Camino al andar: homenaje poético a Ezra Pound desde España

Literatura

Una antología editada por John Gery y Viorica Patea, además de su mérito testimonial tiene el de ser la primera que compila poetas anglófonos e hispanohablantes que celebran la obra del autor de 'The Cantos'.

Ezra Pound, 1885-1972. (Poetry Foundation)
José Homero
Ciudad de México /

En 1901, Ezra Pound ingresó a la Universidad de Pensilvania. Tenía quince años y una confianza en sí mismo tan notable como la perilla rojiza que atraía la atención de los estudiantes de mayor edad. Desilusionado con la forma de enseñar de sus profesores, se mudó a Clinton, Nueva York. En el Hamilton College se interesó en otros idiomas: el anglosajón, el provenzal y el hebreo, además de profundizar en el castellano y el italiano; una formación que sería crucial para su concepción poética. Después de graduarse de bachiller —equivalente a licenciatura— en Filosofía, retornó a Pensilvania para obtener una maestría. Bajo la tutela de Hugo A. Rennert, hispanista que acababa de publicar The Life of Lope de Vega (1914; en castellano Vida de Lope de Vega (1502-1635), publicada por 1919), consiguió una beca de la fundación Harrison, gracias a la cual pasó el verano de 1906 en España.

Esta primera travesía en solitario a Europa —anteriormente había viajado con su tía en dos ocasiones— maduraría el criterio del incipiente poeta. Aunque no concluiría la tesis sobre Lope, de la cual solo sobreviviría un capítulo en The Spirit of Romance (1910), la familiaridad con la literatura española, especialmente con el poema de El Cid, la obra de Francisco de Quevedo y El Quijote de Cervantes, contribuirían al desarrollo de su concepción y, a decir de algunos críticos, en la configuración de su propia poética, así fuera como reacción al barroquismo. Pruebas de esa impronta fueron sugerir a José Vázquez Amaral denominar “Cantares” a la traducción española de The Cantos —un guiño al Cantar del mio Cid, al que consideraba la cumbre de los poemas épicos—, así como intitular en castellano tres de las nueve secciones de esa obra: “The Jefferson Nuevo Mundo Cantos”, “Rock Drill de los Cantares” y “Thrones de los Cantares”. En cumplimiento del “periplo” —un término caro a esta poética—, Pound ha sido una presencia mayor en la poesía contemporánea castellana.

El Congreso Internacional Ezra Pound, que congrega a estudiosos, poetas y devotos de la obra del autor de Personae, para conmemorar esa relación entre el poeta y el mundo hispano celebró su vigesimoctava edición en una de las más antiguas universidades del mundo, la de Salamanca.

Uno de los actos centrales de “Ezra Pound y el mundo español” fue el recital poético, realizado el jueves 27 de junio de 2019 en el Aula Magna del Palacio de Anaya. Song Up Out of Spain: Poems in Tribute to Ezra Pound (“Canción desde España”: Poemas en homenaje a Ezra Pound), editada por John Gery y Viorica Patea, registra ese acontecimiento.

Portada de '“Canción desde España”: Poemas en homenaje a Ezra Pound'.

Además de su mérito testimonial, esta antología bilingüe tiene el de ser la primera que compila poetas anglófonos e hispanohablantes que rinden homenaje a Pound. La celebración en tierras salmantinas resalta esa relación al incluir a varios poetas de los denominados Novísimos, entre ellos José María Álvarez, Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca y Jaime Siles, quienes en sus poemas y ensayos prosternaron tributo al Viejo Ezra. Y aunque solo asistieron Colinas y Siles, en la antología se recopilan también los textos alusivos de Álvarez y Cuenca. En total se reúnen 29 poetas, 13 de los cuales escriben en español y 16 en inglés.

De los poemas en español destaco varios que eran ya ampliamente conocidos por los lectores de poesía: “No le copien a Pound” de Gonzalo Rojas; “Encuentro con Ezra Pound” de Antonio Colinas; “La cuestión homérica: a vueltas con La ilíada” de Jaime Siles y “Un poema es mejor que Google Maps” de Juan Antonio González-Iglesias.

Otros poetas se vinculan con Pound reelaborando sus temas y métodos. Julián Herbert relata en “Ezra” un encuentro con el Viejo Ezra en las inmediaciones de Saltillo, donde el mexicano reside. No únicamente yuxtapone presencias fantasmales, sino que guiña posmodernamente a los recursos del norteamericano. Por ello, su poema es de ejemplar intertextualidad.

Jeannett L. Clariond ofrece una auténtica elegía, “Las lágrimas de las cosas: tres piedades por Ezra Pound”, donde las sombras de Heráclito y Virgilio, para cifrar la mudanza de la conciencia, y de ese modo trazar correspondencia con la obra del autor de los Cantares.

María Ángelez Pérez-López y Natalia Carbajosa, en cambio, prefieren la resonancia para construir una poética personal valiéndose de las herramientas de Pound. La primera elige la yuxtaposición de significados en “El punzón” y “El escalpelo”, instrumentos que sugieren la tarea de palimpsesto que orienta su poesía, mientras que Carbajosa plasma en sus poemas, inspirados por el paisaje, la estética imagista.

En los poemas de Jordi Doce, reconocido traductor y poeta, se advierte una transcreación —concepto de Haroldo de Campos— desde diversos ángulos: evocación de su periplo biográfico, asimilación de sus temas y reinterpretación de su legado poético.

En los poetas de habla inglesa son recurrentes los aspectos biográficos y las correspondencias intertextuales, de ahí que podrían considerárseles verdaderos escolios al estudio crítico de Pound, esta vez desde la poesía. Predominan, como resulta obvio, las referencias a las circunstancias biográficas de aquel; y retoman, elementos de su poética, en particular la reelaboración del haikú a partir del poema imagista; la yuxtaposición de tradiciones y culturas en poemas de largo aliento donde coexisten múltiples voces; además de la constante imbricación de la historia con la actualidad.

En la obra de Patrizia de Rachewiltz, nieta del poeta, se conjugan el ensueño y la memoria. Su visión atiende la belleza manifiesta en lo mínimo. Yuxtapone en su escritura el estilo de los imagistas con cierto gusto posmoderno. Los poemas incluidos trasmiten su talento para el haikú.

David Capella continúa la tradición poundiana, conjugando el haikú con la conciencia de la unidad y correspondencia entre el infinito y la materia terrestre, la rima visual entre la floresta y el cosmos. De ahí esta imagen que asocia el prado y la floresta con las constelaciones: “la acederilla/ nubes de galaxias amarillas”.

Para otros poetas, la poesía es un relato —un cantar— de la gesta humana. John Gery y Rhett Forman invocan las sombras que rondan los lugares cargados de historia, y en sus poemas el pasado y el presente coexisten, al igual que la memoria individual se vincula con la colectiva. Forman, por ejemplo, rinde homenaje a los Cantares, entreverando en su poema, “El Turco y Coronado”, referencias a la travesía de Francisco Vázquez Coronado.

Otros poetas en cambio acatan las lecciones de la economía poética, no únicamente de Pound, sino del gran renovador del verso norteamericano, William Carlos Williams. Como Silvia Falsaperla y Justin Kishbaugh; mientras ella retoma la lección de referirse a las cosas (“No ideas, sino cosas”, apotegma de Williams), así como el método de yuxtaponer frases, intertextos y tiempos (en “La fanciulla”), Kishbaugh reelabora la lección de sencillez en “Tallo de la oliva afrutada”.

Mención especial merecen tres poetas. En la poesía de Paul Scott Derrick, los distintos niveles de conciencia —que propician una sensación de irrealidad— se corresponden con distintas textualidades, lo cual se plasma en poemas de textura tan rica como una poética neobarroca.

Tony Lopez, poeta británico, en cambio, emplea el tránsito entre épocas y voces narrativas para rememorar el pasado, los camaradas idos, los lugares extraviados en los meandros de la memoria, como se extravían los automóviles en los óvalos periféricos de Londres. Sus poemas incluidos, “Regresar” y “Sistemas vivos” son notables, aunque ameritan una mejor traducción.

Chengru He, nacida en Shanghái, pero avecindada en Estados Unidos, es quien mejor asimila el imperativo de Pound de “Volverlo nuevo”, a partir de una poética que surge de una mirada budista en torno al vacío. Su poesía refleja una concepción zen, conciliando diversos tiempos y evocaciones confesionales, que se antoja más intrínseca a su legado cultural que a una simple asimilación de las exploraciones de Pound y su concepto de Oriente. “Caquis” es un poeta notable afectado por una traducción no del todo certera. Por ejemplo, “the empty” se convierte en “lo vacío”, arruinando el verso final de “Cuatro clases de vacío”, que en inglés es contundente y en español flojo:

          of imagination, where each leaf

          is light, and empty is full.

         (de la imaginación, donde cada hoja

          es luz, y pleno lo vacío)

Aunque hay varios detalles en la edición que requerirían comentarse —algunos descuidos críticos, muchas erratas y detalles en la traducción que a juicio del crítico son erróneos—, prefiero concentrarme en la parte valiosa de este testimonio, que ofrece al entusiasta de Pound la reunión de algunos de los mejores poemas inspirados por Pound; y al lector de poesía, sugerencias de poetas poco conocidos en nuestro idioma a quienes deberíamos conocer mejor.


Song Up Out of Spain: Poems in Tribute to Ezra Pound (“Canción desde España”: Poemas en homenaje a Ezra Pound), editada por John Gery y Viorica Patea. Clemson University Press, s. l., 2023. 244 pp.

AQ

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