¿Qué y cómo es el orgasmo femenino? ¿Se trata de una sensación semejante en todas las mujeres que llega sin aviso y se va de igual manera? ¿La mayoría llega al clímax o la también llamada muerte chiquita reclama a unos cuantos cuerpos del deseo? ¿Impacta solo en las parejas o también es un acto social, político y cultural?
La artista visual catalana Mireia Sallarès llegó a México hace más de 14 años con muchas preguntas en torno a ese momento cumbre de la respuesta sexual humana tan subjetivo como íntimo... al menos en apariencia.
Embarcada en la aventura, entrevistó a más de 30 mujeres de diversos estados de la República, de todas las edades, ocupaciones, niveles de escolaridad y estratos sociales. Frente a su cámara de video pasaron feministas, indígenas, matriarcas, artistas, académicas, madres de familia, mujeres transexuales, cantantes que le abrieron su mente y su corazón al hablar del orgasmo de una manera personal, sin reservas, en una búsqueda por encontrar las lógicas referentes al deseo, la vida en pareja, el gozo, pero también la violencia, el dolor, los machismos, los tabúes que los rodean.
Mientras hacía las entrevistas para que conformarían un documental, Mireia retrató a sus entrevistadas en sus entornos, posando cerca de un anuncio en neón de color rosa mexicano donde se lee el título de su proyecto: Las muertes chiquitas.
"El nombre lo tomé de una canción de Café Tacvba que escuché cuando llegué por primera vez a México. La letra dice: dame la muerte chiquita, antes del último sueño, y ¿quién no querría morirse, llegado el momento, durante un orgasmo? En la portada de la primera edición del libro que acompañó al documental y a las fotografías aparece la lírica, como apertura para una serie de historias no solo del orgasmo, sino también de muchas cosas, porque la historia de la humanidad se podría explicar con lo que se ha hecho con el cuerpo placentero de las mujeres: empiezas a hablar de orgasmos y terminas hablando de colonialismo, capitalismo, fraude electoral, democracia, propiedad privada, racismo y suma y sigue, familia, dinero y poder”, explica la ahora maestra de artes en París.
Así se conformó su propuesta multidisciplinaria que tuvo un importante apoyo de mujeres del barrio de Tepito y sus familias, pues Mireia realizó en esa zona de la Ciudad de México diversos trabajos para fortalecer el empoderamiento femenino en 2009.
LA NUEVA EDICIÓN
Una década después, la editorial española Arcadia reedita el libro porque, como explica Sallarès, el tema está en el candelero: "Una amiga me dice: es como si Las muertes chiquitas hubieran ayudado a crear un movimiento internacional".
La nueva versión es más breve; se eliminó la traducción al inglés de varias partes, así como fotografías de carteles y documentos de antaño, conservando la fuerza de los testimonios, al igual que los retratos a color de aquellas que se animaron a hablar.
Entre los temas que abundan en las declaraciones se encuentran la sensación de tener un orgasmo, la edad en que se llegó a él, su ausencia, lo que los hombres creen sobre el clímax, las mujeres contra las mujeres en una época en donde aún no se hablaba de sororidad, la violencia machista, el patriarcado, la idea personal del amor, el cuerpo, la maternidad, el miedo.
"Veo cuánto sufrimiento hay en las mujeres, cuánto dolor, así sean proletarias, pobres, ricas, educadas. Lo que me llama mucho la atención en términos dramáticos es que nos volcamos en torno a un hombre... y el hombre está en otra cosa", explica una de sus entrevistadas, mientras que otra abunda: "Y el sistema controla el placer. Eso es horrible: ¡imagínate si no te pueden controlar con eso!”.
Cuando Mireia llegó a México buscaba respuestas en buena medida porque le tenía pavor a la muerte, e identificar al orgasmo con eso le generaba mucha curiosidad. Explica: "Tuve mi primer orgasmo a los 27 años, bastante tarde; ya había tenido muchas relaciones sexuales y pensaba que jamás los iba a sentir. Nunca sufrí de violencia sexual, sin embargo, no sabía cómo tener control real de lo que sentía".
Hacer todas esas entrevistas le sirvió para escuchar otras voces, para buscar en las palabras y, enfrentada a un espejo, responder sus propias inquietudes: "Antes de terminar el proyecto logré tener un orgasmo por mí misma, que es el que no había conseguido, y me pareció algo fundamental”.
El libro se consigue en Amazon o se solicita en la página de la editorial Arcadia. El documental podrá ser visto en México próximamente, a través de un código integrado en la solapa del ejemplar, en cuanto se den los permisos pertinentes.
“Precisamente porque el orgasmo es un espacio en donde puede haber mucha violencia, es el espacio de resistencia para las mujeres. Es desde el placer que hay que resistir pues, como se dice en Las muertes chiquitas, los orgasmos, como la tierra, son de quienes los trabajan”, finaliza Sallarès.
VMB