Einstein, Piaget y la irrealidad del tiempo

Ciencia

Para el Universo, el antes y el después son tan indistinguibles como el arriba y el abajo.

Para Piaget, la noción de tiempo es resultado del desarrollo cognitivo. (Especial).
Gerardo Herrera Corral
Ciudad de México /

Hace 50 años que el epistemólogo Jean Piaget publicó su libro La percepción del tiempo en los niños. En el prólogo, Piaget escribió que fue Albert Einstein —quien presidía la primera conferencia internacional de filosofía y psicología en Davos, Suiza— quien lo instó a iniciar sus estudios sobre el origen del concepto de tiempo en nosotros.

En 1928 se habían reunido físicos, filósofos y científicos en los Alpes suizos para intercambiar ideas. Ahí participó el Mahatma Gandhi marcando con su espíritu la serie de conferencias que ha continuado hasta nuestros días. También estaban Sigmund Freud y Jean Piaget, joven fisiólogo suizo que a la sazón tenía 31 años. Piaget ya era conocido por sus estudios en los niños, en los que buscaba una mejor comprensión de la manera en que llegamos a entender el mundo.

Cuando Piaget concluyó su ponencia, Albert Einstein se le acercó y le sugirió indagar si la idea que tenemos del tiempo es primitiva o derivada de la noción de velocidad. Einstein estaba interesado en saber si las dos maneras de concebir el tiempo surgen de manera solidaria desde el comienzo.

Piaget diseñó entonces varios experimentos y concluyó que la noción de tiempo resulta de una elaboración de tres atributos del tiempo racional: homogeneidad, continuidad y uniformidad. Para Piaget, la idea que tenemos del tiempo es el resultado de una lenta construcción de relaciones.

Han pasado 50 años desde que el epistemólogo publicara el libro en que se abordó por primera vez el concepto de tiempo desde el punto de vista fisiológico.

Muchos pensamos que en la actualidad los problemas más importantes que enfrenta la ciencia al escudriñar los fundamentos del Universo tienen que ver con la manera de entender el tiempo. Todos los misterios de la física que van desde el origen del cosmos hasta los enigmas de la mecánica cuántica; las preguntas que nos planteamos sobre la unificación de las fuerzas y nuestras ideas de simplificación, unicidad y simetría, están relacionados con la manera en que concebimos el tiempo.

Piaget partió de la experiencia misma en la que el tiempo es real. Uno percibe el transcurrir de los eventos. Los días pasan, los relojes hacen tic tac y nosotros envejecemos. Sin embargo, para los físicos la posibilidad de que el tiempo sea solo una ilusión ha sido siempre la mejor opción.

Para los físicos, el tiempo es sólo un espejismo porque hemos visto que muchas leyes en la física son reversibles. La mecánica clásica, le teoría de la relatividad general y la mecánica cuántica son reversibles. Esto quiere decir que, en estas teorías, podemos invertir el tiempo y las ecuaciones siguen siendo válidas. Curiosamente, el modelo que tenemos para entender el mundo microscópico de las partículas elementales no lo es. No obstante, en este modelo de partículas podemos invertir el tiempo y recuperar la historia si también hacemos dos transformaciones adicionales: reemplazamos a las partículas por sus antipartículas y cambiamos la izquierda por la derecha. Con esto ya tenemos reversibilidad también aquí.

Esta reversibilidad generalizada nos ha hecho pensar que el tiempo no es real porque si las leyes de la naturaleza se pueden invertir cronológicamente entonces no hay diferencia entre el pasado y el futuro. En este sentido, las observaciones de Piaget que establecen el desarrollo humano en relación distinta con el pasado y el futuro no pueden ser una propiedad fundamental en el Universo. Las diferencias con las que aprendemos de niños a distinguir lo que ya pasó de lo que está por venir podrían ser sólo una fantasía.

“Para el Universo, las dos direcciones del tiempo son indistinguibles de la misma manera como son indistinguibles el arriba y el abajo”, decía Ludwig Boltzmann. Es por eso que los físicos siempre hemos dudado de la existencia real del tiempo.

Las diferencias con las que aprendemos de niños a distinguir lo que ya pasó de lo que está por venir podrían ser sólo una fantasía. (Cortesía)

Por supuesto, todo lo que sabemos en el terreno de la física está sujeto a discusión. La idea del tiempo como resultado de la fisiología humana que se sujeta a la evolución biológica parece indicarnos que es una quimera, una alucinación que emana de las estructuras cerebrales. No obstante, hay quien sostiene que no es así. Hay físicos que consideran que el tiempo es real e intentan recuperarlo asignándole un rol fundamental en los principios del Universo.

Para algunos físicos, el tiempo no es una falacia sino una propiedad de la naturaleza para generar novedades.

Sea como sea, realidad o ficción, la verdadera naturaleza del tiempo se nos irá revelando en la medida que avance nuestro conocimiento de los principios del Universo. Lo que realmente es el tiempo sólo el tiempo lo dirá.

​​​ÁSS

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