'La cowboy Rulfo': una historia de amor en clave de 'thriller' literario

Entrevista

El autor de la obra ‘Qué tan altos son los edificios en Nueva York’ ha publicado recientemente su primera novela, ‘La cowboy Rulfo’, de la que habla en esta charla

Oscar Garduño, escritor y periodista mexicano. (Ulterior Editorial)
Silvia Herrera
Ciudad de México /

La cowboy Rulfo (Ulterior Editorial, 2023) es la primera novela de Óscar Garduño. Se trata de un thriller literario-rocanrolero-existencial: la vida del protagonista se encuentra hecha un caos; a pesar de que la pareja con la que vive lo quiere, la relación no termina de estabilizarse. Entre todo esto, un amigo lo involucra con un grupo mafioso chino que busca a la mujer del título que le echó a perder un negocio con una supuesta obra inédita de Juan Rulfo. La adrenalina se halla presente, pero Garduño busca darle un giro. En la siguiente conversación, el autor habla de cómo se gestó y fue desarrollando la historia.

¿Cuál fue el camino para llegar a esta tu primera novela?

Mira, he publicado ya bastantes cuentos en antologías, sobre todo minificciones, y me dedicado más a lo que es periodismo cultural, a entrevistar autores y hacer reseñas de libros. También he escrito teatro; en 2016 presenté una obra que habla sobre los feminicidios que se llama Qué tan altos son los edificios en Nueva York, se escenificó en el Foro Shakespeare y tuvo muy buena temporada.

Entonces, como que me fui más enfocando en eso y fui olvidando la novela. Hice por ahí un intento de una novela que trataba también el feminicidio y se la presenté a un amigo regiomontano, Antonio Ramos Revillas, para que la leyera y me diera alguna sugerencia, y me fue muy mal. La verdad es que estaba mal la novela, tenía muchos defectos y decidí dejarla por la paz.

Hablando de La cowboy Rulfo, que califico de un thriller literario, ¿consideras, como se veía antes, que es un divertimento?

Créeme que fue un trabajo que tardé algunos años en tenerlo conmigo; después de escribirlo lo tuve cuatro o cinco años guardado hasta que decidí darle salida y fue cuando contacté a Rafael Vázquez, que es el editor. Entonces, sí fue como una especie de divertimento, necesitaba relajarme para hacer mis otros trabajos que me daban para comer y sobre todo las lecturas, con todo eso te queda muy poco tiempo para dedicarte a tu obra creativa.

Lo que traté fue escribir una obra que fuera amena, que fuera divertida y sobre todo que se tratara de una historia de amor; yo lo que cuento es una historia de amor y espero que el lector así lo vea.

Si hablamos de divertimento es que hay una estructura preestablecida que vas a seguir; cuando entras al episodio del viaje a Chacahua pensé que se iba a tratar de una road novel, pero eso solo es una parte. Pero es claro que el choque con la realidad que va a vivir el protagonista lo hace replantear su vida y su relación.

Exacto. Con el choque que tiene con la realidad, el protagonista replantea dónde está y qué es lo que viene adelante. Pero también hay una especie de burla a los grandes mitos literarios que tenemos; por ejemplo, cuando habla acerca de que quiere ser autor famoso para dar conferencias en Bellas Artes y para presentar su libro y dar muchos autógrafos. Es un poco una forma de burlarse de la fama que da la literatura a ciertos personajes; el mismo inédito de Juan Rulfo que se plantea desde el principio, lo cual al final se acaba descubriendo si es cierto que dejó o no esta novela.

También se juega un poco con lo que ocurre tras bambalinas en la literatura con las grandes figuras, con los sueños que tienen algunos autores con la fama. El protagonista de la novela va a un taller literario en la Condesa, un sitio que es como mítico ahora, para tomar un curso de narconovela. Recuerdo que cuando la comencé a escribir estaba muy en boga el tema de la narcoliteratura y estaba muy en boga qué era y qué no era la narcoliteratura. Y yo lo puse en tono de burla: es que te crees todo lo que dicen de la narcoliteratura. El viaje a Chacahua representa también una transformación del ser, una transformación que él va sufriendo conforme se va a enfrentando a los acontecimientos. Yo acostumbraba ir mucho a Chacahua con un grupo de amigos y parte de lo que yo viví está plasmado en la novela.

Que la novela termine en una laguna y que haya rolas de rock, en tu caso con la posibilidad de interactuar con ellas, me lleva a que entre tus influencias conscientes o inconscientes está José Agustín.

Fíjate que es algo que me han dicho. Alguna persona me lo comentó, que le traía ese recuerdo de José Agustín. Pero te voy a hacer una confesión: la verdad es que soy un mal lector de José Agustín, porque no conozco mucho su obra, no es un autor que yo frecuente, lo pasé como de largo. Creo que tengo más influencia de algunos autores estadunidenses que de él. Entonces, te puedo decir que si se nota esa influencia pues más bien es mera coincidencia. No son lecturas que tenga tan presentes.

El resultado final es una novela breve, pero ¿qué tanto trabajaste tu cocina literaria?

Le metí mucha tijera, era una novela de al menos 50 páginas más, como de unas 150, 170 páginas. Al momento de hacer una revisión detallada, me tardé unas tres semanas en estar editando, releyendo. Había lo que yo sentía era un exceso de comicidad en algunos pasajes y yo no quiero eso. No quería que la novela se fuera muy cargada hacia al tono humorístico, sino que también tuviera una parte reflexiva. Sí quería yo que tuviera la parte de las drogas, la parte del alcohol, de los excesos, pero también quería que esto se viera reflejado en una reflexión del ser, del espíritu; que tuviera su razón de ser, que hubiera un motivo final.

Entonces, al leerla, ya cuando hice talacha de edición, fui cortando cosas; tenía otro final, también se lo quité. Me pareció acertado el final, cuando la pareja ve en una librería que está exhibido el número no sé cuánto de una edición final de Juan Rulfo. Cuando ya están pensando que el título de la novela que el protagonista escribió es La cowboy Rulfo, hay una intertextualidad en el texto; eso me gustó. Los diálogos también traté de pulirlos y limpiarlos bastante. Entonces, sí hubo un trabajo de edición y quedé a gusto con el resultado. Es una novela que me gusta en su ritmo y en que se puede leer en una sentada, no quería hacer un producto pesado y que se conjuntara con el trabajo gráfico de Chávez; que tuviéramos como la oportunidad también de meter ilustraciones que reforzaran la narración junto con la música. Ya al final, el editor fue el que sugirió los códigos QR para la música, para que la gente al leer pueda escuchar la música y descargar el playlist de toda la novela en Spotify.

AQ

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