La tercera cultura y los nuevos portales al mundo de la ciencia

Ciencia

Muchos científicos ahora comparten el conocimiento con la sociedad haciendo uso de un lenguaje más amplio, menos técnico. El proyecto Science Gateway marcará nuevos derroteros en la manera como se comunica la ciencia.

Vista aérea de las instalaciones del Science Gateway. (CERN)
Gerardo Herrera Corral
Ciudad de México /

Cuando John Brockman propuso en 1995 la necesidad de una “tercera cultura”, pensó en la importancia de sobreponerse al divorcio de las ciencias y las humanidades con base en una nueva filosofía. Una nueva cultura vendrá a superar la secular fractura de los mundos tradicionales. Esa visión fragmentada entre las artes, las humanidades y el conocimiento científico no es más apto para representarnos. Es necesaria una filosofía de la naturaleza que aborde los problemas físicos, biológicos, matemáticos, tecnológicos y los enmarque en las corrientes de pensamiento psicológico, antropológico, literario y artístico. Esta nueva mirada pasa por la comunicación.

La tercera cultura ha comenzado. Muchos científicos ahora comparten el conocimiento con la sociedad haciendo uso de un lenguaje más amplio, menos técnico. Destacadas mentes del mundo de la ciencia ahora divulgan, escriben libros y se orientan al público general. Este sector ha tomado la iniciativa de comunicar y quiere conversar con escritores, poetas y artistas.

Pero el nacimiento de la tercera cultura no solo se manifiesta en la nueva tendencia intelectual que supera la percepción parcelada de la realidad. También están surgiendo grandes infraestructuras de comunicación de la ciencia.

El proyecto Science Gateway representa la más imponente iniciativa de comunicación científica del momento. Se inaugura este 7 de octubre en el laboratorio más grande en la historia de la humanidad: el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares, CERN, que se encuentra en Ginebra, Suiza.

La arquitectura se asemeja a la Estación Espacial Internacional que orbita nuestro planeta. Fue diseñada por el prestigioso arquitecto italiano Renzo Piano autor también del Centro Pompidou en el corazón de París y de una sección en torno a la plaza de Postdam en Berlin, entre otros muchos.

El CERN es sede del Gran Colisionador de Hadrones, acelerador de protones y iones pesados que produce las colisiones a la más alta energía para investigar: el origen del Universo, la posible existencia de más dimensiones, la estructura elemental de la materia, la presencia de simetrías ocultas, la naturaleza de la materia oscura y el porqué de un Universo de materia sin antimateria aparente. Este laboratorio ya dio la respuesta a la pregunta sobre el origen de la masa. Fue aquí donde se descubrió al Higgs, la partícula faltante en la tabla de los elementos y que explica porque los objetos tienen masa resistiéndose al movimiento. Ese descubrimiento fue motivo del premio Nobel en 2013 pero no fue el único reto del gran experimento.

El CERN abre ahora las puertas de lo que será un portal científico para todo público. Con siete mil metros cuadrados de exposiciones, el edificio ofrece salas de conferencias, instalación de experiencias inmersivas, espacios para eventos y conferencias, etcétera. Las construcciones están conectadas por túneles que evocan las galerías subterráneas donde se aloja la instrumentación científica que representa la investigación fundamental más ambiciosa en el mundo de la física moderna.

Science Gateway marcará nuevos derroteros en la manera como se comunica la ciencia: “No será un museo sino un recorrido que permita entender la física moderna”, dicen los involucrados en el diseño de las exhibiciones, los paneles y dispositivos demostrativos.

El arquitecto Santiago Calatrava diseñó un complejo neofuturista en Valencia España conocido como la Ciudad de las Artes y la Ciencia. También construyó en Rio de Janeiro el Museo del Mañana, un espacio de reflexión que desde la mirada científica se confunde con el arte y la tecnología adentro de un gigantesco edificio alargado, inspirado en las bromelias del jardín botánico de la ciudad, es una estructura que casi flota en el mar, como un barco atracado en el antiguo puerto. “El edificio es el resultado de un diálogo consistente para que el edificio se vincule con la intención de ser museo del futuro”, dice el arquitecto.

En Ámsterdam, Renzo Piano diseñó el museo de ciencias “Nemo”, acrónimo de National Center for Science and Technology. La silueta verde cobriza evoca un barco listo para zarpar.

El Museo del Futuro de Dubai no es solo una maravilla arquitectónica, también será un centro intelectual y científico. En su fachada se muestra caligrafía árabe con un poema sobre el futuro de la humanidad.

Y como estos otros proyectos surgen en el mundo. Ahora unen diseño arquitectónico, concepto artístico y comunicación de conocimiento.

Seguiremos teniendo humanistas que rechazan la ciencia y científicos que se limitan a conversar con sus colegas, pero la transición está en camino.

México no se quedará atrás. La tercera cultura abre espacios y ya se discute la posibilidad de un proyecto que junta escritores con lo mejor de nuestra arquitectura y científicos que comunican planteando la construcción de espacios de reflexión a partir del conocimiento.

ÁSS

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