Desde el 26 de abril y hasta el 25 de agosto, el museo Stenersen, de Bergen en Noruega, tiene abierta la exposición Historias indígenas, dividida en ocho secciones dedicadas a las diferentes regiones de América del Sur, América del Norte, Oceanía y la región nórdica.
Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Noruega, Brasil, Perú y México, son las regiones representadas en la muestra inédita en esta ciudad Patrimonio Mundial.
El responsable de la curaduría para México fue Abraham Cruzvillegas (1968), invitado por Adriano Pedrosa, director del Museo de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand (MASP) y actual curador de la Bienal de Venecia 2024.
“La idea muy puntual es que en lugar de apelar a la Historia, la muestra apela a las Historias, es decir al relato, a la subjetividad. En ese sentido la narrativa de cada exposición abunda en cosas muy específicas y asuntos como el esclavismo, los feminismos, la idea de la infancia, la idea de la danza, la idea de lo nacional, la idea de la identidad”, explica.
Cruzvillegas sostiene que, aunque no se califica como curador —“soy un artista, no un curador”—, pensar la selección de obras y artistas que participarían en esta muestra, le hizo reformularse varios conceptos.
“El punto de la exposición es muy complicado porque el concepto indígena es uno que no pertenece y no está en el vocabulario de ninguna lengua indígena (…) una persona maya, por ejemplo, en su lenguaje no existe la palabra indígena y autodenominarse indígena implica un colonialismo, es una contradicción.
“Cuando fui invitado por Adriano Pedrosa me trajo una discusión que he tenido conmigo mismo como artista desde hace muchos años en el cuestionamiento del yo como ciudadano y yo como artista. No soy indígena ni hablo ninguna lengua indígena, entonces hay una serie de contradicciones en mi participación. Partiendo de esa conexión inestable, ¿qué selecciono yo?”
Considerado uno de los artistas conceptuales contemporáneos más destacados de su generación, además de Gabriel Orozco, Abraham Cruzvillegas afirma que —como lo realiza de continuo en su trabajo de arte plástico, instalación, performance, arte sonoro, cine, dibujo o escritura—, en Historias indígenas optó por la no exclusión de materiales.
“Plantee justamente no excluir ni paradigmas ni perspectivas. Obviamente eso se vuelve una contradicción muy productiva y entra en un territorio muy fangoso porque todo lo que he hecho y particularmente en este proyecto, es muy cuestionable y creo que es de hecho parte de mi voluntad que así sea.
“Me esforcé para no averiguar lo que las demás personas estaban haciendo en su curaduría, porque habría diferentes percepciones y visiones, políticas de cada país, de lo que tiene que ver con lo indígena”.
Para él, era muy importante plantear la difusión inestable en cómo se concibe lo que se le ha dado en llamar identidad nacional y cómo ésta se construye a partir de la Revolución.
“Me metí a investigar mucho para tratar de generar una estructura o criterio para la selección de obra que no fue nada fácil, porque hay una plétora gigantesca, por ejemplo, en lo que se ha discutido como la artesanía, las artes populares, las tradiciones y el arte como lo conocemos en su paradigma occidental, la pintura de caballete, la pintura mural, la escultura, pero que ha excluido históricamente a estas prácticas que llamamos artesanía, por ejemplo.
“Traté de subrayar esas contradicciones apelando solamente a quienes se afirman y se llaman, se presentan como artistas haciendo arte. No yendo hacia el territorio de las artes populares”.
La decisión curatorial anterior, dice Abraham Cruzvillegas, abrió un gran arco cronológico de periodos, tendencias, estilos, pues en el área dedicada a México, se muestra incluso el facsímil de un Códice Borbónico, cuyo original está en la Biblioteca de la Asamblea francesa.
Otra de las apuestas arriesgadas fue no incluir en esta muestra ninguna obra representativa del periodo colonial de nuestro país.
Algunos de los artistas que se exhiben ahora en Noruega, detalla el curador, son Saturnino Herrán, María Izquierdo, Rufino Tamayo, Frida Kahlo, Francisco Toledo entre muchos otros más jóvenes y con estéticas muy distintas, con lo cual se suma a 27 artistas en total.
“Me interesaba hacer esos brincos en el tiempo donde incluyo también no solamente estas referencias en términos históricos (…), traté de hacer vínculos entre obras, generar fricción entre las obras de tal manera que pudieran dialogar.
Dentro de la sección de México pareciera que hay una serie de errores en la selección de obra y eso me gustó mucho”.
Y pese a parecer contradictoria la selección de obras, los periodos escogidos, además de la inclusión de trabajos de autoras y autores no indígenas, Cruzvillegas, como responsable de la muestra, sí encuentra argumentos para ello.
“Hay varias obras de artistas que definitiva y absolutamente no son indígenas. Causa mucho revuelo la presencia de Frida Kahlo. Obviamente no es una artista indígena, sin embargo la obra que presentamos además es una obra rara en su producción porque está su presencia pero no es un autorretrato, es un autorretrato ausente, es un collage y ella no hizo collage, es una obra excepcional en donde ella presenta un vestido tradicional de la región zapoteca de Oaxaca que es lo que ella usaba cotidianamente como parte de la construcción de su identidad o del mito de Frida Kahlo.
“Y a mí lo que me interesa justamente es la apropiación de lo indígena, me interesa mucho en varios sentidos, también políticos, también estéticos, como por ejemplo la presencia de Rufino Tamayo, que Tamayo era de Oaxaca, pero nunca dijo, soy indígena”.
De Francisco Toledo, Historias indígenas muestra una selección de fotos donde el artista se retrata en diversas poses.
Abraham Cruzvilegas, quien ha sido merecedor de varios premios y residencias internacionales, entre ellos, el Yang Hyun Prize (2012), destaca también los aportes a esta muestra de Minerva Cuevas, Andy Medina o Daniel Guzmán,
“Hay un artista interesantísimo, Miguel Castro, de Sonora, del desierto de Altar en Sonora. Su obra tiene que ver con la migración y su territorio arrebatado.
“Entonces las fricciones, cómo dialogan estos espacios entre una obra y otra es lo que más me interesa”, insiste.
El museo Stenersen, de Bergen pertenece al complejo museístico KODE, que agrupa siete museos, la mayoría están enclavados en el Parque Central.
Las otras secciones de Historias indígenas fueron curadas por: Alexandra Kahsenni:io Nahwegahbow, Jocelyn Piirainen, Michelle LaVallee y Wahsontiio Cross, Galería Nacional de Canadá (Ottawa); Bruce Johnson-McLean, Galería Nacional de Australia (Canberra); Edson Kayapó, Kássia Borges Karajá y Renata Tupinambá, MASP (São Paulo); Irene Snarby, Kode (Bergen/Tromsø); Nigel Borell, Auckland War Memorial Museum (Auckland) y Sandra Gamarra (Lima).
AQ