La Galería OMR está por cerrar el primer capítulo de su historia, una que comenzó hace 32 años. Su sede dejará de ser la vieja casona en la Plaza Río de Janeiro y pasará a la calle Córdoba casi esquina con Álvaro Obregón, también en la Colonia Roma. El proyecto de arte contemporáneo, en proceso de renovación, ocupará el espacio que desde los años 50 ocupó la Sala Margolín: la tienda de discos y librería fundada por Walter Gruen, la última pareja de la pintora Remedios Varo.
Fue en 1983 cuando Patricia Ortiz Monasterio y Jaime Riestra establecieron la Galería OMR. En ese entonces no había galerías con la vocación de difundir el arte contemporáneo mexicano en el extranjero. La pareja fue pionera en abrir caminos a nivel internacional y en llevar las obras de sus artistas a las ferias de arte en todo el mundo.
El mismo año en el que la galería abrió sus puertas nació su actual director, Cristóbal Riestra, ahora encargado de darle un nuevo rumbo al proyecto que iniciaron sus padres. Dice Riestra que si este lugar en el que creció fuera una serpiente, estaría justo en el proceso de cambiar de piel. Su misión es continuar un legado y al mismo tiempo liderar una transformación necesaria: más a tono con los nuevos tiempos.
El cambio, pues, no es solo de cascarón: "Vamos a tener un nuevo software, un nuevo sistema operativo y una nueva computadora", bromea el diseñador industrial. Eso significa, por un lado, reajustarse para evolucionar hacia una empresa más eficiente y productiva, menos familiar y más profesional. Pero significa, sobre todo, ampliar el campo de acción, hacia una plataforma de proyectos de arte con un impacto social y medioambiental.
"Creo que ahora cualquier proyecto en cualquier sector necesita tener una parte de responsabilidad social, y el arte tiene una función que puede ser importantísima. Queremos ir un paso más allá y tener una injerencia en el contexto que nos rodea", cuenta Riestra, que comienza a preferir el término "plataforma" por encima del de "galería".
Esto no significa que desaparecerá la parte comercial tradicional, la de la exhibición y venta de arte contemporáneo. Pero "plataforma" describe mejor a este nuevo sitio enfocado en gestionar proyectos con las ideas y el arte como materias primas. Riestra considera necesario adaptarse a una época en la que las fronteras son cada vez más borrosas, tanto en el mapamundi como en las disciplinas artísticas.
Según Riestra, el nuevo espacio combina a la perfección con esa flexibilidad que buscan como proyecto. La casona actual "tiene muchas salas, te da un recorrido forzado. Hemos contado muchas historias aquí y es difícil reinventarlo". La sede de la calle Córdoba, en cambio, es un edificio brutalista de concreto, con techos altos y sin divisiones. Permite imaginar cualquier cosa.
Las bodegas afuera
La directora ejecutiva de OMR desde 2011, Kerstin Erdmann, explica en qué consiste la última exposición que albergará la casa de la Plaza Río de Janeiro. Plaza Río de Janeiro 54, 1983-2015 se inaugura este viernes 18 de septiembre en el marco del Gallery Weekend 2015 y podrá visitarse hasta febrero de 2016, fecha en que abrirá las puertas la nueva sede.
"La idea es que todo el espacio muestre la obra que acumulamos en 32 años y con esto valorar nuestra historia para poder llegar a un segundo capítulo", dice Erdmann mientras pasea por las habitaciones. Unas cuantas obras cuelgan de los muros, pero la mayoría reposa en anaqueles ordenadas por orden alfabético. Más que una exposición de arte tradicional, el espectador recorrerá las bodegas de la galería.
Erdmann calcula que hay cerca de mil 500 obras: algunas pertenecen a la colección de OMR y el resto fueron hechas por artistas colaboradores en más de tres décadas. Alberto García Alix, Jose Dávila, Gabriel de la Mora, Dulce María Núñez, Mariana Yampolsky o Rafael Lozano-Hemmer son solo algunos de los cientos de nombres que se pueden encontrar al indagar en el acervo.
En este recorrido único será posible, además, consultar todos los libros de la biblioteca especializada en arte, que antes estaban distribuidos en las oficinas. Lo mismo con los catálogos y los documentos de la videoteca.
Es una exposición, dicen sus organizadores, en las que los visitantes pueden pasar desde media hora, hasta semanas de investigación. Y más adelante será posible ver ese archivo en versión digital, uno de los proyectos de la nueva OMR.