El pianista, narrador y ensayista Alberto Zuckermann publicó recientemente El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969 (FCE, 2022). En entrevista para MILENIO, el también autor de la novela autobiográfica Ah, los sesentas: ¡qué suerte de vivirlos! (Plaza y Valdés, 1995) dice que con este libro “Mi intención es dar a conocer muchas cosas que se desconocen o están olvidadas, como los festivales, lo que sucedía; músicos de los que ya no se habla, no hay ninguna luz sobre ellos, como Félix de la Mora, un gran pianista que está completamente olvidado”.
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Afirma que a través de esta y otras investigaciones: “Lo que yo hago es contribuir a poner luz sobre una época que creo que fue importante para el jazz en México, pero también deben darse a conocer los nuevos movimientos, lo que pasó en los 80 o los 90. Creo que hay algunos que estamos haciéndolo pero falta más información sobre lo que ha sido la historia del jazz en México y yo espero que mi libro en algo contribuya a ello”.
En su libro, el autor aborda un momento de esplendor para el jazz en nuestro país, cuando esta música tenía numerosos espacios para su interpretación y recepción por parte de un público quizá reducido pero sin duda completamente leal y enterado. Y el libro de Zuckerman lo muestra a través de sus recuerdos, indagaciones, materiales gráficos, entrevistas.
La labor de Zuckemann en favor del jazz ha sido constante. Por ejemplo, en 2014 publicó, en coautoría con Susana Ostolaza, El jazz en el Palacio de Bellas Artes, indispensable recuento de los grandes maestros de la música sincopada que han actuado en ese espacio desde el 22 de enero de 1962, cuando hizo su presentación el Sexteto de Chilo Morán, el célebre trompetista mexicano admirado por artistas de la talla de Wynton Marsalis.
El jazz en el Palacio de Bellas Artes es un prontuario en el que es posible encontrar alineaciones, fechas, carteles y programas de mano de funciones jazzísticas en Bellas Artes durante más de 60 años. Ahí están consignadas las presentaciones de figuras del bebop como Dizzie Gillespie, del cuarteto vocal Manhattan Transfer o de maestros del piano como Oscar Peterson o Dave Brubeck.
Divido en décadas, el libro brinda un panorama completo de todos y cada uno de los jazzistas, mexicanos y extranjeros, que han llevado su talento al llamado Palacio de Mármol, entre ellos están Chico O’Farril, Wynton Marsalis, Juan José Calatayud, Eugenio Toussaint, Claude Bolling y Chick Corea, el gran pianista y compositor muerto el 9 de febrero de 2021.
Zuckermann y Ostolaza han hecho un trabajo excepcional con este libro, es una investigación indispensable para conocer el rumbo que ha tenido en México la difusión de una música que va de la calma al arrebato, y que en Bellas Artes ha contado con la presencia de artistas como el mexicano Tino Contreras, el cubano Paquito D’Rivera o el genio francés Michel Petrucciani.
Al hablar de su trabajo en El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969, Zuckermann advierte que en este sexenio el jazz mexicano ha sido abandonado por las autoridades culturales del país, sin apoyos y sin presentaciones en el Palacio de Bellas Artes. Al contrario de lo que sucedía en otros tiempos, como consigna con Ostolaza en El jazz en el Palacio de Bellas Artes, durante el actual gobierno el jazz no ha sonado en Bellas Artes: “no se ha ofrecido ningún concierto, ni nacional ni internacional, nada, ni en la Sala Manuel M. Ponce. El jazz es una música de élite, un tanto marginal que no tiene la oportunidad de difundirse como la tienen otros géneros en nuestro país y necesita apoyo del Estado, de la Secretaría de Cultura. Es una obligación patrocinar a la cultura y creo que el jazz mexicano es alta cultura”, dijo en la entrevista. Y vaya que tiene razón.
AQ