Tres momentos gelmanianos

In memoriam

A seis años de su muerte, Juan Gelman aún es un eco de la memoria y el exilio.

Juan Gelman, poeta, periodista y traductor. (Foto: Héctor Tellez)
Enzia Verduchi
Ciudad de México /

I

“La selección será de todos  o no será de nadie”: Menotti

El 2 de junio de 1978, un reportero francés, de grandes ojos azules, toma un taxi. En el trayecto, el taxista lo salpica con una que otra pregunta. El corresponsal solo asiente y agrega: “Pardón, je ne parle pas espagnol“. El taxista escucha en la radio la transmisión del partido de la selección argentina contra el cuadro húngaro, en el Estadio Monumental de Buenos Aires. Al décimo minuto de juego, Karoly Csapo mete el primer gol del partido. El conductor masculla: “Estamos en el horno, che”. El periodista galo enciende un cigarro y da una bocanada de humo, tras la ventanilla observa la ciudad. Cinco minutos después Leopoldo Luque, el de la camiseta 14, anota el primer gol de la escuadra albiceleste en el Mundial. Al unísono, taxista y periodista gritan: “¡Gooool!”. El conductor mira desconcertado a través del espejo retrovisor al corresponsal, quien murmulla: “Stop, s’il vous plait”.

Juan Gelman, “el corresponsal francés”, le extiende un billete al taxista y baja del coche. Empieza a caminar despacio, pero va apretando el paso casi al ritmo del latir de su corazón. Escucha el bombeo de la sangre, piensa que todos los transeúntes atienden el bum-bum de su ritmo cardiaco. Había ingresado a Argentina con identidad y pasaporte falsos a finales de mayo de 1978 —al igual que lo había hecho en 1976— para denunciar ante la prensa extranjera el horror de la dictadura militar, una aceitada maquinaria que amenazaba, desaparecía, torturaba y asesinaba a sus ciudadanos.

El propio Gelman acota: “Me habían aconsejado que no caminara por el centro, que no frecuentara los sitios que solía frecuentar. Naturalmente caminé por el centro, por los sitios que solía caminar. ¿Quién me iba a reconocer? […] El restorán donde mi hijo escribió un poema sobre el mantel de estraza estaba abierto, pero a mi hijo lo habían secuestrado dos años atrás y nunca supe de su suerte. Su mujer estaba encinta de siete meses cuando la secuestraron junto con él.*

En una entrevista con Jorge Boccanera, confiesa: “Luego de este segundo regreso comprendí que el exilio iba a ser largo”.**

El poeta argentino Juan Gelman murió el 14 de enero de 2014 en la Ciudad de México. (Foto: Sandra Perdomo)


II

“Siglo veinte, cambalache/ problemático y febril”: Santos Discépolo

En el exilio, Juan Gelman se pasó cinco años sin poder escribir y después de siete años sin publicar aparecieron Carta abierta (1980) y Carta a mi madre (1989). Dos cartas para quienes ya no están: el hijo y la madre, dos misivas no en forma de despedida sino en modo de recuperación, de permanencia de los dos seres más amados.

En 1982, viviendo en Nicaragua, Gelman recibe el mismo día tres misivas: lee primero la de su consuegra, que visitó a su madre, y le comenta que está bien; lee la segunda carta, de su hermana, quien le informa que su madre ha muerto; después lee la tercera carta, de su madre, su última carta. De ahí se desprenden los primeros versos del poema: “recibí tu carta 20 días después de tu muerte y/ cinco minutos después de saber que habías muerto”. En 1984 Gelman escribe el poema de un solo impulso entre Ginebra y París, lo guarda en un cajón. Tres años después, en París, lo encuentra, lo revisa y lo edita. En noviembre pasado, Carta a mi madre cumplió 35 años de su escritura.

En su largo periplo por el territorio del destierro, el eje será el entrecruzamiento de la memoria y el exilio. A partir de Relaciones (1973), Gelman utiliza el recurso de la interrogación, elimina los signos de puntuación y en adelante desarrolla el contrapunteo entre preguntas y respuestas, incluye barras, recorre y lleva al límite el lenguaje, transgrede los artículos, los verbos y los sustantivos. En una ocasión, le pregunté a Juan sobre ello: “Ahora se da de otro modo, he vuelto a escribir con mayúsculas, puntos y comas... Eso fue producto de varias desesperaciones que vivía: el exilio, las muertes, toda una serie de cuestiones; el lenguaje me resultaba absolutamente insuficiente como ahora me resulta insuficiente. El lenguaje tiene límites terribles para decir determinadas cosas pero, justamente, creo que la poesía lo que trata es de interrogar, interrogando al lenguaje trata de decirlas. En ese entonces, por mi desesperación personal traté de buscarlas por ese lado cambiando el género a ciertas palabras, convirtiendo verbos en sustantivos y sustantivos en verbos. Era la búsqueda por darle salida a las obsesiones que tenía y que chocaban con las imposibilidades del lenguaje. Ahora no es que tenga esas obsesiones ni choque con esas imposibilidades pero busco por otro lado, es decir, creo que lo que se escribe es un largo fracaso por conseguir atrapar a la poesía. Se pueden escribir poemas, pero escribir poesía es otra cosa”.

Juan Gelman fotografiado en 2010. (Foto: René Soto)


III

“La memoria es memoria si es presente”: Gelman por Gelman

El 23 de abril de 2007, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, Juan Gelman pronunció uno de los más altos discursos de la lengua española y evidenció nuestra realidad latinoamericana: “Y los hombres no han logrado aún lo que Medea pedía: curar el infortunio con el canto. [...] Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Solo así es posible el olvido verdadero. La memoria es memoria si es presente”.

No te olvidamos, Juan. “Curamos el infortunio con el canto” para celebrar la dicha de tu amistad, la fortuna de tus lectores y tu inmensa humanidad. Porque “La memoria es memoria si es presente”.


*Pablo Montanaro: Juan Gelman. Esperanza, utopía y resistencia. Ediciones Lea, Buenos Aires.

**Citado en Cecilia González, et. al., Las armas y las letras. La violencia política en la cultura rioplatense desde los años 60 hasta nuestros días.

ÁSS

LAS MÁS VISTAS