Gonzalo Tobal: “Los procesos judiciales se han convertido en espectáculos públicos”

Entrevista

El director argentino filma 'Acusada', donde cuestiona la forma en que ciertos procesos judiciales se convierten en auténticos espectáculos

Tobal presentó la cinta fue presentada en el Festival Internacional de Cine de Venecia lo que para la película supone "un impulso enorme
Héctor González
Ciudad de México /

Una joven estudiante es acusada del asesinato de su mejor amiga. En poco tiempo, el crimen alcanza las pantallas televisivas y se convierte en un suceso mediático. La menor, su familia y abogado, deberán contrarrestar los señalamientos. En tono de thriller, el argentino Gonzalo Tobal filma Acusada, donde cuestiona la forma en que ciertos procesos judiciales se convierten en auténticos espectáculos.

¿Por qué hablar de la justicia mediante un thriller como Acusada?
Desde hace tiempo me genera mucha curiosidad la manera en que se desarrollan los casos policiales. Los medios suelen contarlos como si fueran ficciones con puesta en escena incluida y nosotros los seguimos como público. A partir de ahí vino mi interés por hacer un thriller narrado desde la intimidad de una familia.


¿El thriller es el género idóneo para este tipo de historias?
Me parece un género que hace de la ley y la verdad su centro. Sus enfoques narrativos permiten hablar del estado en que se encuentran las sociedades. Si pensamos en las diferencias entre el policial clásico del siglo XIX y el negro del siglo XX, la mayoría se sostiene en los cambios en los modelos sociales. El thriller es ideal para discutir alrededor de la verdad y la posverdad en la época de las redes sociales.

La verdad, su maleabilidad y su manejo están presentes en la película.
Es el gran tema de la película. ¿Qué idea de verdad tenemos? ¿A qué idea de verdad nos tratamos de aferrar a pesar de que el mundo nos demuestra que hay muchas formas de entenderla? Ambas eran preguntas que me perseguían mientras hacía la película porque creo que tendemos a idealizar la verdad.

Acusada muestra también lo que sucede cuando la ley y la justicia no coinciden.
Es una paradoja que vemos todo el tiempo y que de alguna manera entronca con el carril de la opinión pública y su relación con los medios. Determinados hechos o personas pueden jugar de una manera por el lado de la justicia y de otra por el lado de los medios de comunicación. A través del caso de esta familia y de su abogado quería mostrar cómo a veces es más importante construir una imagen que transmita más una percepción de inocencia que la inocencia misma.

Aquí se inserta su crítica a los medios de comunicación.
Los juicios se han convertido en espectáculos públicos. En Argentina, recién lo vimos con el escándalo del Boca–River. Llevamos días con discusiones infinitas. Ya podríamos tener un par de temporadas de una serie lamentable que adquiere dimensiones políticas y donde lo deportivo pasó a segundo plano. Son las contradicciones del mundo en que vivimos.

¿En aras del espectáculo la verdad pasa a segundo término?
Dentro de las vorágines mediáticas lo menos que importa es la verdad. Por eso, conforme avanza la película, la pregunta sobre la inocencia o la culpabilidad se diluye ante el escándalo que genera.


¿Cómo conseguir un balance entre la dimensión ética de la película y el entretenimiento al que también aspira?
Ese es el reto que enfrenta el cine que me interesa. Más allá de las reflexiones, quería un thriller potente, pero sin sacrificar la profundidad. Para conseguirlo, me apoyé en el drama familiar, gracias al cual pude dirigirme al espectador y abordar dilemas más morales que políticos.

Entre el proceso de escritura del guión y el estreno, ¿qué tanto cambió su película?
En América Latina los procesos de una película son muy largos; en mi caso, pasaron casi cuatro años. Gracias a esto no es difícil ceñirse a la idea original de tu película; es decir, no cambió demasiado.



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