Clarice Lispector: dar la vida por la escritura

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Celebramos cien años del nacimiento de la narradora, un ave rara en las letras brasileñas, que transformó la realidad exterior en una extensión de su vida interior.

Clarice Lispector, nacida en Ucrania el 10 de diciembre de 1920. (Foto: Instituto Moreira Salles)
Carlos Rubio Rosell
Madrid /


La obra de la escritora Clarice Lispector (Tchetchelnik, Ucrania, 1920-Río de Janeiro, 1977) es tan personal e íntima que todos y cada uno de sus libros sirven para comprenderla. La muerte de su madre cuando era niña y el exilio de su familia, así como la publicación en 1944 de su primer libro, Cerca del corazón salvaje, en el que desarrollaba el tema del despertar de una adolescente, marcaron el comienzo de una vida literaria que de inmediato sorprendió a la intelectualidad brasileña y acabó convirtiéndose en una de las más singulares representantes de las letras brasileñas, a cuya renovación contribuyó con títulos tan significativos como La pasión según G. H., La hora de la estrella, Aprendizaje o el libro de los placeres o su obra póstuma Un soplo de vida.

La escritora Cristina Sánchez Andrade, Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2004 y responsable de la traducción y edición de la gran biografía de Lispector, Por qué este mundo, de Benjamin Moser, expone en entrevista con Laberinto que la vida de Clarice Lispector —de cuyo nacimiento se cumplen cien años el 10 de diciembre— está marcada por una serie de hitos entre los que destacan la llegada de su familia a Brasil huyendo de la violencia, los progromos y el hambre. “Aunque escribía en portugués y nunca volvió a pisar el lugar en donde nació —dice Sánchez Andrade—, creo que su procedencia ucraniana y su origen judío son determinantes en su vida y obra. Luego se casó muy joven con un diplomático, hecho que hizo que viviera la mayor parte de su vida en la Europa de la posguerra y en Estados Unidos, siempre añorando Brasil. Sobrevivió la rutina de la vida diplomática organizando cenas y visitas, pero en su escritura siempre transgredió el falso discurso de la mujer pasiva. Más tarde regresó a Brasil, pero murió relativamente joven de un cáncer —el 9 de diciembre de 1977, cuando contaba con 56 años—, cosa que nos hace pensar que podría haber escrito muchísimo más”.

Sánchez Andrade agrega que el destierro y la soledad, sus insomnios, la dependencia emocional y el miedo a la soledad, así como la nostalgia de Brasil, marcan su vida, aunque quizá el mayor acontecimiento que la propia Clarice Lispector asumió como uno de los más importantes de su vida fue el nacimiento de sus dos hijos, hecho que incluso llega a anteponer a su escritura. Como recuerda Sánchez Andrade, ella misma, en un artículo publicado en el Jornal do Brasil en 1968, apunta: “Hay tres cosas por las que he nacido y por las que doy mi vida. Nací para amar a los demás, nací para escribir, y nací para criar a mis hijos”.

Sánchez Andrade considera que las señales donde podríamos encontrar la huella de Lispector en la literatura actual están “en todo y en nada. Su universo es tan absolutamente personal que me resulta intransferible. La escritura es en ella pretexto para indagar en el mundo de las sensaciones y una angustia existencial muy propia. Es obvio que a muchos nos ha influido la lectura de su obra, pero es difícil encontrar su huella porque es única. Tratar de imitarla es imposible”.

Para Elena Losada, traductora de más de una decena de obras de Lispector a nuestra lengua, capitales en el conjunto de su narrativa son todos sus cuentos, un corpus que no duda en calificar de “prodigioso”. En cuanto a las novelas, como máxima complejidad y profundidad la traductora menciona La pasión según G. H. “Pero no hablamos de una escritora monotemática ni muchísimo menos, aunque si hay algo que atraviesa sus narraciones es la sorpresa ante el mundo, la búsqueda de lo que ella llama it, lo neutro vivo, lo esencial, lo más profundo que está en el fondo de todo. Y más que temas, yo diría que hay miradas, formas de mirar la realidad, que son muy distintas de las comunes”.

A Sánchez Andrade, por su parte, le gustan especialmente La manzana en la oscuridad y La pasión según G. H., ya que “hurgan y aguijonean en nosotros, proceden de un fondo algo turbio, prohibido, de la existencia humana. Son terriblemente perturbadoras”.

Clarice Lispector en 1946. (Colección Paulo Gurgel Valente | Acervo IMS)


Identidad femenina

Desde una mirada contemporánea, la importancia de Lispector en la lucha por la igualdad de las mujeres en una sociedad impregnada de machismo como la actual radica en sus obras. Como se muestra con claridad en la biografía escrita por Benjamin Moser, Lispector transformó su lucha personal como mujer en un conjunto de obras literarias de resonancia universal. En ese sentido, Losada dice que la propia Clarice se pasó toda su vida diciendo que no era feminista. “Y no encontraremos en sus textos cosas de tipo reivindicativo. Lo que sí encontraremos es, en la propia actitud y extrañeza de sus personajes, en ese querer construirse un destino, de descubrirse, algo que es profundamente feminista, aunque no de manera canónica ni obvia”.

Sánchez Andrade señala que, como a muchos lectores contemporáneos, siempre le ha llamado la atención que no se la incluyera entre los escritores del boom latinoamericano, cosa que ocurrió, recuerda, con escritoras como Elena Garro o Elena Poniatowska. “Lo increíble hoy es que, aunque en vida Clarice Lispector nunca se declaró feminista y hasta criticó el movimiento, hay en su escritura una búsqueda y una defensa de la identidad femenina. El solo hecho de que se abriera camino como escritora en la sociedad brasileña de la época, y que se ganara, además, el respeto internacional, dice mucho del valor y la originalidad de su escritura”.

Losada aclara que es muy probable que la obra de Lispector no se haya incluido en el boom latinoamericano porque le faltaba exotismo. “Si leemos a Clarice Lispector aislada, podría ser una escritora norteamericana o rusa; es decir, el elemento exótico, autóctono, de un García Márquez, de un Vargas Llosa, de un Carlos Fuentes, no existe en ella. Lo que pasa ocurre en Brasil y hay marcas de ello, pero es otro mundo. Y eso es lo que la hace tan moderna”.

Como una de las principales traductoras de la obra de Lispector, Losada explica que su estilo literario lo define una cita de la propia autora, donde afirma que “escribir es como pescar”, y Clarice Lispector, señala la traductora, “lo que quiere es pescar la entrelínea, lo que está más allá del lenguaje, lo que está más allá de la palabra. La palabra es, para ella, como un cebo que se lanza, y si ha funcionado bien el procedimiento lo que se pesca es la entrelínea, y entonces la misma palabra ya no interesa porque se ha captado el misterio, lo que está más allá del lenguaje”.

Un lenguaje simple

El lenguaje de Lispector, dice Losada, “es aparentemente muy simple; un lenguaje que no tiene neologismos ni arcaísmos, que no usa palabras raras. Es un lenguaje muy poco exótico; es decir, solo muy de vez en cuando hay una referencia a una fruta tropical o a una planta o a un animal. Así como hay escritores que llenan de carácter brasileño y de terminología local sus obras, Clarice Lispector no. Tras esa simpleza, el lector se encuentra algo que, a falta de una palabra mejor, yo llamaría anacolutos conceptuales; es decir, saltos de sentido. Uno empieza a leer una frase y espera una cosa, instintivamente espera que continúe de una manera, y no; pega un salto y obliga a establecer puentes entre una primera parte y lo que viene después. El problema de la traducción de Clarice Lispector no es un problema gramatical, no es un problema de lenguaje —yo he traducido a autores mucho más complejos en su lenguaje como Raduan Nasar—, sino un problema que plantea la sorpresa del interior, esa entrelínea, esa idea de que siempre hay algo que está más allá”.

En cuanto a la vigencia e importancia de la obra de Clarice Lispector, Cristina Sánchez Andrade sostiene que, “desde su realidad brasileña, tercermundista e iberoamericana, Lispector se abrió paso y supo hacerse hueco en un momento en que solo los hombres publicaban. Creo que su escritura alcanzó a mostrar la complejidad psicológica, la sensibilidad y la especial percepción de la mujer. Hoy en día está reconocida a nivel mundial, a la altura de escritoras como Virginia Woolf; junto con ella, logró cambiar, al menos en parte, la visión maniquea y machista de la sociedad y el arte”.

Por su parte, Elena Losada coloca la vigencia de Clarice Lispector “en esa forma de mirar el mundo; en esa idea de que el mundo es raro y necesita ser mirado con una atención peculiar a las pequeñas y grandes cosas. Es la reivindicación del hecho de mirar y de ver de una manera no convencional. Pero, sobre todo, la grandeza de Clarice Lispector es su lenguaje; esa extrañeza que crea en el lenguaje con unos materiales simples y naturales”.

Ofelia Grande, directora editorial de Siruela, sello en el que se han publicado la mayor parte de las obras de Lispector, expone que la vigencia de la obra de Clarice Lispector radica “en su permanente modernidad. Parece un contrasentido pero creo que muestra en carne viva los sentimientos humanos, las contradicciones, la heridas, los impulsos, las ansias… Y estos son siempre los mismos, quizá con diferentes formas o manifestaciones, pero los mismos en su esencia, cuando Clarice Lispector los escribió, hoy y dentro de cien años”.

Desde su posición como editora, Grande comenta que la obra de Clarice Lispector “está considerada por la crítica y los lectores al más alto nivel literario, no siempre fácil y asequible. Por eso quizá es una obra de nicho, aunque por fortuna ese nicho ha ido creciendo con el paso de los años y podríamos decir que tiene lectores crecientes y, sobre todo, muy entusiastas y muy fieles. Si algo caracteriza la obra de Clarice Lispector es que despierta en sus lectores un sentimiento de apego inquebrantable”.

Sobre los avatares que ha vivido editando la obra de Clarice Lispector, ya que Siruela ha sido el sello que ha apostado totalmente por difundir su obra en lengua española, Ofelia Grande relata que desde que se incorporó a Siruela, hace ya casi 21 años, la editorial ya tenía publicados varios títulos de Clarice Lispector. “Con el apoyo y la complicidad del hijo de la autora, Paulo Gurgel Valente, y de su agente, Carina Pons de la Agencia Balcells, creamos hace ya unos años la biblioteca Clarice Lispector e incorporamos nuevos títulos a la misma. Después hemos seguido tratando de hacerla llegar a un número de lectores cada vez más grande con acuerdos de coedición en América donde los seguidores de Clarice Lispector son muchísimos”.

Por último, la editora avanza que lo próximo de Clarice Lispector que publicará Siruela será un volumen de crónicas periodísticas, parte ya publicadas y otra parte inédita.

En la FIL Guadalajara 2020, el Fondo de Cultura Económica anunció que publicará los cuentos completos, así como todas las novelas de Clarice Lispector, además de un volumen de crónicas.
Clarice Lispector. (Foto: Maureen Bisilliat |Instituto Moreira Salles)

AQ

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