La desaparición de los fideicomisos anuncia una crisis profunda de la ciencia en México. Los fideicomisos son la columna vertebral del sistema científico y permiten tener flexibilidad para realizar proyectos a largo plazo. El futuro de muchos proyectos, asociaciones y sociedades está en riesgo.
La alarma no sólo se ha encendido entre los investigadores, sino entre la comunidad estudiantil que, por ejemplo, ha visto cómo el área de biotecnología ha sido eliminada del Conacyt. Es posible que, ante la falta de apoyos públicos, la única forma de obtener recursos sea a través del sector privado.
El doctor Alfredo Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad, del Cinvestav, recientemente elogiado a nivel internacional por secuenciar el genoma del aguacate, conversa con la doctora Brenda Valderrama, presidenta de la Academia de Ciencias de Morelos, sobre los riesgos que enfrenta la investigación científica en México.
—Si la comunidad científica mexicana fuese una persona, ¿cuál sería su estado de salud?
Alfredo Herrera: Estaría al borde de una grave enfermedad que puede convertirse en un mal crónico y tardaría décadas en recuperarse.
Brenda Valderrama: Además estamos en la fase de la negación. Regularmente, cuando a una persona le dan un diagnóstico de una enfermedad grave, lo primero que hace es negarlo: “pero si ayer estaba bien”, “sólo estoy cansada, me tomo un tecito y verás cómo amanezco bien”. Así está nuestra comunidad.
AH: Es importante que algún familiar de este enfermo sea capaz de hacerle ver que “necesita ir al médico”, “que urge buscar una solución”. Entre más tiempo dejemos correr el avance de esta enfermedad, más difícil será salir de ella.
BV: El gran problema es que todos los días tenemos nuevos síntomas. Empezamos el sexenio con temas menores y ahora son mayores. Recientemente, se difundió que habrá nuevos lineamientos para los Posgrados de Calidad, lo único que el nuevo Conacyt no había tocado. Quieren sustituir una métrica fundamentada en la calidad científica por una basada en percepciones, con un fuerte componente ideológico.
AH: Ese es uno de los factores que han sido un común denominador: hay un fuerte componente ideológico en la toma de decisiones del Conacyt. Es muy difícil romper con estos esquemas. Mientras los científicos hablamos con datos e información sólida, que se puede debatir y hasta corregir, las autoridades toman una postura ideológica. Es complicado que podamos coincidir porque es como tratar de empatar a dos personas que no viven en el mismo mundo.
—¿Qué se perderá con la desaparición de los fideicomisos de ciencia?
BV: Estos fondos son la columna vertebral del sistema científico. Todos los programas del Conacyt están entrecruzados. Para que uno pueda pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores tiene que ser tutor de un Posgrado de Calidad; para estar en un Posgrado tienes que estar en una institución que cuente con ReniecyT (Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas); para que la institución tenga ReniecyT tuvo que haber manejado proyectos del Conacyt. Al momento de desaparecer los fideicomisos, trastocas todo el sistema.
AH: El propio secretario de Hacienda ha dicho que en términos presupuestales la desaparición de los fideicomisos es una cantidad pequeña en comparación a los gastos que tiene el país en un año. Pero para nuestro sector son fundamentales, son nuestra columna vertebral y nos permiten tener flexibilidad para realizar proyectos a largo plazo.
BV: Dice Hacienda que vamos a ejercer los recursos del 1 de enero al 31 de diciembre. Es mentira. Eso sólo es en la teoría; en la práctica, empezamos a recibir el dinero fiscal por ahí de marzo y hay que cerrarlo a principios de octubre. ¿Qué hago los siguientes seis meses del año? ¿Cómo me muevo?
AH: Nuestro sector había dado pasos importantes, pero aún era endeble porque hay pocos investigadores para el tamaño poblacional de México. A cambio de eso, se había trabajado en la calidad. Se habían consolidado muchas asociaciones y sociedades científicas que permitían este avance.
BV: El que tuviéramos fondos robustos, con reglas de operación claras, con manuales operativos precisos, permitió que evitáramos, desde 2002 hasta hoy, una crisis interna. La crisis actual no estalló adentro. No fue la ineptitud de los fideicomisos lo que la ocasionó. Los torpedos llegaron de afuera.
AH: Los fideicomisos lograron descentralizar la ciencia en México. Tenemos a la UNAM, que es la casa de investigación más sólida del país, pero fundamentalmente opera en la Ciudad de México. En cambio, los fondos mixtos permitieron establecer proyectos de investigación en toda la república. Quizá no eran grandes sumas de dinero pero sí brindaban su primera oportunidad a muchos jóvenes científicos.
—Los científicos se han visto forzados a dejar sus actividades académicas y a salir a las calles a protestar.
BV: No sólo salimos a las calles, sino que nos aliamos. Se formó un bloque amplio. Los familiares de las víctimas, periodistas en riesgo y defensores de los derechos humanos vamos a trabajar juntos. Es una situación que difícilmente hubiese sucedido en otras circunstancias.
AH: Históricamente, los científicos mexicanos hemos sido políticamente apáticos. Esta situación nos ha llevado a darnos cuenta que tenemos que actuar, que tenemos que estar unidos. Por fortuna, ha sucedido. Pero nos vimos forzados a hacerlo por razones de inminente peligro, no por un riesgo a nuestra vida privada o a nuestros salarios, sino a nuestro quehacer científico.
BV: Siento que esa apatía aún existe. Ha costado mucho trabajo que la comunidad reaccione a estos problemas. No estábamos acostumbrados a que nos trataran mal. Si acaso había surgido una queja era porque no había suficiente presupuesto pero eso también nos llevó a ser ajenos a los mecanismos de funcionamiento de nuestro sistema.
—Conacyt eliminó el área de biotecnología del reglamento del Sistema Nacional de Investigadores, una disciplina que ha sido criticada por la directora Elena Álvarez-Buylla.
BV: Nos causa una profunda preocupación. Parece que dentro de Conacyt hay una confusión sobre qué significa la biotecnología y ante la incapacidad de enfrentar este reto intelectual ha optado por desaparecer el área. Nuestros estudiantes están en una crisis terrible porque decidieron estudiar un área que de pronto ya no existe para Conacyt.
AH: De nuevo creo que es un golpe ideológico. Es un mensaje a la comunidad de que no se quiere a esta área, cuando en el mundo es una de las que más han contribuido a la producción de riqueza y a la solución de problemas sociales. Tenemos muchos ejemplos en el desarrollo de vacunas, de antivenenos o en el área alimentaria.
BV: No sé si estés de acuerdo conmigo, pero esta decisión generará que se privatice la biotecnología.
AH: Ante la falta de apoyos públicos, la única forma de obtener recursos será a través del sector privado. Las empresas podrían apropiarse de estos desarrollos. Y en lugar de ayudar al pueblo, estaremos beneficiando a las empresas. Estoy convencido de que es algo que este gobierno no quisiera que pasara.
BV: Con estas decisiones, lo que están provocando es que los jóvenes no quieran dedicarse a la ciencia. Han tachado a nuestra comunidad de “corruptos, fifís y hasta de ineptos” porque, según ellos, no hemos generado “avances”. Es un mensaje lamentable. Si hay algún indicio de corrupción o de desvíos, que se compruebe y que se castigue a los responsables. Nosotros nunca vamos a defender a ese tipo de personas. Sin embargo, se está cometiendo un grave error al señalar que todo lo que hacen los científicos es corrupción. Hay una falta de comprensión del gobierno hacia lo que significa la ciencia.
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