En el marco de la inauguración de la exposición “Intervención Francesa: una mirada desde el presente”, que se encuentra en el Complejo Cultural Universitario (CCU) de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), se llevó a cabo la conferencia “La vida cotidiana en la Ciudad de Puebla durante la Segunda Intervención Francesa”, impartida por la historiadora y docente, Dra. María de Lourdes Herrera Feria.
En su exposición, Herrera Feria presentó algunos aspectos de la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad de Puebla durante la Intervención Francesa.
“Tradicionalmente la historia y los datos siempre se interesan muchos por los eventos políticos, los eventos militares, que por supuesto son de gran trascendencia, pero a veces se deja de lado cómo fue que la población vivió y sobrevivió a estos sitios, a estos eventos militares, que por supuesto, dejaron una marca terrible en la planta edificada de la ciudad y, que por supuesto, se fragmentaron la provisión de alimentos, la salud, la seguridad de la población”
Para poner en contexto, durante la charla recordó las cuatro intervenciones que sufriera México: española (1829), francesa (1838), estadounidense (1846), que provocó la pérdida de la mitad del territorio; y la de la alianza compuesta por España, Francia y Gran Bretaña (1863).
Mencionó que en 1855 se promulgó la Ley Juárez que suprimía los fueros del clero y del ejército y declaraba a todos los ciudadanos iguales ante la ley.
Dio una explicación amplia de cómo la Iglesia tuvo el control de la población a través de los registros de nacimiento, matrimonio y fallecimiento.
También expuso cómo al etiquetar a los hijos de matrimonios y fuera de éste pudieron o no desarrollarse.
“A los hijos habidos fuera del matrimonio y, además, producto de relaciones ilícitas se conocieron como Ilegítimos o espurios, de donde se dio una derivación: Nefarios, incestuosos, sacrílegos y mánceres”.
Refirió los acontecimientos que se presentaron cuándo se quiso aprobar la ley del divorcio. “Los conservadores mandaron a la calle a las mujeres y sus empleadas, pero esta no pasó hasta el siglo XX”.
Contó que en esa época se le llamaba chinacas a la población. “Austriacos y rutelos invadieron a Puebla. Ellos contaban que las mujeres portaban sus blusas sin fajarse lo que les permitía verles sus atributos”.
Mencionó que en las barriadas de la ciudad se popularizó el llamado jarabe gatuno, nombrado así porque consideraban que imitaba el movimiento de estos animales en celo, “de lanzar las garras” y era considerado inmoral, algo similar a lo que sucede ahora con el ‘perreo’. Consideraban que al levantar las piernas, el ladeo del cuerpo y la coordinación con la pareja, incitaban a los malos pensamientos”.
Apuntó que la frase “Te fuiste de picos pardos”, surgió porque las faldas estaban rematadas con picos que se ensuciaban con el barro de la calle cuando estas bailaban o trastabillaban si habían ingerido alguna bebida alcohólica.
Destacó que en esos años, la cocina era “netamente” el espacio de la mujer, “y eso se comprueba con pinturas de las épocas”.
Indicó que en esa etapa hubo un registro de prostitutas, “en un afán ‘higiénico’ y moralizante, el liberalismo legalizó el sexo comercial". Tal preocupación sería plasmada en el primer reglamento de 20 abril de 1862 (…) en 1865, vería la luz el segundo reglamento, esta vez en el gobierno de Maximiliano de Habsburgo.
Aludió que la primera carta que se firmó para el regreso de un emperador fue en Cholula, “esto porque querían recuperar las tierras que perdieron en las leyes de reforma. Todo esto promovido por los conservadores”.
Apuntó que en 1862, el país estaba muy dividido. “El general Zaragoza en uno de sus partes informó lo que estaba haciendo para la confrontación, como el cavado de trincheras, disposición de las tropas, pero manifestó su preocupación por que en su retaguardia estaba la ciudad de Puebla, llena de conservadores, por lo que por si por él fuera la bombardeaba e incendiaba”.
Expresó que haciendo un análisis, “Maximiliano resultó más conservador que los conservadores y es por ello que lo abandonan (…) ya que proclamó leyes similares a las decretadas antes y después de la Guerra de Reforma”.
Dijo que en el sitio del 9 de marzo de 1867 en Puebla la gente se moría de hambre, los niños salían y llegaron a comer hierba.
Añadió que la batalla se realizó principalmente en el convento del Carmen, que era el lugar donde se hicieron fuertes la mayor parte de los efectivos sitiados.
Evocó que la victoria del 2 de abril permitió a las fuerzas de la República avanzar hacia Querétaro y Ciudad de México, que finalmente, fue tomada por Porfirio Díaz, “sin el disparo de una sola bala”.
Previo a la ponencia el Vicerrector de Extensión y Difusión de la Cultura de la máxima casa de estudios en la entidad, José Carlos Bernal Suárez, encabezó la ceremonia protocolaria que puso en marcha la exposición de fotografías y litografías que forman parte del Archivo Histórico de Puebla, del Museo de Historia, de la Mapoteca Manuel Orozco y Berra y la Fototeca Antica (Fotografía Antigua Mexicana).
De igual forma, se proyectó en la Sala de Cine de Arte un documental donde se narra la labor que realizan para la conservación y resguardo de la colección de las imágenes que posee la institución y que permitieron la conformación de la exposición, integrada por 60 litografías del Sitio de la Ciudad de Puebla de 1863.
AFM