“Chai Editora apuesta por el libro de papel y nuevos autores”: Soledad Urquía

Libros

La editora argentina defiende al libro como un objeto en el que conviven texto, diseño, tipografía y fotografía para hacer de la lectura una experiencia placentera.

Soledad Urquía, una de las cabezas de Chai Editora. (Cortesía)
Juan Manuel García Belmonte
Ciudad de México /

En este 2021 la editorial Chai, que le apuesta fuerte al cuento y a la narrativa de autores que no se habían publicado nunca en español, tiene previsto siete nuevos títulos, con lo cual su catálogo se engrosará a quince.

El año pasado los libros publicados por Chai Editora recibieron en su mayoría críticas elogiosas por lo distintivo de su sello y el cuidado de las traducciones.

Todo esto pareciera poco, pero la iniciativa librera que nació en agosto de 2019 en San Javier, provincia de Córdoba, Argentina, la han levantado los empeños de Soledad Urquía y Santiago La Rosa, desde la más absoluta independencia.

A México llegaron a tocar acompañados de SP distribuciones con Tiempo sin lluvia, de Cynan Jones e Insomnio, de Marina Benjamin. Ambos títulos —y más que tendrán en los próximos meses— ya se comercializan en el país.

Chile es otro de los mercados donde ya desembarcó la editorial a carro completo, falta hacerlo en España.

Soledad Urquía cuenta a través de videollamada desde Argentina que el espíritu de la editorial es que sea exclusiva de traducciones de narrativa contemporánea, cuyas obras sean gozosas, como si de una biblioteca personal muy cuidada y selecta en casa se tratase.

“Sentíamos que al menos en Argentina hay muchas editoriales muy buenas publicando autores argentinos o latinoamericanos en español y otras que publican rescates y traducciones.


“La apuesta que nosotros tenemos siempre fue a autores no necesariamente conocidos; de hecho, ninguno de los autores que ahora tenemos son conocidos en Latinoamérica o en España y de alguna manera dialogan con la subjetividad contemporánea, tienen que ver con algo contemporáneo, que nosotros sentimos que son cosas que están pasando ahora”, detalla.

Urquía y La Rosa se han afanado entonces en ir construyendo vertiginosamente una selección envidiable para los lectores hispanoparlantes, con la complicidad de traductores y traductoras que también son escritores, además de fotógrafos y un aliado importante, Federico Falco, quien dirige la colección de cuento.

Así, los nombres de Amy Fusselman (Idiófono), Abi Andrews (Tundra), Jamel Brinkley (Un hombre con suerte), Peter Orner (¿Hay alguien ahí?), Deborah Eisenberg (Taj Mahal) y Donald Antrim (Otro Manhattan), casi todos premiados en sus países de origen, comienzan a conocerse en Argentina y Chile.

“Es un desafío muy grande dar a conocer por primera vez a un autor porque es distinto encarar un autor que su nombre nunca te suena y demás, entonces la editorial funcionó muy bien y muy rápido. Me parece que quizá había quedado ese nicho libre de alguna manera. Nosotros lo vemos ahora con lectoras y lectores muy entusiastas en Argentina; y en Chile está pasando algo similar”.


Todo está en la selección

Desde los cuentos que tocan asuntos sobre la masculinidad, el relato de padecimientos nocturnos, o una protagonista empeñada en quedar embarazada, hasta preguntas por el germen de la escritura y los mecanismos del dolor, cada uno de los ocho títulos que a la fecha se han publicado, parten de una cuidadosa búsqueda de aquellas historias o conjuntos de historias que le sorprendan a los editores y el equipo de traductores que se dan a la tarea de devorar lo que llega a sus manos y “olfatear lo diferente”.

“Tenemos que leer mucho en inglés. Son pocas las cosas que nos interesan. Siempre nos preguntamos: ¿qué tiene que aportar al escenario latinoamericano distinto?”, explica Urquía.

Cuando se decide a quién publicar, se negocian los derechos mundiales en español con la agencia y se decide quién podrá traducir el material, de entre las seis personas que hasta ahora colaboran en dicha labor.

La traducción debe ser impecable, con una calidad a toda prueba, además de procurar, en lo posible, un trabajo muy cercano, íntimo con cada autora o autor.

“Hay autores muy accesibles con los que tenemos un contacto muy fluido y nos manejamos a través de la agencia y mandamos una consulta de traducción. Una vez que tenemos la idea del libro pensamos en el traductor o traductora, que la calidad del traductor sea muy buena.


“Pensamos en que el autor y traductor deberían tener una afinidad estética, mucha cercanía. Una vez que está lista la traducción, sí la trabajamos bastante. Una de nuestras premisas es que tenga mucha calidad, pero que sea muy legible, que nada quede por fuera, digamos”.

La editora afirma que para cada uno de los libros se ha optado por un español más neutro, sin argentinismos o mexicanismos, sino que pueda leerse muy bien en cada país de Latinoamérica y España.


Lanzamiento simultáneo

Para este mes, si las condiciones sanitarias lo permiten, Chai Editora hará el lanzamiento en Argentina, Chile y México de Otro Manhattan, un conjunto de siete cuentos escrito por Donald Antrim, con traducción de Matías Battistón.

El autor, habitual colaborador de The New Yorker, fue reconocido en su momento como uno de los mejores escritores estadunidenses menores de 40 años. Ha escrito también tres novelas y un libro de memorias.

Tanto Soledad Urquía como Santiago La Rosa son psicólogos de formación, ella también es escritora y confían en su instinto para publicar.

“Sentimos en relación a Chai que es una literatura de muy buena calidad y muy disfrutable; si un libro no nos da ganas de leerlo, no lo publicamos, si no te convoca, un libro así no es para nuestra editorial. Sólo publicamos el libro que disfrutamos”, sostiene convencida.

Conocedora del ámbito editorial argentino y sus entresijos, la editora confirma que en este lapso de Chai ya se han ganado un lugar entre las múltiples editoriales independientes de ese país, lo que habla de la buena salud y la variedad del sector.

“Todas las editoriales que hay ahora son muy buenas y ofrecemos cada una distintas cosas. Hay un montón de gente publicando. Lo que tiene Chai que nosotros sentimos, es que sí apostamos a autores totalmente desconocidos, le apostamos a presentar a un autor.

“Ya hay dos autores que vamos a publicar otra vez y el trabajo es mucho más tranqui, pero el trabajo de presentar a un autor que nadie sabe ni pronunciar el nombre, a veces sentimos que aporta algo nuevo al ámbito de la literatura en español y que nos parece interesante hacer”.

Ya es inminente la publicación de Idiófono, de Amy Fusselman, y en abril se anunció la salida de La tejonera, segundo libro de Cynan Jones.

El valor del papel

La casa editorial, cuyo título alude al símbolo hebreo que significa ‘vida’ o ‘vivo’, concibe al libro como un ejercicio de placer y experimentación, de ahí que cada uno de sus títulos tenga un cuidadoso diseño editorial.

De inicio, comenzaron a imprimirse entre mil y mil 500 ejemplares, pero de algunos libros ya se han impreso 3 mil copias y algunos otros irán a reimpresión.

Sol plantea que por ahora no piensan incursionar en el mercado del libro electrónico, decisión de carácter conceptual y estético ante la invasión de las pantallas.

“Quizá en un futuro lo hagamos. Sentimos que la experiencia de lectura es un poco distinta. También es cierto que no nos gusta tanto leer e-books. Nosotros pensamos mucho en el diseño del libro, el interior, algo pensado en relación al libro como objeto que suma otra cosa y por ahora son realmente objetos físicos. Pensamos en cómo hacemos para que ese libro te convoque y luche con todos esos distractores de ahora como las pantallas. Hay todo un trabajo que gira alrededor del concepto de la fotografía, la tapa, la tipografía y quizá esto se perdería un poco en el libro electrónico”.


El equipo base de Chai Editora lo forman cuatro personas, quienes han ido aprendiendo sobre la marcha cómo hacer un libro desde cero hasta su distribución en mercados internacionales.

ÁSS

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