pensando en todos los libros que pasan por la Dirección, en la que ha sido importante trabajar con autores e investigadores pensando justamente en mantener una equidad. Por ejemplo, proponen una antología sobre Octavio Paz y no había una sola autora incluida reflexionando sobre su obra y eso podría ocurrir en cualquier área del conocimiento, entonces sugerimos que se incluyera a algunas y se aceptó la propuesta. Es un trabajo de ir conversando con una comunidad con la que permanentemente estamos en diálogo.
Sayri, en tu caso llevas casi 20 años en la editorial, ¿eres una pionera?
Sayri: Sí y no porque antes había una coordinación editorial y en ella sí hubo mujeres aunque claro que mayoritariamente fueron hombres, pero el caso de la Universidad de Guadalajara es curioso porque en torno al libro sí hay una presencia muy fuerte de mujeres, y de hecho en los proyectos culturales de la Universidad, por ejemplo la Feria Internacional del Libro siempre ha tenido directoras.
En la Editorial de la Universidad de Guadalajara yo fui la primera directora, después ha habido otros directores y ahorita regresé, entonces ha habido una mezcla y una visión que sí tenía Raúl Padilla de incluir a las mujeres, especialmente en los proyectos del libro y los culturales.
¿Hay mayor apertura?
Socorro: Lo maravilloso es que ha habido mucha, hay una conciencia, eso es importante. Creo que se están moviendo estructuras que parecían inamovibles donde aparecía solo la mirada masculina, yo creo que ya no es así.
No puedo decir que ya estamos del otro lado. La ONU ha dicho cuánto tiempo falta para que haya equidad de género en el mundo y no sé si son 100, 200 o 300 años. La verdad es que no me importa cuánto falte porque a mí ya no me va a tocar verlo (risas). Es un buen horizonte pero no lo vamos a tocar todas, entonces es trabajar para que eso ocurra y pase en menos de 200 años (risas).
Sayri: Siguiendo la reflexión de Socorro, yo también me he preguntado cuál es la diferencia de que haya una mujer al frente de una editorial universitaria a un hombre, y yo creo que las mujeres tenemos una visión mucho más incluyente en lo que ella dice, de que es muy importante incluir a autoras en todas las áreas del conocimiento. Hacemos libros académicos y ahí es importante la presencia de las científicas dando su punto de vista, pero también creo que esa visión de inclusión que nosotras tenemos va más allá, tiene que ver con la inclusión de lenguas indígenas originarias. Ahorita tenemos más de ocho títulos sobre este tema, donde le estamos dando voz a autores y autoras.
Sayri: También hay que pensar cómo juntar arte y ciencia, cómo empezar a discutir y reflexionar sobre todos los problemas que nos aquejan.
De hecho en la Eulac, la asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y el Caribe, cuando vino la pandemia empezamos a pensar cómo darle voz a la edición universitaria y el primer tema que tomamos fue el de las violencias de género. Nos pareció que era sumamente importante y lo primero era discutirlo con nuestras comunidades universitarias, académicas y con el público en general, qué estaba pasando, por qué se había incrementado y lo que se podía hacer para que hubiera salidas y evitarlo.
Como dice Socorro, estamos poniendo semillas pero ya estamos vislumbrando cosas, la colección de Vindictas (de la UNAM) ha sido un éxito, las colecciones de lenguas originarias que se han abierto en muchas editoriales han sido un éxito. Los premios universitarios de investigación están animando a muchas mujeres a escribir.
Socorro: Déjame sumar a lo que dijo Sayri. En el medio editorial en México predominan las mujeres, hay correctoras de estilo, redactoras, editoras. En la UNAM no es distinto, pero la pregunta es, a nivel directivo ¿cuántas encontramos? Ahí es cuando empezamos a ver cómo se estrecha el muro.
Las mujeres están/estamos en la base.
Socorro: Sí, y coincido con Sayri en que implica abrir un campo incluyente, un panorama que no necesariamente existía antes y que no está organizado con colecciones, con trabajo permanente y continuado.
En el caso de las lenguas originarias también estamos nosotros en colecciones donde nunca antes había habido una edición bilingüe. Por ejemplo, en la colección “Pequeños grandes” estamos publicando el primer ensayo en lengua rarámuri y en español, pero no se trata de crear y ponerle etiqueta de lenguas indígenas. Lo que me parece a mí esa colección es un canon literario y dentro de otras colecciones hay que comenzar a publicar con toda naturalidad estas ediciones bilingües donde lo que es fundamental es la reflexión de que en este país se hablan más de 60 lenguas y solo publicamos en una, entonces allí tendríamos que ir construyendo esa riqueza cultural que nos define.
¿Les costó trabajo llegar a sus puestos?
Socorro: Yo no creo que la dificultad sea llegar, la dificultad es el día a día, es que no te miren con condescendencia, que no piensen que porque eres mujer hay que tener otro tipo de acercamiento, al final se trata del trabajo de un editor y tenemos tanta materia gris como los editores y capacidades (risas). A eso me refiero cuando digo que el entorno se está modificando para dar espacio, no es que tengamos que pedir un permiso para estar o para trabajar en estos ambientes, en principio deberíamos tener claro que no hay ningún espacio exclusivo para nadie.
Sayri: Bien dice Socorro, estamos abriendo camino. Yo por ejemplo tengo mujeres en el equipo de trabajo y soy muy feliz y también de trabajar con muchas editoras universitarias de América Latina y muchas de ellas están al frente de las redes de asociaciones. Entonces sí hay esa presencia fuerte pero es cierto también que más arriba hay un techo de cristal, las autoridades de las universidades por lo general son hombres; ha habido muy pocas rectoras, vicerrectoras.
En la parte en que nosotras vivimos, las editoriales universitarias, sí se ha logrado que haya muchas mujeres al frente. Como dice Socorro, tenemos la misma materia gris (risas). No podría decir que un catálogo hecho por una mujer es mejor que el hecho por un hombre, pero sí creo que nosotras tenemos esa visión más incluyente.
Desde la pandemia cambió nuestra visión de trabajo y la manera en cómo podemos llegar con los lectores, cómo podemos dialogar con los demás, qué tipo de contenidos tenemos que hacer para que la gente empiece a despertar. La pandemia fue una sacudida pero todavía hay muchísimo más trabajo, hay que hacer mucha conciencia en salud, violencia, medio ambiente, homofobia, respeto, de todas estas cosas nos falta hacer mucho trabajo.
¿Qué aporta la visión femenina?
Sayri: Los libros nosotros vamos a hacerlos de cualquier forma. Es un trabajo arduo, lento y no sabemos exactamente a los lectores que leyeron un libro qué consecuencias les trajo. Siempre estamos pensando que queremos que cada uno de nuestros libros crucen las grandes aguas, lleguen a nuestros lectores e incidan en su vida de una manera positiva. Y yo sí creo que las mujeres que estamos al frente de la edición universitaria tenemos más esa conciencia que solo pensar que estamos en un trabajo en donde se hacen libros, sino que hay un trabajo que tiene una misión, un objetivo, y ahí es donde se juntan forma y contenido para que cuando llegue al lector ni cuenta se dé y reciba esa información, ese conocimiento y ayude a transformar su vida, su forma de pensar.
ÁSS