La neurosis es el comportamiento que une a más de diez historias o cuadros narrativos en el estreno de la obra Irreal, un lugar para nuestros deseos en el no lugar, propuesta escénica escrita por Felipe Rodríguez y que se presentará en el Teatro Sergio Magaña.
La obra “está basada en el comportamiento neurótico de los seres humanos y el enfoque es desde la experiencia humana, es decir: no es una obra didáctica o desde el punto de vista clínico, es más bien desde el comportamiento de los seres humanos. Los cuadros narrativos, que forman parte de un pasadizo, galería o mosaico, como se quiera imaginar, refleja un comportamiento neurótico, a partir de que nuestros deseos que se desencajan o no están bien asimilados”, explica el dramaturgo.
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Ejemplo de ello es el primer cuadro que se titula “Somatización”, una historia de un hombre que se le acaba de morir su hermano de cáncer y somatiza todo ese dolor con calambres de piernas, “pensando que ahora sí se podrá quedar con la cuñada, porque los hermanos se disputaban su amor. El comportamiento surge a partir de querer sustituir la realidad de un deseo que genera mucho conflicto”.
La propuesta de la compañía Teatro de los Sótanos va del monólogo a los cuadros colectivos, donde estarán incluidos los problemas de pareja o los sociales, simulando y acercando al espectador las posibilidades y escenarios en los que puede transitar este trastorno desde la experiencia humana.
“A nivel escénico quisimos experimentar con la compañía completa; es decir, con quienes hemos estado trabajando durante un buen rato. Decidimos que fuera una suerte de creación colectiva y dirección conjunta de las cuatro personas que hemos trabajado en esa área: Nora Manneck, Emmanuel Márquez, Felipe Rodríguez y yo”, dice Lizeth Rondero.
Esas visiones las llevan a las historias que inician y terminan en sí mismas, donde el hilo temático es la neurosis y la sombra del deseo. Agrega la también actriz: “Esa pulsión mal colocada o colocada en un lugar que nos lleva al conflicto o a la no satisfacción y que nos lleva a la infelicidad porque no nos atrevemos a estar bien con lo que hay, y siempre estamos pensando en lo que no tenemos”.
La obra fue pensada y realizada en pandemia, pero es hasta ahora que será llevada a escena, en funciones del 5 al 15 de octubre, los jueves y viernes a las 20:00 horas, y los sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas.
En cuanto al equipo, el diseño de vestuario, utilería y atrezzo ha sido desarrollado por Violeta García. La escenografía ha sido concebida y realizada por Pitaya Teatro y el diseño de iluminación es de Tenoch Olivares. La música original, que incluye piano y flauta en vivo, ha sido compuesta e interpretada por Sara Vélez. Además, el montaje cuenta con la coreografía de Luis Villanueva y la coordinación de producción, producción ejecutiva y asistencia de dirección, a cargo de Isaías Avilés.
En esta historia “tuvo que ver mucho las experiencias de nuestros cercanos y de nosotros mismos. La idea de fondo es el comportamiento neurótico, donde una sociedad está muy encabalgada, donde uno quisiera acomodar la realidad y sustituir la realidad, y empieza reaccionar como si eso que imaginó fuera real. Ese tema como dramaturgo fue lo que llamó mi atención”, concluye Felipe Rodríguez.
PCL